'Efecto Uvalde': el Congreso considera adoptar tibias medidas sobre armas por primera vez en 10 años
Como suele suceder, un tiroteo masivo reactivó la discusión sobre armas y leyes en EEUU. Pero el que ocurrió el 24 de mayo en una primaria de Uvalde, Texas, que costó la vida a 19 niños y dos maestras, parece haber puesto ese debate más cerca de algún resultado, aunque si se llegara a producir, será pequeño e insuficiente.
Hace casi 10 años, la masacre en la escuela Sandy Hook en Newtown, Connecticut, donde murieron 20 niños y 7 adultos, generó un revuelo similar en la sociedad y en el Congreso, pero entonces no se tomó ninguna medida para contener la epidemia de tiroteos masivos que afecta a la nación.
Durante una apasionada alocución en el Senado el mismo día de la tragedia de Uvalde, el senador demócrata por Connecticut Chris Murphy preguntó a sus colegas "¿Qué estamos haciendo?" e imploró a los senadores encontrar un punto en común para limitar el a armas de fuego a personas potencialmente peligrosas.
El honesto y sentido ruego de Murphy se diluye en el teatro político del Congreso, con los demócratas pidiendo adoptar cosas como la verificación universal de antecedentes para las compras de armas, entre otras medidas, y republicanos defendiendo el derecho de los ciudadanos a portar armas consagrado en la Segunda Enmienda de la Constitución.
Pero por estos días del trágico ‘efecto Uvalde’, algo parece haberse movido en ese frente retórico sobre las armas y un grupo de senadores se muestra optimista en que “algo” se puede lograr para imponer algunos controles a la compra de armas.
“Nunca he visto más republicanos dispuestos a discutir cambios en nuestras leyes de armas que hoy”, dijo Murphy en una entrevista con MSNBC tras reunirse con un grupo bipartidista de senadores el miércoles.
De acuerdo con la publicación especializada en temas de educación Education Week, 2021 ha sido el año con más tiroteos escolares con un total de 34 incidentes. Pero con 27 tiroteos escolares en solo cinco meses, 2022 se perfila como un año aún más peligroso para los alumnos.
Los tiroteos masivos no están restringidos a las escuelas. La masacre de Uvalde ocurrió solo 10 días después de que un joven de 18 años, inspirado por una teoría conspirativa de extrema derecha, asesinó a 10 personas en un automercado en Buffalo, en Nueva York.
Según la organización Mass Shooting Tracker, al momento de publicar esta nota, en lo que va de 2022 ya han ocurrido 270 tiroteos masivos en Estados Unidos.
Ante las exigencias que los demócratas renuevan con cada tiroteo, los legisladores republicanos alegan que los controles son inútiles e innecesarios porque los criminales no siguen las leyes. Y que se viola la Segunda Enmienda.
Como destacó algo prematuramente el gobernador de Texas Gregg Abbott en su primera comparecencia ante los medios el día de la masacre de Uvalde par explicar las motivaciones del atacante, los republicanos aseguran que son problemas de salud mental y no de un exceso de armas, que es lo que esgrime a NRA (siglas en inglés de la Asociación Nacional del Rifle, el lobby que representa a los fabricantes de armas).
La NRA fue muy criticada por sectores liberales por no haber alterado su reunión anual la semana pasada en Houston, a unas 300 millas de Uvalde y realizada tres días después de la tragedia. Abbott, junto al expresidente Donald Trump y el senador por Texas Ted Cruz fueron invitados de honor en ese encuentro.
La piedra de tranca que es la NRA
La obstrucción legislativa no es un fenómeno nuevo. En abril de 2013, solo cuatro meses después de la masacre de Sandy Hook, un proyecto de ley bipartidista patrocinado por los senadores Joe Manchin, demócrata de Virginia del Oeste, y Pat Toomey, republicano de Pensilvania, que habría establecido la verificación universal de antecedentes, fue derrotada por la bancada republicana.
Lo mismo volvió a ocurrir en diciembre de 2015 cuando el proyecto de ley fue nuevamente sometido a voto después del tiroteo ocurrido en San Bernardino, California, dejando un saldo de 14 muertos.
La causa principal de la parálisis legislativa sobre las armas es la enorme influencia que la NRA ejerce sobre los senadores y representantes del Partido Republicano, a cuyas campañas contribuye generosamente.
Según cifras de la organización Brady, un grupo que promueve políticas contra la violencia armasa, que están actualizadas hasta el ciclo electoral 2020, entre los más beneficiados se encuentra el senador republicano por Florida Marco Rubio, quien ha recibido más de tres millones de dólares de la organización y a quien esta le da la máxima calificación de A+, como legislador ‘defensor’ de la Segunda Enmienda.
Todos los senadores republicanos en el actual Congreso han recibido dinero de la organización en algún momento durante sus carreras políticas.
Pese al optimismo de Murphy, con el Senado dividido a partes iguales y los demócratas tienen una mayoría de un voto (el de la vicepresidenta y presidenta de la cámara, Kamala Harris) luce difícil que prospere algún acuerdo sobre armas, o en cualquier caso, ninguno muy ambicioso.
La táctica obstruccionista conocida como filibuster hace que sean necesarios 60 votos para aprobar cualquier medida, incluyendo el HR-8, un proyecto de ley de verificación de antecedentes aprobado por la Cámara de Representantes el año pasado que no ha podido ser considerado en el pleno por el bloqueo republicano.
En contra de la opinión pública
Según una encuesta de la Quinnipiac University, la comprobación universal de antecedentes cuenta con el apoyo del 94% de los votantes estadounidenses, pero aun así la medida no es capaz de superar la parálisis legislativa relativa a las armas de fuego
En una aparente concesión a ese clima de opinión, el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, designó al senador de Texas John Cornyn como enlace con los demócratas para estudiar una solución bipartidista al problema de las armas.
Sin embargo, los antecedentes de ambos senadores, así como sus pronunciamientos públicos sobre el tema de las armas invitan al escepticismo.
En respuesta a los hechos de Uvalde, el presidente Joe Biden se preguntó: “¿Cuándo, en nombre de Dios, vamos a hacer frente al lobby de las armas?“¿Por qué estamos dispuestos a vivir con esta carnicería? ¿Por qué seguimos permitiendo que esto suceda?”
Si el Congreso adoptara alguna medida a raíz de Uvalde (o de Tulsa, el tiroteo en un centro médico ocurrido este miércoles, cuando todavía en Texas y Nueva York viven los funerales de sus fallecidos) sería la primera vez que se viera un movimiento en ese frente desde que el presidente Bill Clinton promulgó una prohibición de venta de armas de asalto en 1994.
Una ley que expiró en 2004 y que muchas veces fue presentada de nuevo a los congresistas, aunque nunca logró ser renovada.