Roberson lleva más de 20 años en el corredor de la muerte en Texas tras ser condenado por el fallecimiento de su hija de 2 años en 2003. Pero tras dos décadas de la investigación, el propio detective del caso cree que la ciencia en la que se basaban las pruebas contra Roberson ha evolucionado y ahora estarían desacreditadas.
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