"Su sacrificio salvó vidas": víctima del tiroteo en universidad tacleó al atacante y salvó a sus compañeros
Riley Howell, de 21 años, murió haciendo exactamente lo que las autoridades enseñan a los estudiantes a hacer en caso de un tiroteo en sus centros educativos: si no pueden correr ni esconderse para protegerse, tienen que luchar contra el atacante. Howell fue una de las dos vítimas mortales del tiroteo en la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte, donde otras cuatro personas resultaron heridas.
Pero con su muerte, este joven salvó vidas, según el jefe policial Kerr Putney, quien este miércoles ofreció detalles sobre lo ocurrido el martes en esa universidad.
Era el último día de clases y unos 30 estudiantes estaban en las presentaciones de fin de año de la clase de antropología cuando un exalumno de la institución de 22 años entró armado con una pistola y abrió fuego contra los presentes en el aula. Fue cuando Howell corrió hacia él, "tomó al atacante por los pies" y lo derribó, salvando a otros de recibir los disparos, pero "perdió su propia vida en el proceso", explicó Putney.
En un comunicado de prensa de la universidad se informó que todas las víctimas fueron estudiantes, cinco de Carolina del Norte y uno extranjero. Dos de ellos murieron: Howell y Ellis R. Parlier, de 19 años. Los heridos son Sean Dehart, de 20; Drew Pescaro, de 19; Emily Houpt, de 23; y Rami Alramadhan, de 20 y originario de Arabia Saudita.
Fueron menos las víctimas mortales gracias a la rápida reacción de Howell, que hace parte del entrenamiento que da la Policía a personas sobre qué hacer en tiroteos, de acuerdo al jefe policial de Charlotte-Mecklenburg. "Tú vas a correr, esconderte y protegerte o vas a pelear contra el atacante. Él es un joven de contextura atlética y peleó contra el atacante. Desafortunadamente, él tuvo que dar su vida para hacerlo, pero su sacrificio salvó vidas", aseguró.
El padre de la novia del joven, Kevin Westmoreland, dijo a los medios que el hecho de que él hubiera derribado al atacante no era sorpresa, pues dice que era un joven compasivo que hubiera sido un gran bombero o paramédico.
"Si Lauren hubiera estado con Riley, él se hubiera puesto en frente de un tren si hubiera tenido que hacerlo", dijo Westmoreland mencionando a su hija, de quien la víctima era novio hace casi seis años.
En un comunicado, la familia de Howell lo recordó como una persona de gran corazón, amigable y a quien le gustaba ayudar a los demás, como quedó demostrado con su acción heroica durante este tiroteo. "Él era capaz de poner los demás delante de él y nunca dudaba en ayudar a quien lo necesitara", señalaron.
"Solo entré a un salón y le disparé a los chicos"
De momento no se conoce el motivo del ataque perpetrado por el sospechoso Trystan Andrew Terrell, quien la portavoz de la universidad, Buffy Stephens, dijo que estuvo inscrito el semestre pasado pero se retiró este año.
El jefe de la Policía del campus, Jeff Baker, dijo que Terrell no estaba en su radar como una posible amenaza.
"Solo entré a un salón y le disparé a los chicos", dijo el joven a los reporteros el martes cuando los policías lo llevaban esposado.
Terrell, de 22 años, fue fichado en la prisión del condado de Mecklenburg bajo dos cargos de homicidio, cuatro de tentativa de asesinato, de posesión y accionar un arma en propiedad escolar y ataque con un arma letal.
El jefe policial Putney dijo que el sospechoso no parecía haber tenido un objetivo en particular, sino que disparó deliberadamente en el edificio que eligió al azar. Pero hasta el momento no ha explicado por qué.
Su abuelo, Paul Rold, quien vive en Arlington, Texas, dijo este miércoles a la agencia AP que ni su padre ni su abogado han podido hablar con él. "Su padre no tiene la menor idea sobre lo que pasó o por qué pasó", aseguró Rold.
El hombre añadió que su nieto estaba dentro del espectro autista, pero era "tan inteligente como podía ser" y brillante lo suficiente para aprender otros idiomas. Sin embargo, afirmó que Terrell no era muy sociable.
El atacante usó un arma que fue comprada legalmente, según las autoridades.
En una clase a unas pocas aulas de distancia donde ocurrió el tiroteo, Krysta Dean estaba a punto de presentar un proyecto de investigación cuando escuchó a alguien gritar "pistolero". La estudiante se metió debajo de una mesa junto con sus compañeros.
"Cuando estaba sentada en el piso, lo único que me pasaba por la cabeza era que podría recibir una bala en mi cabeza, que podría morir hoy", comentó. "Mi mayor miedo era la realidad de alguien y hay padres que nunca podrán volver a abrazar a sus hijos de nuevo".
Una vigilia por las víctimas estaba programada para este miércoles en la noche.
