Por qué la 'terapia de reorientación sexual' es una barbaridad (además de una hipocresía)

La atención mediática hacia los daños psicológicos que ocasionan estas terapias se ha extendido en las últimas semanas a raíz del caso de McKrae Game, el fundador de una de las principales organizaciones de las falsamente llamadas 'terapias' contra la homosexualidad, quien reconoció a principios de este verano que era gay y pidió disculpas por haber herido a generaciones enteras de personas que acudieron a él.
Tras su batalla personal para suprimir su propia homosexualidad, este hombre de 51 años fundó la organización Truth Ministry en 1999 en Carolina del Sur. Años después, en 2013, se convirtió en Hope for Wholeness y pasó a operar en al menos 15 estados. "Era un fanático religioso e hice daño a la gente", señaló en declaraciones a la prensa local. “La terapia de conversión no es solo una mentira; también es dañina porque es publicidad engañosa”.
Desde luego que es dañina. El primer estudio en mostrar que esta terapia de conversión se asocia con pensamientos o intentos de suicidio se publicó hace unos días tras estudiar los casos de 27,000 personas transgénero en Estados Unidos, aunque muchas otras investigaciones anteriores ya mostraban las graves consecuencias psicológicas de la 'conversión terapéutica', también conocida como 'terapia reparativa'.
Unos 11 millones de adultos se identifican como LGBT en EEUU, y se estima que cerca de 700,000 han recibido tratamientos para cambiar su orientación sexual o su identidad, de acuerdo con el Williams Institute de la Universidad de California en Los Ángeles.
En la actualidad, 18 estados de EEUU más el Distrito de Columbia prohíben la “terapia de conversión gay”. El último en sumarse fue Maine, en mayo de este año. Pero ¿qué pasa con los demás? Explicamos por qué debería prohibirse en todo el país, especialmente entre los menores: