Tras el regreso de tres demócratas, republicanos logran quorum en Texas para sesionar sobre proyecto de ley electoral
La reyerta política librada entre demócratas y republicanos en Texas, debido a las polémicas restricciones a la votación que perjudicarían a minorías en un estado donde el 30% del electorado es de origen hispano, terminó este jueves tras 38 días consecutivos de paro.
A inicios del mes de julio, un grupo de legisladores demócratas viajó a Washington para evitar que los republicanos aprobasen las leyes. La vuelta, no obstante, fue más desordenada: algunos que se mostraron críticos con sus colegas rompieron filas.
Solo tres demócratas se presentaron el jueves al Capitolio de Texas, lo que significa que la gran mayoría de los más de 50 demócratas que huyeron a la capital del país en julio continúan sin asistir. Aun así, el presidente de la Cámara de Representantes republicano, Dade Phelan, dijo que había suficientes para lograr un quórum.
Los cambios propuestos a la ley electoral en Texas, que han despertado las críticas de organizaciones y demócratas puesto que, dicen, perjudica a minorías en el segundo estado con el mayor electorado de origen hispano, permanecen en el proyecto que ya fue aprobado por el Senado texano. El gobernador del estado, el republicano Greg Abbott, podría ratificar la ley en semanas o incluso días.
La creciente impaciencia entre los republicanos había provocado una escalada de amenazas, incluso se barajó que los legisladores desaparecidos podrían ser arrestados, pero los agentes de policía del estado, hasta ahora, solo han dejado órdenes judiciales en las casas de los demócratas.
“Ha sido un verano muy largo. He pasado por mucho. Les agradezco que estén todos aquí ”, dijo Phelan. "Es hora de volver a trabajar por la gente de Texas".
Los tres demócratas que regresaron a la Cámara de Representantes de Texas defendieron su decisión, diciendo que habían impulsado con éxito al Congreso sobre la legislación del derecho al voto y señalando la creciente urgencia del aumento de casos de covid-19 en Texas. Uno de ellos, el demócrata Garnet Coleman de Houston, no viajó a Washington porque se estaba recuperando de la amputación de una pierna provocada por una infección.
“Una de las cosas en la vida es que tenemos que saber cuáles son nuestras responsabilidades y tenemos que trabajar para mover algo en la dirección que queremos que sea”, explicó Coleman a la agencia AP desde una silla de ruedas mientras pronunciaba la oración en el piso de la Cámara.
Otros demócratas que siguen ausentes no ocultaron su frustración.
“Estuvimos literalmente en llamadas durante dos horas esta mañana y ninguno de los demócratas que desertaron mencionó que planeaban ayudar a los republicanos a aprobar los proyectos de ley de supresión de votantes. ¿Adivinen que han logrado los demócratas desertores al regresar?, ¡NADA!” tuiteó la representante estatal demócrata Ana-Maria Ramos.
Abbott ahora tiene una oportunidad para desviar la atención de regreso al Capitolio y alejarla de las críticas y el desafío de las ciudades y distritos escolares más grandes de Texas por su manejo de la pandemia, mientras empeoran las cifras de covid-19.
Abbott esta semana dio positivo por covid-19, pero su oficina ha informado que el gobernador, de 63 años, no tenía síntomas hasta este jueves.
La decisión de los demócratas deja al partido en la misma posición que cuando comenzó el paro que buscaba mostrar resistencia ante la ley.
Deja a los demócratas en la misma posición que cuando comenzó la resistencia: incapaces de evitar permanentemente que la Legislatura controlada por el Partido Republicano ponga nuevos límites y reglas sobre cómo los más de 16 millones de votantes registrados en el estado pueden emitir su voto.
Las protestas habían puesto a los demócratas de Texas en el centro de una nueva batalla nacional por la votación. Los republicanos de todo Estados Unidos se apresuraron a promulgar nuevas restricciones de voto en respuesta a las falsas afirmaciones del expresidente Donald Trump de que las elecciones de 2020 habían sido “robadas”.
Los republicanos están ahora de nuevo en camino de aprobar las nuevas leyes electorales en Texas antes de que finalice la actual sesión especial, el próximo 5 de septiembre.