Qué tiene que ver el discurso tóxico de Trump con los paquetes con explosivos enviados a políticos demócratas
El presidente Donald Trump considera que no tiene responsabilidad en el ambiente políticamente hiperpolarizado que se vive en EEUU y que muchos consideran es telón de fondo del el canal de noticias CNN este miércoles.
En un evento político en Wisconsin, el presidente cuestionó el bajo nivel del diálogo político sin hacer referencia a sus constantes descalificaciones e insultos a contrincantes políticos y medios. En cambio, transfirió la responsabilidad a la prensa.
“Los medios también tienen la responsabilidad de establecer un tono civilizado y detener la interminable hostilidad y constante negatividad, y frecuentemente falsos ataques e historias. Tienen que hacerlo”, dijo horas despúes de una breve intervención en la Casa Blanca en la que condenó los "despreciables actos".
“Nadie debe descuidadamente comparar oponentes políticos a villanos históricos, que se hace todo el tiempo. Eso tiene que parar. No deberíamos acosar gente en espacios públicos o destruir propiedad pública. Hay una manera de resolver nuestras diferencias, pacíficamente, en las urnas de votación. Eso es lo que queremos”.
No es posible estar en desacuerdo con el presidente, si se entiende que todos los actores sociales comparten la responsabilidad de mantener un diálogo de altura, digno de una sociedad democrática madura. Pero cuando Trump se refiere a los medios habla de los que él considera “liberales” como CNN, The New York Times o The Washington Post.
Además, el mandatario obvió en su discurso el efecto que puede tener entre mentes radicalizadas sus constantes ataques contra los medios, a los que ha llamado “enemigos del pueblo” y “deshonestos”, o contra figuras políticas que le critican y que suelen recibir calificativos despectivos casi infantiles, reflejo del bajo nivel de debate en el que Trump ha ayudado a poner el debate político estadounidense.
Porque, ¿qué tienen en común Barack Obama, Hillary Clinton, Eric Holder, Debbie Wasserman Schultz, Maxine Waters, George Soros, John Brennan y como blanco indirecto el canal de noticias CNN? Que todos han sido activos críticos de Trump y que todos han sido víctimas del verbo rabioso que el presidente dedica a sus contrincantes.
Eso no quiere decir que el mandatario tenga algo que ver con los paquetes sospechosos que recibieron en los últimos días, pero muchos destacan la fuerte sospecha de que exista una motivación política tras los envíos, que han sido descritos por los investigadores como “actos de terrorismo”.
El terrorismo tiene connotación política, incluso cuando es perpetrado por organizaciones que dicen defender una visión religiosa.
“Obviamente, (los objetivos) son políticos y organizaciones de comunicación, entonces es algo político”, dijo el senador republicano Jeff Flake a CNN en una improvisada entrevista en las calles de Nueva York al pie del edificio de la cadena en Manhattan que tuvo que ser evacuado por la alarma de bomba.
“No quiero hacer conjeturas. Pero la retórica incendiaria ha ido muy lejos. Todos tenemos que calmarnos”, dijo Flake, quien dejará su escaño por Arizona en enero tras desistir de buscar la reelección desilusionado con el estilo impuesto por el presidente en un Partido Republicano del que afirma no sentirse parte.
“Lo que el presidente dice importa, él debe asumir un tono más civilizado. Espero que él siga su propio consejo”, dijo Flake al alabar que Trump expresara la necesidad de mantener un diálogo más “civilizado” durante un evento en la Casa Blanca la tarde del miércoles.
Ambiente tóxico
Las investigaciones están apenas empezando. No se sabe quiénes puedan ser los responsables o cuáles puedan ser sus motivaciones. Pero el ambiente políticamente tóxico será algo que los investigadores del FBI, así como los analistas en los medios tendrán muy en cuenta.
En este caso, se destaca cómo el envió de estos aparentes artefactos explosivos se produce con el telón de fondo de una agria campaña para las elecciones de mitad de período y un ambiente altamente polarizado al que contribuye en gran medida la retórica del presidente, que él ha radicalizado en los últimos días.
A Trump le ha dado por llamar “turba” a los demócratas por las escenas vistas durante la tumultuosa confirmación de Brett Kavanaugh a la Corte Suprema y cuestionando el patriotismo de sus dirigentes, a quienes acusa de querer abrir las fronteras a narcotraficantes, terroristas y maras o financiar la caravana de migrantes que se mueve de México a la frontera con EEUU.
Las palabras del presidente calan. Se ve en las erupciones entusiastas de quienes lo escuchan en sus multitudinarios eventos de campaña. Sus acusaciones más descabelladas y peligrosas son recibidas con aplausos y sonrisas por la audiencia. Hace apenas una semana, en un mitin en Montana, el mandatario elogió a Greg Gianforte, un congresista republicano que agredió a un periodista. "Es mi chico", comentó en medio de vítores de sus seguidores.
Existe la posibilidad de que alguien se tome demasiado en serio señalamientos del presidente que tienen una clara intención de mantener activada su base electoral aun a costa decir exageraciones y mentiras evidentes, y se vea compelido a actuar contra esos políticos que, según ese líder en quien confía, no quieren al país y opte por la estrategia equivocada.
La polarización es una vía doble. Los demócratas, y los liberales en general, también han protagonizado escenas de intolerancia política, como las increpaciones que han sufrido en lugares públicos líderes republicanos como los senadores Mitch McConnell y Ted Cruz, o del equipo de Trump y hasta de la familia del presidente.
Recientemente, el ex fiscal general Eric Holder, uno de los destinatarios de los sobres con explosivos, dijo en un evento político en Georgia que: "Cuando ellos (los republicanos) se rebajan (…) los pateamos", cambiando la famosa frase de la ex primera dama Michelle Obama, quien pedía a los demócratas justamente lo contrario, elevar el nivel del debate político.
Y aunque Holder ha afirmado posteriormente que estaba hablando de manera figurada y que no estaba incitando a la violencia, sus expresiones han sido usadas por quienes buscan reforzar la idea de que hay una oposición rabiosa con la que no se puede conversar.
“No es buena la retórica radicalizada, extremista, que empuja a las personas a la violencia. Al final del día, podemos tener diferencias políticas, pero este es un solo país, todos somos estadounidenses (…) Y para los líderes políticos electos que de alguna manera marcan la pauta es especialmente importante”, dijo el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, quien por cierto, también recibió un paquete sospechoso este miércoles.