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    El futuro del Partido Demócrata: ¿dónde están los jóvenes?

    El partido es más popular que el republicano, pero le faltan líderes nacionales de una generación intermedia. El presidente Obama se dedicará a promocionarlos después de que abandone la Casa Blanca.
    22 Nov 2016 – 06:55 AM EST
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    Seguidoras de Hillary Clinton durante la noche electoral en Nueva York. Crédito: Reuters

    En una de las primeras protestas delante de un edificio de Trump en Columbus Circle, en Nueva York, a Rachel Goldenberg, una rabina de Queens, le costaba pensar en el futuro.

    Había ido a votar por Hillary Clinton con su traje pantalón y vestida de blanco para emular a las sufragistas. Algo tristona, acompañada de su hijo pequeño, comentaba su deseo de ver a una mujer presidenta y decía: “Sigo teniendo la esperanza de que pasará algún día… Tal vez alguien de una generación más joven”.

    Su comentario refleja un ansia de muchos votantes estos días y un problema que afecta especialmente al Partido Demócrata. Sin Obama y sin los Clinton, quedan pocos líderes y como sucedía este año cuesta encontrar figuras emergentes, carismáticas, que tengan suficiente experiencia para aspirar a la Casa Blanca y no sean septuagenarios.

    Liderazgo envejecido

    Más allá de los candidatos presidenciales, también faltan referentes en el liderazgo oficial del Congreso de los demócratas que representen a una generación un poco más joven.

    “Nancy Pelosi tiene 76 años igual que Harry Reid. Se nota mucho la ausencia de una generación intermedia especialmente en el Partido Demócrata. No es que estés descalificado por tener esa edad. Es que es raro”, explica Yuval Levin, autor de The Fractured Republic y fundador de la revista conservadora National Affairs en una charla en la Sociedad Histórica de Nueva York.

    “Miro a esta generación y veo el final de algo, no el principio de algo. Estas elecciones van a forzar a los partidos a darse cuenta de que no tienen suficiente para ofrecer al país”, dice Levin.

    Tras la derrota de Hillary Clinton, los portavoces más activos han sido Bernie Sanders, de 74 años, y Elizabeth Warren, de 67. Sanders en particular tiene un mensaje enfocado al pasado y sigue definiéndose como socialista. Warren tiene como bandera la lucha contra los banqueros de Wall Street y por su trayectoria es reflejo de una generación de demócratas conservadores que han acabado más a la izquierda por el desencanto de los tiempos.

    Un partido más popular

    Frente al desánimo por la derrota de Clinton, el Partido Demócrata tiene una oportunidad. Clinton ganó el voto popular por un número inédito en la historia de Estados Unidos que ya se acerca a los dos millones de votos. Cuando acabe el recuento a principios de diciembre, es posible que Clinton se acerque a los 65 millones de votos de Obama en 2012.

    Los votantes, además, tienen la mejor opinión en años del partido. El 45% tiene una opinión favorable frente al 40% que piensa lo mismo del republicano, según la última encuesta de Gallup, después de las elecciones. Los demócratas no tenían tanta aprobación desde 2013, aunque aún estén lejos de su momento más popular, entre 2005 y 2008, cuando superaban el 55%.

    Cómo consigan aprovechar esa oportunidad dependerá en parte de los próximos candidatos.

    La lista de Obama

    El presidente Barack Obama asegura que una de sus misiones tras dejar la Casa Blanca será promover una nueva generación de líderes, “el próximo Barack” y “la próxima Michelle”, según dijo en una entrevista en The New Yorker.

    A él mismo le costaba hacer la lista de líderes prometedores que puedan alzarse como referentes o presentarse a las elecciones de 2020.

    Obama mencionó a personas que cree que todavía no han despuntado en la escena nacional pero que pueden hacerlo en los próximos años. El presidente citó a Kamala Harris, de 52 años, y que acaba de ser elegida senadora por California después de años como abogada y fiscal general del estado. También a Pete Buttigieg, alcalde de South Bend, en Indiana, de 32 años, veterano y el primer cargo público en anunciar que es gay en ese estado. O a Michael Bennet, senador de Colorado de 51 años y que nació en India cuando su padre era embajador allí. El único de los que mencionó Obama que ya ha llegado a la escena nacional es Tim Kaine, el candidato a la vicepresidencia este año y que ha dicho que planea seguir en el Senado con “un perfil bajo”.

    A esta lista, tal vez se pueden añadir la nueva senadora de Nevada, Catherine Cortez Masto, de 52 años y de origen mexicano e italiano, Julián Castro, el exalcalde de San Antonio y actual secretario de Vivienda, de 42 años, y Tulsi Gabbard, congresista de Hawai de 35 años y que este año ha luchado a favor de Sanders dentro del partido y esta semana se ha reunido con Trump para intentar entrar en su gobierno.

    En otro camino distinto está Joe Kennedy, congresista por Massachusetts de 36 años, exalumno de Elizabeth Warren y nieto de Bobby Kennedy que con discreción y trabajo ha ido ganándose buena fama en el Congreso desde 2012.

    La voz de Warren

    Aunque alguno de estos líderes se afiance en los próximos años, desde la derrota, la voz cantante del Partido Demócrata la ha llevado la vieja guardia.

    En particular, Warren, que apoyó a Clinton en las primarias demócratas, es la más dispuesta a plantar cara a Trump desde la oposición minoritaria en el Senado. Frente a los coqueteos de Sanders con el mensaje común con Trump dirigido a los votantes más enfadados, la senadora de Massachusetts promete que luchará contra las políticas del presidente electo y ya está pensando en las elecciones de 2018, cuando la Cámara de Representantes y parte del Senado se volverán a renovar.

    Pero más allá de los candidatos, el debate será ahora el mensaje.

    En la charla de la Sociedad Histórica de Nueva York, Levin se queja especialmente de que en esta campaña ambos partidos hayan tirado de la nostalgia y hayan prometido volver a un pasado supuestamente mejor, sobre todo en el caso de Trump, pero también en algunos aspectos en la campaña de Clinton.

    “No podemos volver a los 50 o 60, pero no es verdad que el país sea un envejecido baby boomer. Es el principio de otra generación con muchas promesas. Los jóvenes no necesitan a gente que les diga que está todo acabado”, explica. “Tenemos una sociedad mucho mayor y más carga de gastos, pero Estados Unidos sigue siendo una nación de jóvenes”.

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