¿Podrá Nancy Pelosi vencer la rebelión demócrata y volver a presidir la Cámara de Representantes?
En el año más exitoso para las mujeres en la política estadounidense una pionera está teniendo problemas para cumplir su deseo de repetir como la única mujer que ha presidido la Cámara de Representantes del Congreso.
La actual líder de la minoría demócrata, Nancy Pelosi, quiere volver al cargo en el que hizo historia entre 2007 y 2011, pero ha encontrado alguna resistencia a sus deseos. Paradójicamente, entre quienes no quieren verla como speaker hay algunas de sus actuales compañeras de bancada.
La semana empezó con la carta que 16 congresistas demócratas firmaron asegurando que “creemos más fuertemente que nunca que ha llegado el tiempo para un nuevo liderazgo”, en lo que se vio como el primer disparo de una guerra por el control de la futura mayoría demócrata que tendrá una importante batalla la semana que viene y tendrá la confrontación final en enero, cuando asuma funciones el nuevo Congreso.
Entre los firmantes hay dos mujeres: Linda Sánchez, de California, el mismo estado que representa Pelosi, y Kathleen Rice, de Nueva York. Once son congresistas que repetirán en sus escaños y cuatro han sido recién elegidos en los comicios de mitad de periodo del 6 de noviembre.
Sánchez es además parte del liderazgo demócrata en representantes, ya que es la vicepresidenta del Caucus Demócrata, la quinta en la jerarquía del partido.
Pelosi se ha embarcado en una misión de os personales para convencer a sus críticos y ha logrado atraer a su campo a algunos, como el representante por Nueva York, Brian Higgins, uno de los firmantes, quien tras reunirse con la líder parece haber cambiado de idea, en parte porque reconoce que "ahora mismo no hay alternativa".
Los próximos pasos
Como reconoció Higgins, la facción rebelde no propone ninguna alternativa a Pelosi, quien se espera que logre ser la nominada al cargo la próxima semana cuando sea planteado el tema dentro del Partido Demócrata, al fin y al cabo, solo necesita la mayoría de los votos de la bancada y esos parece tenerlos asegurados.
La única persona que había reconocido estar considerando competir contra Pelosi anunció esta semana que desiste del plan, justamente después de una reunión con la líder. La congresista Marcia Fudge, de Ohio, quien fuera jefa del Caucus Negro del Congreso, pide ahora apoyar a Pelosi.
En una entrevista con la publicación especializada Politico, Fudge había reconocido la posibilidad de no concretar su postulación si se llegara a un acuerdo con la actual líder de la minoría para que asuma el control de la Cámara de Representantes por un solo periodo. No se sabe si esa transacción se concretó y que por eso ahora la congresista apoya a la demócrata de California.
Todavía no es del todo seguro que cuando en enero se reúna el nuevo Congreso y tenga que seleccionar sus nuevas autoridades, el panorama sea completamente favorable para Pelosi. En ese momento necesitará al menos 218 de los 232 escaños que hasta ahora han asegurado los demócratas. Para cumplir su plan, la aspirante a presidenta de la Cámara de Representantes no podrá perder más de 14 votos.
Quince de los firmantes de la carta no han abjurado del plan, como hizo Higgins, y hay al menos un par de decenas de congresistas que no están del todo convencidos de darle de nuevo la responsabilidad a la demócrata.
En la ‘rebelión’ no figura por ahora ninguna de las nuevas congresistas elegidas que integrarán el grupo de 100 mujeres parlamentarias y que será la mayor presencia femenina en la historia del Congreso estadounidense
Una de ellas, Verónica Escobar, dijo a Univision Noticias que “no estoy de acuerdo con que (Pelosi) sea una persona que debamos quitar del poder.
"Ella pudo mover una agenda muy agresiva bajo el presidente Obama. Ahorita necesitamos ese tipo de liderazgo. Yo quiero trabajar con alguien que ya sabe lo que es necesario hacer”, aseguró Escobar, una de las dos primeras hispanas en representar a Texas en el Congreso (la otra es Sylvia García).
Sin embargo, Escobar reconoce que hace falta fomentar dentro del Partido Demócrata el surgimiento de nuevos liderazgos, una crítica que hacen muchos dentro y fuera de la organización.
Viejas vs. Nuevas caras
Además de Pelosi, su plana mayor está formada por congresistas de mucha trayectoria en los pasillos del Capitolio, algo que para algunos más que el beneficio de la experiencia es una rémora que los distancia de los ciudadanos “comunes” a quienes representan.
Ese es precisamente el argumento del grupo que suscribe la carta, en la que explican: “Nuestra mayoría se logró sobre las espaldas de candidatos que dijeron que apoyarían un nuevo liderazgo porque los votantes en distritos duramente ganados, y en todo el país, quieren ver cambios reales en Washington. Prometimos cambiar el estatus quo y pretendemos cumplir esa promesa”.
Aparentemente es cuestión de edades, a juzgar porque Pelosi tiene 78 años, el segundo en la jerarquía demócrata, Steny Hoyer, tiene 79, y el tercero, Jim Clyburn, llega a los 78 años. La líder demócrata les ha dado su respaldo para que mantengan sus puestos en la estructura del partido en la Cámara de Representantes.
Con 56 años, el jefe del Caucus Demócrata, Joseph Crowley, no podría ser calificado de viejo, pero ya no importa porque este año acaban sus responsabilidades parlamentarias ya que perdió su distrito de Nueva York en primarias precisamente contra la mujer de menor edad en integrar el Congreso, Alexandria Ocasio Cortez, de 29 años.
Paradójicamente, la derrota de Crowley ante Ocasio-Cortez es en parte responsable del ime actual, porque el representante había expresado sus intenciones de buscar el cargo y habría sido una solución que muchos habrían respaldado porque contaba con la experiencia adecuada como para ganar la confianza de la mayoría de sus compañeros.
La nueva congresista por El Bronx, para muchos la personificación de la rebeldía de la nueva generación de demócratas progresistas, respalda a Pelosi porque asegura que los desafiantes no presentan una “visión, no hay valores comunes, no hay objetivo” en los argumentos que presentan salvo el “necesitamos cambiar”, según dijo en una entrevista con MSNBC.
Otros congresistas no parecen estar definidos del todo aún, de acuerdo con lo que Univision Noticias pudo recoger en Washington DC, cuando los recién elegidos asistieron a los eventos de bienvenida y orientación para prepararlos para sus futuras responsabilidades.
“Estamos dialogando con la líder Pelosi. Parte de lo que yo pido es que haya mayor enlace con los votantes latinos ya que es muy común que solo se les toma en cuanta durante el último mes de la campaña electoral. Quiero ver una mayor inversión, una mayor atención a nuestra comunidad y especialmente al voto joven”, representante Jesús “Chuy” García, de Illinois.
Muchos representantes están tratando de condicionar su apoyo a un cambio en las reglas de funcionamiento de la cámara que reduciría el poder del “speaker” a la hora de decidir qué proyectos de ley someter a votación y daría más espacio para que los congresistas puedan promover votaciones sin el engorro que actualmente implica tratar de saltar el designio del liderazgo. Pero eso disminuiría el poder de la mayoría ante la minoría republicana por lo que es una negociación delicada.
“Yo no estoy alineado con nadie. Yo estoy hablando con los dos lados. Les tengo que preguntar cosas que creo que son importantes por mi estado y por la comunidad latina. Cuando me den las respuestas suficientes voy a determinar por quién voy a votar”, dijo a Univision Noticias el representante Rubén Gallego, de Arizona.
Rebelión acéfala
Esta batalla dentro del Partido Demócrata en transición hacia el control de la Cámara Baja del Congreso promete complicarles las cosas el próximo año, cuando muchos esperan que usen la recién adquirida mayoría para aumentar la presión y los controles a Poder Ejecutivo y al presidente Trump.
Hasta sus más duros críticos (y los de la carta lo reconocen al alabar su liderazgo "histórico") reconocen las habilidades de negociadora política de Pelosi y su importancia como motor para la recaudación de fondos para el partido.
El temor a la representante por California se puede medir en cómo los republicanos usaron su imagen en la campaña de las elecciones de mitad de periodo tratando de desprestigiar a los candidatos demócratas asegurando que serían títeres de la líder. El mismo argumento que usaron los demócratas contra los republicanos pero esgrimiendo la figura de Trump.
Pelosi cuenta con una opinión desfavorable del 52% frente a un 28,5% de favorabilidad, de acuerdo con el promedio de encuestas de Real Clear Politics (Ese mismo promedio da al presidente Trump una percepción negativa del 55,4%, pero eso se equilibra con una favorable del 41%).
Si Pelosi sale derrotada en enero, los demócratas habrán cumplido las aspiraciones de sus contrincantes, quienes tienen en ella a la personificación de todos los “males liberales” que quieren evitar que echen raíz en EEUU.
A no ser que el presidente Trump, quien últimamente ha cambiado la mala opinión que durante la campaña expresó sobre la líder demócrata, cumpla con su promesa (o amenaza) de conseguir entre los republicanos los votos que garanticen repetir en la presidencia de la Cámara de Representantes, una oferta en apariencia generosa que ella ya ha declinado.