La desconfianza frena la participación de hispanos en ensayos clínicos
Cuando hace 8 años Ana Pastrano escuchó a su oncólogo decirle crudamente que su logró acceder a un ensayo clínico que le ha permitido superar todos los pronósticos.
“ Soy prueba viviente de que vale la pena participar en ensayos clínicos. La gente por lo general vive 2 años en este estudio y yo llevo 8”, contó a Univision Noticias.
Berardo Rivas, de 41 años, constata los beneficios de haber participado en un ensayo clínico cada vez que se mira al espejo.
Formar parte de uno en los últimos dos años le permitió acceder de forma gratuita y temprana al primer tratamiento casero ahora aprobado por la FDA contra el vitíligo, que borró gran parte de los parches blancos que antes cubrían su rostro y manos.
No obstante, sea por desconfianza, falta de información, porque simplemente ni siquiera se enteran de que oportunidades como esta existen o acaso por una mezcla de estos y otros factores, pocos hispanos como ellos participan en ensayos clínicos en Estados Unidos.
El grupo menos representados en los ensayos clínicos
Aunque conforman aproximadamente el 16% de la población estadounidense, apenas 6% participa en ensayos clínicos, lo que los convierte en el grupo minoritario más subrepresentado en ellos, advierte una investigación publicada en The Lancet, que analizó los registros de ensayos clínicos entre 2000 y el 2020.
Este problema no sólo limita su oportuno a terapias innovadoras con el potencial de salvar vidas, sino que también impide evaluar debidamente el funcionamiento de medicamentos y posibles tratamientos en este grupo demográfico.
Con miras a ampliar la diversidad en ensayos clínicos dentro del país, la Escuela de Medicina de Yale, el Centro de Coordinación de Centros de Investigación en Instituciones Minoritarias en la Escuela de Medicina Morehouse, el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt y la Investigación y Fabricantes Farmacéuticos de América (PhRMA) lanzaron la iniciativa ‘ Avances equitativos en el desarrollo de medicamentos’, que busca abordar las barreras sistémicas a la participación de las minorías como los negros e hispanos y fomentarla a través de la infraestructura comunitaria.
Se trata de una colaboración a escala nacional sin precedentes que en los próximos 18 meses reunirá a comunidades, pacientes, organizaciones de salud e instituciones académicas junto a patrocinantes de ensayos clínicos para poner a prueba una red de centros que estén volcados a las necesidades locales.
Con una inversión inicial de 10 millones de dólares lanzarán diez centros de ensayos clínicos locales en los que las necesidades de salud de cada comunidad, sus intereses y los de pacientes hispanos, negros y otros grupos minoritarios tendrán un rol protagónico.
“Nuestro objetivo es asegurarnos de que todas las personas, independientemente de su ubicación geográfica, socioeconómica, raza, etnia o identidad de género, que deseen participar en un ensayo clínico tengan la oportunidad de hacerlo”, dijo Ramona Sequeira, presidenta de la junta directiva de PhRMA.
La idea es acercar los ensayos clínicos a la gente y optimizar su funcionamiento mediante recursos y capacitación, de modo que puedan responder a las necesidades de cada comunidad.
¿Qué es un ensayo clínico?
La istración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) los define como estudios de investigación realizados con participantes voluntarios, diseñados para responder preguntas específicas sobre la seguridad o la eficacia de los medicamentos, vacunas, otras terapias o nuevas formas de usar los tratamientos existentes.
En general, un medicamento se estudia en tres fases de ensayos clínicos antes de que pueda ser aprobado por la FDA. El número de participantes generalmente aumenta con cada una.
Debido a que los nuevos tratamientos a menudo deben probarse en un gran cantidad de pacientes, no pueden desarrollarse sin voluntarios que estén dispuesto a participar en ensayos clínicos.
¿Qué barreras impiden que más hispanos participen en ensayos clínicos?
Peter Embi, vicepresidente de Investigación e Innovación del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, explica que una de las grandes razones que impiden que más hispanos participen en ensayos clínico es el hecho de que no sepan que la oportunidad existe y que no se les ofrezca.
“El que no los inviten a participar es una de las mayores barreras”, dijo durante una rueda de prensa.
El idioma suele ser otra. “Con frecuencia los materiales y recursos están en inglés”, dice Embi y aclara que es uno de los aspectos que pretenden mejorar con esta iniciativa. “Asegurarnos de que tengamos el idioma y el material y los mensajes culturalmente apropiados será fundamental y, lo que es más importante, nos asociaremos con las comunidades en las que trabajaremos y ellos son los que nos dirán cómo tenemos éxito”, agrega.
Las concepciones erróneas sobre los ensayos clínicos y la falta de confianza en el sistema médico también inhiben a muchos hispanos de participar.
Ofrecer centros de ensayos clínicos dentro de las comunidades hispanas, que respondan a sus condiciones específicas de salud, con intermediarios que brinden información culturalmente relevante y seguridad, será crucial.
¿Por qué es tan importante la diversidad en los ensayos clínicos?
Que haya diversidad en los ensayos clínicos no es simplemente un asunto de justicia social, sino también algo clave desde el punto de vista médico, pues se sabe que puede haber diferencias importantes en la forma en que personas de distintos grupos demográficos responden a los medicamentos.
Ciertos grupos corren además un riesgo mayor de contraer ciertas enfermedades. Los hispanos, por ejemplo, tienen alta incidencia de problemas como diabetes y enfermedad coronaria, lo que recalca la importancia de que estén bien representados en ensayos clínicos de posibles tratamientos contra ellos.