Ayuda de Impacto: madre hispana teme ser deportada junto a su hijo que está bajo tratamiento médico
Una mujer necesita ayuda para el sustento de su familia mientras uno de sus hijos recibe un tratamiento anhelado desde que era un bebé en su natal Honduras, tras ser diagnosticado con insuficiencia renal.
Eduardo Pérez Hernández llegó con tres años cumplidos a Estados Unidos junto a su madre Kenia Hernández y su hermana mayor, y desde entonces ha tenido que convivir con su diagnóstico.
Para su fortuna y la de su madre soltera, Eduardo comenzó a recibir a principios de este año un tratamiento de diálisis en un hospital de Houston, Texas, durante tres días a la semana.
Sin embargo, la vida de esta familia cambió de manera radical a principios de mayo, cuando Hernández y Eduardo, ahora de 14 años, regresaban por carretera tras visitar a unos familiares en el sur de Texas.
En un punto del trayecto, madre e hijo fueron detenidos por un oficial que determinó la existencia de una orden de deportación contra la mujer, por lo que fueron entregados a oficiales de inmigración; horas después, ambos ya habían sido enviados a México.
“No le hallaba sentido a nada”, recuerda Hernández entre lágrimas, las mismas que sacó aquel día en el puente fronterizo de Piedras Negras, Coahuila, donde habían sido dejados.
Mientras trataba de imaginar qué hacer y ante el miedo de su hijo que le decía no querer morir, Hernández asegura que Dios le dio una mano cuando una mujer se les acercó para ofrecerles comida y techo.
Una vez que estuvieron a salvo, Hernández -quien tiene otros cuatro hijos- logró comunicarse con los médicos de su hijo en Houston, a quienes les dijo que el adolescente comenzaba a tener vómito, dolor de cabeza y constantes mareos, debido a que no recibía el tratamiento que necesitaba.
Los doctores, conscientes de que la vida del menor corría peligro, aron al congresista Al Green para pedirle que hiciera lo posible para que madre e hijo volvieron a Texas para continuar con el tratamiento de Eduardo.
Tras nueve días de duras negociaciones, las autoridades les otorgaron un permiso temporal y humanitario para que viajaran de inmediato al hospital donde el adolescente continuó con su tratamiento.
A pesar de que su hijo ya está recibiendo las diálisis que necesita, ahora Hernández pide ayuda económica porque no ha podido encontrar trabajo durante todas estas semanas para poder sustentar los gastos cotidianos de su familia.
Hernández también teme lo que pasará con ellos cuando el plazo del permiso humanitario caduque y la obliguen a regresar a Honduras.
“Tenemos que apelar al gobierno y a los jueces para hacerles entender que Eduardo tiene que estar aquí para recibir su tratamiento, porque deportarlo es una sentencia de muerte”, dice Naimeh Salem, abogada de inmigración que ayudó a la familia.
Para todos aquellos que quieran ayudar a esta familia se ha abierto una cuenta en GoFundMe a nombre de Eduardo A. Pérez Hernández.