Humillan a los niños que tienen deudas en la cafetería escolar: qué es el 'lunch shaming' y qué iniciativas hay para combatirlo

A principios de mayo, las escuelas públicas de Warwick, un distrito de Rhode Island, estuvieron envueltas en una controversia al anunciar su plan de prohibirle ordenar comida caliente a los estudiantes con saldos pendientes en la cafetería escolar y limitarlos a una única opción de pan con mantequilla de maní.
De haberse materializado la decisión, que fue revocada a último minuto luego de ser objeto de indignación nacional, ese bocadillo de pan se habría convertido otro símbolo del estigma y humillación a la que son sometidos estudiantes de bajos ingresos con saldos pendientes en las cafeterías de las escuelas públicas, una práctica conocida como lunch shaming, que deja en ellos secuelas no sólo nutricionales, sino también psicológicas.
“Me sentí tan avergonzada. Es realmente extraño que te nieguen comida frente a todos los demás”, contó al New York Times, Caitlin Dolan, quien vivió una situación de este tipo cuando le retiraron la bandeja de comida al ver que tenía un saldo pendiente en la cafetería de su escuela, debido a una confusión burocrática ya que en realidad calificaba para el programa de almuerzos gratuitos.
Está lejos de ser un incidente aislado. Un reporte elaborado en 2014 por el Departamento de Agricultura determinó que casi la mitad de los distritos escolares nacionales usaron alguna forma de humillación para convencer a los padres de pagar los saldos pendientes.
Algunos ponen sellos en la mano del alumno recordándole a los padres que paguen la deuda; otros niegan al niño ciertos platillos y hasta se han visto lugares donde obligan al estudiante a limpiar la cafetería o hacer otros trabajos adicionales frente a sus compañeros.
Ayuda que no llega
A través del Programa de Almuerzos Escolares, el Departamento de Agricultura, provee comida gratuita o a precio reducido a aproximadamente 30.4 millones de niños. Según un reporte del National Council de la Raza, 1 de 4 alumnos que participan en el programa son hispanos.
Las familias que ganan menos del 130% del nivel de pobreza son elegibles para comidas gratuitas, y aquellas que reciben entre 130% y 185% pueden optar por precios reducidos (no más de 40 céntimos por comida).
Pero no todas las familias que viven al día cumplen con los requerimientos de ingresos, mientras que otras no entienden el proceso de aplicación o temen recibir beneficios debido a su situación migratoria.
Además, los distritos no están autorizados para usar los fondos de ese programa para pagar las deudas de cafetería que, según la Asociación de Nutrición Escolar, constituyen un problema para tres cuartos de los distritos escolares a nivel nacional.
En Warwick la deuda de este año ascendía a 77,000 dólares, según reportan algunos medios.
Desde el año escolar 2017-2018, las autoridades federales exigen a los colegios que participan en el Programa Nacional de Almuerzos o Desayunos que establezcan políticas y procedimientos para lidiar con las deudas pendientes en la cafetería, y que las comuniquen al principio de cada año académico a la comunidad (padres, maestros y personal).
No se prohíben explícitamente las prácticas más vergonzosas de lunch shaming, algo que dejan a discreción de cada localidad, a las que motivan a buscar soluciones que no afecten al estudiantado. En su página web ofrecen recursos y recomendaciones como usar pagos en línea, ar a los padres o buscar donaciones.
Cinco iniciativas para eliminar el estigma
A falta de una respuesta uniforme y contundente de las autoridades federales, hay quienes han decidido dar un paso adelante para evitar que los niños sean discriminados como medida de presión para que los padres paguen. Te contamos algunas de estas iniciativas.