Un meteorito atravesó el techo de su casa y luego cayó en su almohada mientras dormía
Ruth Hamilton, habitante de la Columbia Británica canadiense, se despertó de pronto en medio de la noche con los ladridos de su perro y el sonido de una explosión. Cuando encendió la luz notó que había un agujero en el techo y pensó que un árbol se había caído sobre su casa.
Eran las 11:35 pm y llamó al 911. Pero mientras hablaba por teléfono con el operador, notó un objeto color gris entre sus almohadas.
"Oh, Dios mío, hay una piedra en mi cama", recordó Hamilton haberle dicho al operador, según un reporte de The New York Times.
Era una piedra de 2.8 libras, del tamaño del puño. Inicialmente cuando llegó la policía a su casa, un oficial le sugirió que la roca podía provenir de una explosión controlada en obras cercanas, pero esa noche los trabajadores no habían hecho ninguna voladura.
Entonces el oficial especuló con que podía tratarse de un meteorito. Y en efecto, esa noche, otros habitantes de Holden, una pequeña ciudad de 3,700 habitantes a unas 440 millas al este de Vancouver, reportaron haber escuchados dos fuertes explosiones y haber visto una bola de fuego zurcando el cielo. Algunos incluso la grabaron en video.
Por muy poco, la roca no le cayó en la cabeza, aunque sí cayeron restos de yeso del techo sobre su cara. Tras el susto, Hamilton no consiguió dormir el resto de la noche y se sentó en una silla tomando té, mientras contemplaba la piedra en su almohada.
Al principio pensó en no contarle a nadie, dijo al Times, pero luego avisó a los investigadores de la Universidad de Western Ontario, quienes confirmaron que la roca era un meteorito "de un asteroide".
"Mis nietas pueden decir que su abuela casi muere en su cama por un meteorito", dijo la mujer.
Esa noche cayeron dos, uno en casa de la señora Hamilton y otro a menos de una milla, que cayó en un campo. Los investigadores consiguieron encontrarlo triangulando su ubicación a partir de las fotografías y videos que lograron grabar las rocas cayendo y que fueron hechos por residentes del lugar.
Aunque pueden estar fríos al tacto cuando tocan el suelo, en su caída los meteoritos se calientan y pueden alcanzar hasta los 2,000 grados Celsius (más de 3,600 grados Fahrenheit).
Uno en 100,000 millones
Cada día caen rocas desde el espacio, pero muchas veces no son lo suficientemente grande y se desintegran en la atmósfera. Otras veces, en cambio, logran atravesarla y caen, muchas veces en el mar o en campos. Pero también hay casos de viviendas sobre las que han caído meteoritos.
Sin embargo, las probabilidades de que caiga un meteorito en tu casa, atraviese el techo y caiga en tu cama es de aproximadamente una en 100,000 millones, dijo al Times el profesor Peter Brown, del equipo de investigadores de la Universidad de Western Ontario.
En 1982, por ejemplo, un meteorito de seis libras se estrelló contra una casa en Wethersfield, Connecticut, y atravesó los techos tanto del segundo como del primer piso de la vivienda, luego rodó hacia la sala, pasó a través de una puerta y entró al comedor.
Algunos de estos meteoritos que recogen las personas acaban en museos o incluso, se venden en eBay y páginas similares. En febrero de este año, Christie's realizó una subasta con meteoritos raros, en la que recaudó más de $4 millones.