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En tiempos de Stormy Daniels, Mónica Lewinsky pide el fin de la "cultura de la humillación"

En un encuentro sobre seguridad profesional la exempleada de la Casa Blanca, que protagonizó en 1998 un escándalo al conocerse su romance con el presidente Bill Clinton, pidió que se detenga el señalamiento público como un "deporte sangriento".
27 Mar 2018 – 06:36 PM EDT
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A sus 44 años, Mónica Lewinsky se ha convertido en una activista contra el cyberbuylling y la cultura de la vergüenza. Crédito: Getty Images

La Casa Blanca parece de nuevo asaltada por el escándalo de una supuesta infidelidad y justo en el momento en el que la actriz Stormy Daniels, protagonista de las denuncias, captura la atención de los medios y los políticos por contar los detalles de su supuesto romance con Donald Trump, el clamor que ha hecho Mónica Lewinsky para que “se pare la cultura de la humillación” parece más pertinente que nunca.

“Necesitamos una revolución cultural. El señalamiento público como un deporte sangriento tiene que parar. Necesitamos regresar a ese valor de la compasión, la compasión y la empatía”, dijo enfática la ex empleada de la Casa Blanca que en 1998 se vio involucrada en un gran escándalo cuando se reveló su romance con el entonces presidente Bill Clinton.

En una intervención que hizo el martes en un encuentro de la Asociación Internacional de Privacidad Profesional, Lewinsky recordó los duros momentos que tuvo que vivir cuando se supo toda la historia, al punto que su madre tenía que vigilar el baño para que ella no se quitara la vida. “Lo perdí todo, casi pierdo también mi vida. No hay un solo día en el que no recuerde ese error. Me arrepiento diariamente”, confesó.

Su llamado fue justamente direccionado a que “más vergüenza” no funcione como una estrategia para traer más seguidores o más clicks. “A la edad de 22 años me enamoré de mi jefe. A los 24 entendí las devastadoras consecuencias”, dijo Lewinsky quien le pidió a los que la escuchaban que levantaran la mano si alguna vez se habían arrepentido de algún error. Después de ver un buen número de manos levantadas les pidió que la dejaran arriba todos aquellos cuyos erros había sido conocidos por el mundo entero. El auditorio se mantuvo en silencio.

“Fui catalogada como una vagabunda, una fulana, una zorra, una puta, una fácil y, por supuesto, como “esa mujer” (como Clinton se refirió a ella públicamente). Fui vista por muchos, conocida por pocos”, expuso Lewinsky que ahora a sus 44 años ha decidido salir a recontar su historia al punto incluso de replantearla a la luz del movimiento #MeToo como un abuso del poder.

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