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reducir el estres

Tu respuesta al estrés puede que esté en tus intestinos: esto encontró un estudio

Aunque el estrés es una parte inevitable de la vida estudiar cómo manejarlo puede ayudar a prevenir el desarrollo de enfermedades.
Publicado 30 Jun 2024 – 11:08 AM EDT | Actualizado 30 Jun 2024 – 11:08 AM EDT
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Posiblemente lo has sentido en alguna ocasión. Cuando estás nervioso o estresado se te revuelve o te duele el estómago. Tal vez debas hacerles caso a tus entrañas y relajarte, ya que recientemente un estudio determinó que hay pruebas de que el estómago y el cerebro están directamente conectados.

Una investigación de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) descubrió que las personas que son más resilientes muestran actividad neuronal en las regiones del cerebro asociadas a una mejor cognición y regulación de las emociones, y al mismo tiempo tienen una mejor actividad de la microbiota intestinal, lo que se traduce a un intestino sano.

Para el estudio, en lugar de examinar la actividad cerebral y la composición del microbioma de personas que padecen ansiedad o depresión, los investigadores estudiaron a personas sanas y resilientes que afrontan con eficacia distintos tipos de estrés.

"Si podemos identificar cómo son un cerebro y un microbioma resilientes y sanos podremos desarrollar intervenciones dirigidas a esas áreas para reducir el estrés", dijo la doctora Arpana Gupta, autora principal del estudio publicado en la revista Nature Mental Health la semana pasada.

Se cree que este es el primer estudio que explora la relación entre la resiliencia, el cerebro y el microbioma intestinal.

¿Cómo realizaron este descubrimiento de la conexión entre el cerebro y el sistema digestivo?

Para realizar el estudio, los investigadores encuestaron a 116 personas sobre su resiliencia, que implica cómo reaccionan a sus propios instintos y la aceptación positiva que tienen al cambio.

Posteriormente las separaron en dos grupos. Un grupo obtuvo una puntuación alta en la escala de resiliencia y el otro una puntuación baja. Los participantes también se sometieron a una resonancia magnética y tomaron muestras de heces dos o tres días antes de la exploración.

Tras realizar varias pruebas, los investigadores descubrieron que las personas del grupo con alta resiliencia estaban menos ansiosas y deprimidas, eran menos propensas a juzgar y tenían actividad en regiones del cerebro asociadas con la regulación emocional y una mejor cognición, en comparación con el grupo con baja resiliencia.

"Se observó que los individuos con mayor capacidad de resiliencia del estudio regulaban mejor sus emociones, eran menos propensos a la catastrofización y mantenían la cabeza fría", añadió Desiree Delgadillo, otra de las autoras de estudio.

El mayor hallazgo de la investigación fue que el grupo de alta resiliencia también presentaba una actividad del microbioma diferente a la del grupo de baja resiliencia.

“Los microbiomas del grupo de alta resiliencia excretaban metabolitos y mostraban una actividad genética asociada a una baja inflamación y a una barrera intestinal fuerte y sana”, dice la investigación.

“Nuestros hallazgos sugieren que las características del cerebro y del microbioma intestinal trabajan conjuntamente para crear resiliencia al estrés", agrega.

¿Por qué es importante este descubrimiento?

Gupta y su equipo se centraron en los métodos para afrontar el estrés porque las investigaciones han demostrado que el estrés no tratado puede aumentar el riesgo de cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, obesidad y diabetes. Aunque el estrés es una parte inevitable de la vida estudiar cómo manejarlo puede ayudar a prevenir el desarrollo de enfermedades.

Las personas que suelen estresarse fácilmente tienen una barrera intestinal débil, también conocida como intestino permeable, que está causada por la inflamación y afecta a la capacidad de la barrera intestinal para absorber los nutrientes esenciales que necesita el organismo, al tiempo que impide la entrada de toxinas en el intestino.

Los científicos esperan que con esta investigación puedan desarrollar mecanismos para aumentar la resiliencia de las personas, lo que a su vez modificará la actividad del microbioma cerebral e intestinal.

"Podríamos tener tratamientos dirigidos tanto al cerebro como al intestino que quizá algún día puedan prevenir enfermedades", dijo Gupta.

“Este estudio ha identificado un fenotipo de alta resiliencia del sistema microbioma cerebro-intestino y revela vías prometedoras por las que se podría prevenir o mitigar la aparición y gravedad de afecciones psiquiátricas relacionadas con el estrés", concluye la investigación.

Algunas implicaciones clínicas por explorar son si las modificaciones dietéticas, los prebióticos, los probióticos u otras intervenciones clínicas (por ejemplo, el trasplante fecal) pueden mejorar la resiliencia al estrés.

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