Las señales de un infarto son menos obvias de lo que parecen: ella tuvo dos y no supo reconocerlos

Verónica Sánchez no sabía que las náuseas y el mareo eran señales de ataques cardíacos en mujeres. Cuando experimentó los síntomas pensó que era algo que había comido y los descartó. A la mañana siguiente, esta residente de Houston se despertó con ganas de ir al baño, pero no podía salir de la cama. “Era como si alguien me estuviera presionando el pecho”, relató.
Sin poder caminar, gateó al baño y después descansó en el sillón. Pensó que el dolor en el pecho se debía a una fuerte acidez estomacal; después de unos cuantos minutos, su brazo izquierdo comenzó a sentirse pesado. Sintió urgencia de orinar nuevamente, a pesar de que acababa de hacerlo. Su esposo se despertó y la convenció de ir a urgencias, aunque ella al principio se opuso porque se supone que iría a su revisión anual horas después.
Cuando llegó a la sala de emergencias estaba encorvada. “Sentía que mi brazo pesaba 1,000 libras”, confesó. Fue entonces cuando le dijeron que estaba teniendo un infarto.
Le tomó tiempo asimilar la noticia. Verónica siempre pensó que los ataques cardíacos eran como los presentaban las películas, donde la víctima se queja de dolor en el pecho y falta de sensibilidad en el brazo.
“No pensé que podía estar teniendo un ataque cardíaco”, itió. No sabía que los síntomas pueden variar en hombres y mujeres.
Los exámenes mostraron que, de hecho, tuvo dos infartos, incluyendo uno el día anterior cuando se sentía mareada y con náuseas. Veronica recordó que unas cuantas semanas antes se le habían hinchado los tobillos y había tenido visión borrosa. Estos eran signos de que su corazón estaba fallando y de que su presión sanguínea había aumentado.
Presentó varias obstrucciones y hubo que hacerle un by triple. “Quedé perpleja porque no podía entender cómo había llegado hasta ese punto con mi salud”, exclamó.
Durante tres meses de rehabilitación cardíaca, aprendió a mantener un estilo de vida saludable y entendió el gran peso que tiene la genética en la salud del corazón. Ella no sabía que había antecedentes de problemas cardíacos en la familia. "El doctor me explicó que la pregunta no era si tendría o no un ataque al corazón, sino cuándo".
Comprendió también que no basta con ejercitarse y comer sano. “Las mujeres solemos anteponer todo lo demás antes de nuestra salud. A veces tenemos que pasar por un susto para aprender a escuchar a nuestro cuerpo”, comenta.
Ahora recomienda que todas las personas asuman cualquier síntoma de enfermedad cardíaca con seriedad. De acuerdo a la campaña Go Red For Women de la American Heart Association, las enfermedades cardiovasculares matan a una de cada tres mujeres cada año y a una mujer cada 80 segundos. Por suerte, cerca del 80% se pueden prevenir.
“Una de las acciones principales que todas las mujeres debemos tomar es ir a nuestro médico y conocer nuestros datos sobre el colesterol, presión arterial, glucemia, e Índice de masa corporal (IMC), ya que pueden indicar riesgo de enfermedad del corazón”.
Después del ataque cardíaco, Veronica hizo que toda su familia, incluyendo sus cuatro hijos ya adultos y sus familias, incorporaran cambios saludables en su estilo de vida. Los platillos favoritos de la familia, que antes eran fritos, ahora son horneados. Incluso cambiaron su forma de preparar los tacos mexicanos. “Utilizamos hojas de lechuga en lugar de tortilla de maíz; de esa forma tienes lo crujiente y dejas de lado lo frito”, cuenta.
Ahora Verónica trabaja como voluntaria en eventos comunitarios sobre la salud cardiaca como Heart Walks y Go Red For Women. Haber sobrevivido a dos infartos cambió su perspectiva sobre cómo manejar su salud. Usamos un vestido rojo como símbolo de Go Red y de nuestro corazón, dice, pero debemos amar a la mujer debajo del vestido y poner nuestra salud primero para que podamos continuar estando ahí para nuestras familias.