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11 muertos tras un tiroteo en una sinagoga en Pittsburgh que es investigado como un crimen de odio

El presunto atacante ya fue detenido. Las autoridades hablaron de al menos seis personas lesionadas por las balas, cuatro de ellos policías. El FBI tomó la sinagoga e investiga lo ocurrido como un crimen de odio.
27 Oct 2018 – 11:16 AM EDT
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Una persona entró este sábado disparando contra un grupo de judíos reunidos en una sinagoga de Pittsburgh en la que se celebraba el Shabbat. Las autoridades informaron a medios que el ataque dejó 11 muertos y seis heridos de bala. El sospechoso fue detenido minutos después y trasladado a un hospital de la zona.

El director de Seguridad Pública de Pittsburgh, Wendell Hissrich, precisó esta tarde en una rueda de prensa el número de fallecidos. Más temprano, dijo que la escena era "bastante horrorosa, de las peores que he visto en mi vida". Aseguró que entre los heridos hay cuatro policías.

Hissrich precisó que el incidente será investigado por las autoridades federales como un crimen de odio. Por eso, la sinagoga fue tomada por el Buró Federal de Investigaciones (FBI), quien hará las pesquisas.


Bob Jones, agente del FBI a cargo de las indagaciones, aseguró a la prensa que en los próximos días revisarán la casa, el vehículo y las redes sociales del atacante. "Creemos que actuaba solo", aseguró. Dijo además que al ser detenido llevaba consigo un rifle y tres pistolas cuyo calibre no pudo precisar.

En un comunicado del Departamento de Justicia, el fiscal general Jeff Sessions, apuntó que el atacante será procesado, entre otros, por crimen de odio y otros cargos federales, que podrían condenarlo a pena de muerte.

"El odio y la violencia sobre la base de la religión no pueden tener lugar en nuestra sociedad", dijo Sessions.

Scott Brady, fiscal por el Distrito Oeste de Pennsylvania, informó que su oficina trabaja con las autoridades en el caso. "Fue una escena terrible de ver".

Los fiscales presentaron 29 cargos contra el atacante, por cometer delitos federales contra los derechos civiles, obstruir el ejercicio de creencias religiosas que resultaron en la muerte, usar un arma de fuego para cometer un asesinato durante un crimen violento, lesiones a oficiales de seguridad pública, y además 11 cargos de homicidio criminal, seis cargos de agresión agravada y 13 cargos de intimidación étnica.

El doctor Don Yealy, del departamento de Emergencias del hospital de la Universidad de Pittsburgh, confirmó que dos de los heridos —una mujer de 26 y un hombre de 60 años— se encuentran en estado de gravedad, uno de ellos con un disparo en el abdomen.

Autoridades en el lugar dijeron a la televisora CNN que al menos 12 personas recibieron disparos en el incidente y que durante su enfrentamiento con la policía, el atacante, identificado como Robert Bowers, de 46 años, gritó consignas antisemitas.

En la rueda de prensa, explicaron que Bowers intentaba salir de la sinagoga cuando se encontró con un oficial y fue herido.

Lo ocurrido

Un miembro de la sinagoga que se encontraba en el edificio durante el tiroteo contó al diario local Tribune-Review que escuchó ráfagas de disparos en el lobby. "Había servicios en la capilla cuando sentimos un ruido fuerte en la zona de la entrada", dijo Stephen Weiss a la web. "Me di cuenta que eran disparos".

Dos personas fueron a ver de qué se trataba, pero él se escondió en la zona trasera de la sala y escapó.

El tiroteo ocurrió en la sinagoga Árbol de la Vida, en el vecindario Squirrel Hill. Eran las 9:54 de la mañana, explicó Hissrich esta tarde. Un minuto después las autoridades fueron notificadas y respondieron al incidente. Fue entonces cuando Bowers se encontró con policías especiales mientras intentaba escapar y se dio el enfrentamiento.

Michael Eisenberg, exdirector de la sinagoga, dijo a CNN temprano que el ingreso y la salida del lugar era sencillo pues las puertas abren fácilmente y no tienen oficial de seguridad resguardando la entrada. Contó que había tres servicios a la hora en la que ocurrió el suceso y que incluso él mismo se dirigía a participar en uno.


La página web de la sinagoga, que puede albergar hasta 1,250 personas, muestra en su calendario que esta mañana desde las 9:45 am y hasta el mediodía celebrarían el Shabbat, como todos los sábados.

Eisenberg supo de uno de sus compañeros que logró escapar, pues cuando se escucharon los disparos él estaba en el baño y pudo salir corriendo por la facilidad con que se abren las puertas de la sinagoga.

El fiscal general de Pennsylvania, Josh Shapiro, dijo que el atacante "reclamó por vidas inocentes", durante una ceremonia de nombramiento de un niño.

Cuando apenas se conoció la noticia, las imágenes de televisión mostraron a funcionarios policiales y de fuerzas especiales corriendo por la zona, así como varias ambulancias.

Algunos vecinos se acercaron al lugar. Uno de ellos fue Jeff Finkelstein, director ejecutivo de la Federación Judía de Pittsburgh. Aunque no asiste comúnmente a esta sinagoga, explicó que en el edificio funcionan varias congregaciones y que en un sábado cualquiera, a la hora en que ocurrió el tiroteo, podía haber al menos 50 personas reunidas para el servicio.

Las reacciones

El presidente Donald Trump primero reaccionó en su cuenta de Twitter. Más tarde, desde la Base Andrews, en Maryland, lamentó que en la sinagoga no hubiesen tenido más seguridad para evitar la entrada del atacante.

"Ves esto pasar una y otra vez. Es una lástima", dijo el mandatario al sugerir que podían ser necesarias leyes de pena de muerte más fuertes para este tipo de casos.

El gobernador Tom Wolf catalogó lo ocurrido como una "tragedia absoluta".

Y la hija del presidente, Ivanka Trump, también reaccionó a lo ocurrido: "Estados Unidos es más fuerte que los actos de odio depravado y de antisemitismo", escribió en su cuenta de Twitter.

El vicepresidente Mike Pence también condenó el tiroteo desde un evento al que asistía en Las Vegas. Lo consideró una "agresión a la libertad de credo". "No hay espacio en Estados Unidos para la violencia y el antisemitismo".

En los últimos años, han ocurrido distintos tiroteos dentro de centros de culto en Estados Unidos. El peor se registró apenas meses atrás, en noviembre de 2017 en Texas: un joven entró disparando a una iglesia bautista en Sutherland Springs, en el sureste de San Antonio, y mató a 26 personas. En este caso los motivos del atacante para cometer el ataque no fueron religiosos sino personales, pues tenía problemas con su suegra.

En 2015, otro tiroteo se dio dentro de una iglesia metodista en una comunidad negra en Carolina del Sur. Nueve personas fallecieron y en este caso, su atacante sí tuvo motivaciones raciales.

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