Lo que hizo Colombia para superar la epidemia de zika

Bogotá, Colombia.- “Somos el primer país del continente americano en declarar el cierre de la epidemia. Y podemos hacerlo gracias al sistema de vigilancia epidemiológica que hemos tenido”. Con esas palabras, el viceministro de Salud Pública y Prestación de Servicio, Fernando Ruiz Gómez, anunció en una rueda de prensa reciente el fin de la epidemia del zika en el país: aunque se han registrado un total de 99,271 casos, el promedio semanal de reportes nuevos ya está por debajo de los 700 casos, lo que quiere decir que ya ha disminuido considerablemente la posibilidad de contagiarse con el virus.
Así, ha quedado sin efecto la recomendación de que las madres residentes de zonas de clima tropical pospongan sus planes de embarazarse, al igual que las barreras de circulación para viajeros.
“El pico más alto lo tuvimos en la primera semana de febrero 2016, cuando se conocieron 6,312 casos de zika, 1,644 de ellos en mujeres gestantes. Del total de pacientes fueron confirmados por laboratorio 8,826 casos y el resto por sospecha clínica. Y, hasta ahora, no tuvimos ningún fallecimiento como consecuencia del virus, aunque sí hubo algunas muertes de personas que tenían otras enfermedades de alta morbilidad y además contrajeron el zika”, detalló el viceministro colombiano.
Ahora el virus en el país se encuentra en una fase endémica en la que se considera superado el brote, pero no se descarta que sigan presentándose nuevos casos, incluso que se regrese a una fase de epidemia si llegaran a aumentar los casos de manera considerable. Por eso hay siete municipios donde la vigilancia se mantiene, porque aún cuentan con números crecientes de casos.
En comparación con otras epidemias como dengue y chikungunya, Ruiz Gómez explico que el zika tuvo una progresión mucho más rápida. Entró por Turbaco, en el departamento de Bolívar, en la zona de la Costa Caribe, en octubre de 2015, y en enero de 2016 ya había personas contagiadas en 175 municipios del país, siendo las zonas con mayor índice de casos: Barranquilla, Santa Marta, Cartagena, Montería, Girardot, Neiva y Cúcuta.
Pero por debajo de los 2200 msnm (metros sobre el nivel del mar) había 900 municipios que eran susceptibles de que se desarrollara el virus, donde viven cerca de 26 millones de colombianos. Y por eso los organismos de salud nacionales calcularon que durante la epidemia se podrían reportar entre 450,000 y 600,000 casos, pero tuvo impacto mucho menor a lo esperado porque apenas llegaron a conocerse unos 100,000 casos. Sin embargo, puede haber un subregistro o casos no reportados que hay que tener en cuenta.
Por su parte, el Instituto Nacional de Salud en Colombia hizo seguimiento a 17,730 mujeres embarazadas que probablemente contrajeron el virus y se presentaron 350 casos de niños recién nacidos con Síndrome de Guillain-Barré asociados al zika. Otros 450 bebés con este diagnóstico forman parte de la cifra común que se presenta en el país como consecuencia de otros factores genéticos o ambientales.
Se mantiene un rezago por los 9 meses de gestación y se presume que entre agosto y septiembre pueda haber una fase creciente de microcefalia en neonatos relacionada con el brote del virus. Por eso el seguimiento de estas gestantes se mantiene.
¿Qué medidas se tomaron?
Con la confirmación de la circulación del virus del zika en Brasil, en mayo 2015, Colombia puso en marcha un plan de respuesta para hacer frente a la alerta epidemiológica, a través de acciones de vigilancia ejecutadas por el Instituto Nacional de Salud. Martha Lucía Ospina, directora general del INS explica que lo primero fue evaluar y fortalecer la capacidad diagnóstica de la red de hospitales públicos, hacer estimaciones estadísticas de los posibles escenarios a los que se enfrentaría el país, comunicar a la población los posibles riesgos a enfrentar en el corto plazo y reforzar los planes territoriales de control de vectores, mediante acciones comunitarias para eliminar criaderos y reubicación de desechos sólidos.
Cuando se supo de la alerta que relacionaba la microcefalia y el Síndrome Guillain-Barré con el virus, se hizo un ajuste al plan de acción con la intención de:
- Intensificar la vigilancia de casos y complicaciones neurológicas y congénitas.
- Alertar a la población a través de los medios de comunicación sobre las complicaciones que podría generar la enfermedad.
- Se giraron instrucciones a los servicios de salud para la clasificación de embarazos de alto riesgo y para el manejo de los casos de microcefalia.
- Y se emitieron recomendaciones de salud pública que hacían un llamado a que las parejas pospusieras los planes de embarazo hasta que se superara el brote, no viajar a zonas tropicales ubicadas por debajo de los 2200 metros sobre el nivel y medidas especiales para control del mosquito con fumigación selectiva.
Los protocolos de acción del INS detallan que la vigilancia se realizó en los 900 municipios del país con clima tropical, a través de las historias clínicas registradas en los hospitales, visitas epidemiológicas de campo, registros individuales de las instituciones prestadoras de salud, comprobación de los rumores de brotes y casos denunciados en los medios de comunicación, y también en la revisión de los certificados de defunción.
El documento refiere además otras acciones como el control en los servicios de sanidad portuaria y aeroportuaria en los que se recomienda prestar atención a los antecedentes epidemiológicos de viaje, pedir la colaboración de la ciudadanía en general para reducir la presencia del mosquito transmisor y evitar la picadura, mediante la eliminación de los criaderos, uso de repelentes, el uso de prendas de vestir con manga larga y pantalón, toldillos y mallas en puertas y ventanas, así como la limpieza y mantenimiento de tanques de almacenamiento de agua.
Las percepciones
Carlos Trillos es médico epidemiólogo especialista en salud pública y dijo que este no es momento de bajar la guardia ni relajarse, porque el zika llegó a Colombia para quedarse. El cierre de la etapa de brote epidémico debe reducir el estrés colectivo y la paranoia, pero no implica dejar de vigilar y de promover las medidas preventivas en la población.
“Son muchas las variables que interfieren en los ciclos de las epidemias, y la vigilancia es sin duda una de las más importantes para el control. En ese sentido, pienso que el hecho de que Colombia resultara ser el segundo país con mayor número de casos en el continente, no sólo tiene que ver con condiciones ambientales y poblacionales, sino también puede relacionarse con un sistema de vigilancia muy robusto. Entonces, como había más supervisión también había más reportes. Pero no descarto que países como Perú o Venezuela hayan tenido igual o mayor número de casos pércapita que en Colombia, pero es posible que sea débil la vigilancia y los casos no se conozcan en su totalidad”, opinó Carlos Álvarez, infectólogo y miembro de la Academia Colombiana de Medicina.
De hecho, Trillos comentó que hubo departamentos con menos recursos en zonas tropicales del país que reportaron muy pocos casos y es lógico pensar que no fue porque no existieron sino porque no los vigilaron.
Álvarez precisó que el hecho de que no existan vacunas ni tratamiento para los síntomas ocasionados por el zika tiene que ser suficiente motivación para promover el enfoque preventivo con un cambio de percepción en el autocuidado de la gente. Y no desfallecer en las medidas de prevención y control de las epidemias, porque precisamente uno de los frutos del subdesarrollo es la falta de continuidad en los procesos.
“Estamos en un mundo globalizado y esa integración no se reduce al intercambio de mercancías o de datos, también incluye la transmisión de virus y vectores con gran facilidad. Por eso, la forma de hacerles frente también debe ser global, y no con acciones aisladas de una región o un país”, dijo Álvarez.