México ocupa el primer lugar en la práctica del 'sexting' en América Latina

Un estudio de una empresa de investigación digital revela que México es el país latinoamericano donde se envían más contenidos de tipo sexual a partir de teléfonos móviles, práctica conocida comúnmente como ‘sexting’.
El mencionado estudio fue elaborado por la firma MaTTica y citado por el Instituto Nacional de Transparencia, a la Información y Protección de Datos Personales (Inai), que anunció que trabaja en conjunto con otras instancias para frenar este fenómeno, que se encuentra en boga además entre menores de edad.
La encuesta ‘Efecto Internet’, de la Asociación Civil Alianza por la Seguridad en Internet, indicó que el 36.7% de los estudiantes entre 12 y 16 años conoce a alguien que ha enviado o reenviado por internet o celulares, imágenes suyas de desnudos o semidesnudos a personas conocidas o desconocidas.
“El ‘sexting’ constituye una amenaza latente, porque empieza como diversión, pero puede terminar en una situación grave, que se salga de control y produzca además consecuencias sociales, físicas, psicológicas, pero también de índole legal para las víctimas”, alertó al respecto Ximena Puente de la Mora, comisionada presidente del Inai.
“Situamos al sexting en un campo de libertad, la persona se siente en la libertad de enviar eso, y por esa razón no puede prescribirse ni puede erradicarse, porque hay conductas de riesgo que van a prevalecer y el sexting implica conductas de riesgo”, añadió el comisionado del Inai Francisco Javier Acuña Llamas.
En busca de revertir la tendencia se anunció la puesta en marcha de la campaña Pensar antes de sextear. 10 razones para no realizar sexting, que consta de 10 recomendaciones que serán difundidas a través de videos.
Puente añadió que una vez que el contenido sexual sale del teléfono de quien lo envía, esa persona pierde el control del manejo y difusión del mismo, aun cuando se lo envíe a una persona que considera “de confianza”. Por ello, la práctica, que lleva a la pérdida de la privacidad, puede exponer a los menores al chantaje y la extorsión como medios de presión y ridiculización contra la persona fotografiada.