¿Qué quiere hacer Trump con la OTAN?
Otra cumbre, otra angustia, pueden estar pensando los líderes internacionales que tuvieron que lidiar entre miércoles y jueves con el presidente Donald Trump durante la reunión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) realizada en Bruselas.
El encuentro estuvo precedido por un bombardeo de mensajes presidenciales en Twitter cuestionando lo “injusto” que era que EEUU pagara sus cuotas completas para el funcionamiento de la alianza defensiva occidental, mientras países “ricos”, como Alemania (la eterna obsesión de Trump y vieja preocupación de predecesores suyos aunque menos vociferantes) no aportan el 2% de su PIB como está acordado.
Siguieron las expresiones poco diplomáticas de Trump sobre cómo los alemanes están controlados por Rusia por aquello de que, de acuerdo con el presidente, reciben el 70% de su energía de empresas rusas.
Poco importa que, como con muchas afirmaciones del presidente, ese dato sea falso (Alemania compra 60% del gas a Rusia, pero ese gas solo aporta el 20% del consumo de energía de los alemanes). Lo que importa es el estilo pendenciero del mandatario, quien uso la cifra para quejarse de que Alemania no cubre su cuota de la OTAN mientras “hace más rica a Rusia” pagándole los suministros de gas.
Era patente la incomodidad plasmada en el rostro de los interlocutores de Trump en ese desayuno con el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, el miércoles. (La cara del jefe de gabinete de Trump, John Kelly se debía a alguna cosa que comió, según la Casa Blanca)
Hubo luego tensión en las reuniones a puertas cerradas, como suele suceder en estos encuentros diplomáticos donde hay que poner de acuerdo a tantos socios con tantas realidades e intereses disímiles.
Y al final, las sonrisas de la foto de familia y un sorpresivo tono positivo de Trump quien dijo que la “OTAN es más fuerte que nunca”, en parte, se entiende, porque sus habrían aceptado la presión de aumentar el gasto e incluso, según el presidente, duplicarlo hasta el 4% del PIB.
Declaración de victoria
“Ayer les hice saber que estaba extremadamente insatisfecho con lo que estaba pasando, y ellos han incrementado sustancialmente sus compromisos”, dijo Trump, aunque inmediatamente el presidente francés Emmanuel Macron afirmara que el único compromiso que se había firmado era el de ratificar el objetivo de 2% que fue establecido en 2014.
Salvo la respuesta indirecta que la canciller Angela Merkel dio a la afirmación de que su país estaba dominado por Rusia, el resto de los líderes de los 26 países socios prefirió no entrar en un torneo de declaraciones con el díscolo presidente estadounidense.
Pero, a juzgar por las declaraciones del secretario Stoltenberg, el estilo presidencial tuvo impacto.
“Todos los aliados han escuchado el mensaje del presidente Trump fuerte y claro. Entendemos que este presidente estadounidense toma muy en serio el gasto en defesan y eso está teniendo un claro impacto”, dijo Stoltenberg a los medios al final de la reunión.
“Liderazgo por intimidación”
De acuerdo con la apreciación de Stoltenberg, habría que darle crédito a Trump por haber logrado que la alianza atlántica ratificara sus compromisos, algo que algunos ven como crucial ante la renovada amenaza que ven en Moscú para la estabilidad occidental.-
El vicepresidente del Consejo Atlántico, un centro de estudios políticos de Washington, Damon Wilson, asegura que el estilo mostrado por el presidente en la cumbre de la organización es “liderazgo por intimidación”.
“(Los EEUU) hemos sido líderes de esta alianza porque lideramos por inspiración, y nuestros aliados han querido seguirnos porque hemos establecido un ejemplo ahistórico de liderazgo global. Lo que hemos observado es liderazgo por intimidación”, explicó Wilson en un artículo publicado en la página de su organización.
Para Wilson, los modos de Trump tienen mucho que ver con su pasado en la televisión.
“Creas y fabricas crisis y drama. Creas tensión entre los personajes y entonces irrumpes y lo solucionas (…) “El presidente (…) elevó el drama y solo giró hacia lo positivo en su rueda de prensa”, explicó Wilson, como quien describe la manera como interactúan los personajes de una novela o un reality TV.
Desde que Trump salió al ruedo político lo hizo criticando la “obsoleta” OTAN. Cierto que una vez en la Casa Blanca ha dicho que entiende la importancia de la alianza, que surgió en 1949, al final de la Segunda Guerra Mundial, para proteger a Europa del temido expansionismo de la Unión Soviética.
Aunque este miércoles se preguntaba en un tuit “¿Para qué sirve la OTAN si Alemania le paga a Rusia billones de dólares en gas y energía?”.
Retiro "innecesario"
Al final, no solo el presidente estadounidense aclaró que sería “innecesario” para Washington retirarse del pacto (algo que solo podría hacerse con anuencia del Congreso, donde no hay ninguna intención de hacerlo a juzgar por las declaraciones bipartidistas de apoyo a la OTAN que se dieron durante la cumbre en Bruselas) sino dijo que la organización era hoy mejor que dos días atrás.
Durante la campaña Trump habló de la necesidad que tenía EEUU de dejar de ser el policía del mundo y de retirarse de compromisos (y gastos) militares que estaban drenando la economía, algo que resonó por igual entre nacionalistas y entre algunos pacifistas.
Además, el presidente se ufana de haber aumentado en gasto en defensa para “renovar” las fuerzas armadas estadounidenses lo que indica que no está en los planes del Pentágono reducir la presencia de las tropas en los varios teatros que maneja (incluyendo los 70,000 efectivos desplegados en Europa)
Como demuestra esta cumbre y la más pugnaz del Grupo de los 7 en Canadá en mayo es que Trump no se maneja con la diplomacia natural en estos escenarios y que está dispuesto a usar el mismo estilo de irrupción que lo llevó a la presidencia para avanzar lo que considera los intereses de Washington.