“Sr. Gorbachov, derribe este muro”: la famosa frase que Reagan estuvo a punto de no pronunciar jamás en Berlín
Por muchas razones Ronald Reagan estuvo a punto de no decir nunca “Sr. Gorbachov, derribe este muro”, la frase que inmortalizó su discurso ante la Puerta de Brandemburgo en Berlín hace tres décadas.
Si la versión original del discurso hubiera prevalecido, Reagan lo habría dicho en alemán ( "Herr Gorbachev, machen Sie dieses Tor auf") Y aunque todos los alemanes le habrían aplaudido agradecidos, la línea no habría quedado para la historia como quedó al ser pronunciada en un idioma más universal.
Ese discurso ni siquiera debía haberse producido, porque Reagan no tenía previsto estar en Berlín ese 12 de junio de 1987.
En la gira por Europa que iba a realizar, originalmente no estaba incluida la vieja capital prusiana (Por aquellos días Bonn era la capital de la República Federal Alemana y Berlín Este la de la República Democrática)
Pero era el 750 aniversario de la fundación de la ciudad y desde la Reina de Inglaterra hasta varios estadistas habían pasado a dar testimonio solidario con los alemanes occidentales. Hasta el reformista y popular líder de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Mijail Gorbachov, era esperado en las próximas semanas.
Habría quedado mal que el autodenominado “líder del mundo libre” no fuera parte de las celebraciones. Así, Reagan fue y dejó esas palabras que no fueron apreciadas de la manera cómo se leen ahora hasta mucho después de que cayera el muro.
“¿Lo decimos o no lo decimos?”
La frase misma estuvo a punto de no ser pronunciada, ni en alemán ni en inglés. En la decena de versiones que escribió Peter Robinson -entonces un joven de 30 años que era parte del equipo de escritores de la Casa Blanca- diplomáticos y asesores la retiraron porque les parecía un desafío innecesario hacia Gorbachov, el primer líder soviético con el que Washington había podido establecer una relación sino ‘buena’, al menos más fluida.
En un artículo publicado en 2007 en la revista de los Archivos Nacionales, Robinson explica cómo el famoso pasaje se lo “robó” a Ingeborg Elz, una alemana en cuya casa cenó junto a un grupo de personas y con quienes habló sobre el muro que desde 1961 erigió el gobierno comunista del este para evitar la fuga de sus ciudadanos.
Cuenta Robinson que tras aventurar la idea de que a los alemanes no les interesaba ya ese muro que veían como parte del paisaje urbano, Elz se levantó enfurecida y dijo: “Si Gorbachov es serio con su discurso de glasnot (transpaarencia) y perestroika (reestructuración), puede probarlo. Él puede deshacerse de ese muro”.
Esa febril discusión se integró en al texto presidencial que escribió Robinson como el “Sr. Gorbachov derribe este muro” que pronunció Reagan ante una audiencia de miles de personas.
Las palabras de Reagan no sonaron tan proféticas cuando las pronunció como parte de su mensaje dirigido a Gorbachov por asegurar la paz mundial y el control de la carrera armamentista mediante negociaciones.
Al fin y al cabo el rechazo al muro, que era oficialmente conocida como Muralla de Protección Antifascista, era algo universalmente compartido por todos los gobiernos occidentales.
Cae el muro
Dos años después el muro cayó por una evolución política natural, acelerada por la torpeza de las autoridades de Berlín Este que dieron instrucciones confusas sobre el levantamiento de las restricciones de viajes al oeste y desataron una avalancha humana que el 9 de noviembre de 1989 empezó artesanalmente a destruir el muro con palos y martillos.
Y ese pasaje del discurso pasó a ser todavía más destacado. Claro que quienes piensan que fue solo el desafío del presidente estadounidense lo que derribó la muralla, reunificó Alemania, revolucionó la Europa del Este y condujo a la desaparición de la Unión Soviética, ignoran una serie de factores regionales y nacionales que determinaron esos cambios.
El glasnot y la perestroika de la era de Gorbachov eran el reconocimiento soviético de que pese a toda su capacidad militar y su influencia ideológica, el país carecía de una economía robusta que le permitiera mantener su nivel de liderazgo mundial y al mismo tiempo garantizar el bienestar de su población.
Sin embargo, hay quienes creen que no se le ha reconocido a Reagan su aporte en la reunificación alemana, de la misma manera que se le reconoce a Gorbachov. En cualquier caso, el Gran Comunicador, como algunos nombran a Reagan, dejó esa frase que lo unió para siempre con la caída del Muro de Berlín.
Aunque son tiempos y circunstancias diferentes, resulta paradójico es que hoy Donald Trump, quien como republicano se reconoce irador y 'heredero' de Reagan, esté ofreciendo levantar barreras entre países para solucionar problemas sociales.