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Trasplantes

Estos gemelos necesitaban un trasplante de hígado, pero solo uno de ellos pudo salvarse

Todo comenzó con un dolor en el ligamento de la pierna de Nicholas. De ahí en adelante, la familia ha batallado con una cirrosis hepática que no esperaban como diagnóstico en un par de sanos adolescentes.
22 Mar 2018 – 06:55 PM EDT
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En la foto, los gemelos Nick y Devin con su madre. Fue publicada en la red social de la familia el 15 de marzo pasado. Crédito: Facebook de la familia Coats.

En marzo de 2017 comenzó una pesadilla para los gemelos Devin y Nicholas Coats, de 18 años. Ambos fueron diagnosticados con una severa cirrosis hepática y comenzó una carrera a contrarreloj para la familia.

Devin logró recibir un trasplante de hígado este año, pero Nicholas no tuvo la misma suerte. Le tocó entrar en una lista de espera y en ese tiempo desarrolló un agresivo tipo de cáncer.

"Si mi hijo no hubiera tenido que esperar por la falta de donantes de hígado en el país, hubiera podido haber sido trasplantado antes de que el tiempo le permitiera al cáncer de hígado desarrollarse", escribió la madre Margi Coats en la cuenta de Facebook en la que documentó el caso. Nicholas murió el pasado 19 de marzo por la noche, poco después de las 8:30 pm. "Mi niño Nick batalló fuerte para tener un nuevo chance de vivir. Fue fuerte y valiente", informó en otra publicación.


Como era de esperarse, su gemelo Devin quedó destrozado por la muerte del hermano. "Él buscará a Nick y la realidad le golpeará duro (...) Hoy y todos los días serán duros para él", escribió la mamá.

En Estados Unidos, hay más de 116,000 personas esperando por un órgano, según datos de agosto de 2017 publicados por el Departamento de Salud. Más de 80% esperan por un riñón y 12.3% por un hígado. Del total que se encuentra esperando para poder realizarse un trasplante, 20 mueren a diario.

Nicholas y Devin nacieron el 20 de octubre de 1999 como gemelos idénticos. Su mamá los recuerda como unos "bebés hermosos" y unos adolescentes saludables. La cirrosis que presentaron no está relacionada con causas típicas como el alcohol sino con una mutación genética en el ADN de los chicos.

Según la Clínica de Mayo, la cirrosis ocurre en respuesta a un daño en el hígado. "Cada vez que tu hígado sufre una afección, trata de repararlo por sí mismo. En el proceso se forma un tejido cicatricial. Mientras más avanza la cirrosis, se forman más y más cicatrices que dificultan que el órgano cumpla con sus funciones". Una descompensación de este órgano puede poner en peligro la vida. Sus daños son irreversibles, explica el centro.

El inicio: un dolor de pierna

La trágica historia comenzó para los Coats en marzo del año pasado, cuando Nicholas se encontraba en la escuela y debió llamar a su madre por un dolor en la parte trasera de su pierna, tan fuerte que apenas lograba sentarse en su pupitre, contó la mujer en la página GoFundMe.com en la que solicitó apoyo económico. Ella pensó que se trataba de un dolor relacionado con su crecimiento. Pero al ver que se quejó durante toda esa noche y que volvió a llamarla a la mañana siguiente desde la escuela llorando, se preocupó. "Me fui de mi trabajo y lo llevé a la sala de emergencias", recuerda la madre.

Tras realizarle distintos exámenes médicos llegó el resultado: sus plaquetas estaban muy bajas, más de lo habitual, pero aún no encontraban la relación entre eso y el irritable dolor en el ligamento de su pierna. Fueron transferidos entonces a otro especialista: "No pueden imaginar el miedo que tuve cuando el médico me dijo que debía ver a un hematólogo. De inmediato pensé en un cáncer en la sangre". La madre informó entonces al médico de que su hijo Nick tenía un gemelo y la recomendación fue evaluarlos a ambos. Así lo hicieron con distintos especialistas del hospital de niños.


El resultado: Devin también tenía las plaquetas bajas. "Supimos que algo estaba mal", recuerda.

En la página de Facebook de la familia hay numerosas fotos de los hermanos. A juzgar por las imágenes lucen como un par de gemelos con mucha empatía. Hay fotos de ellos, saludables, chocando las manos, abrazados y con su madre, compartiendo sonrisas cómplices; también de Devin empujando la silla de rueda de su hermano. También hay fotos de los últimos momentos de Nicholas, de sus últimas fiestas, días de playa y tardes en familia comiendo camarones.

El peor diagnóstico

Con un resultado tan desalentadoramente similar, ambos hermanos fueron sometidos entonces a ecografías de abdomen. Allí descubrieron que sus hígados estaban más grandes de lo normal y decidieron hacerles una biopsia que resultó en el diagnóstico de cirrosis. De allí en adelante, decidieron evaluarlos cada dos meses y todo iba "bien", dice la madre en la cuenta de recaudación de fondos. Pero una noche Nicholas llegó del trabajo con un dolor insoportable y terminaron nuevamente en la emergencia.

Era 31 de agosto de 2017, una fecha que la madre asegura nunca olvidará. Fue justo el día en que los médicos le dijeron que aquel dolor inaguantable se explicaba en un agresivo cáncer de hígado. Con la noticia, la mujer no pudo más que llorar y pedirle explicaciones a Dios: "Era todo lo que podía hacer para no caer de rodillas completamente devastada".

Luego de una semana de hospitalización, el médico entró a la habitación para explicar la gravedad del cáncer. Le dijo al joven, recuerda la madre: "Nick, ¿qué es eso que quisieras hacer en el futuro cercano?". Él le respondió: "Quiero cruzar el escenario y graduarme". El médico le prometió que haría todo para que eso ocurriera. Pero no pudo cumplir su promesa, pues el joven falleció.

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