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Cómo controlar el asma actuando dentro de las casas

En 2014 las autoridades sanitarias contabilizaron un total de 2.1 millones de hispanos en Estados Unidos con esta afección, que se relaciona con factores ambientales.
2 Ago 2016 – 12:14 PM EDT
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Amenaza puertas adentro

Tos, jadeos y dolor en el pecho: intentar respirar y no poder. Esos son los síntomas más comunes del asma, una enfermedad que afecta los pulmones y provoca ataques leves, moderados o serios que inflaman las vías respiratorias. En situaciones extremas, puede ser hasta mortal.

Aunque los especialistas no saben exactamente qué es lo que causa que aparezca o se desarrolle por primera vez el asma, sí tienen evidencias de que puede ser hereditario y de que puede ser desencadenado por ciertos factores ambientales, como la mala calidad del aire o determinados ‘provocantes’ del interior de las casas.

“Los niños se ahogan, no pueden respirar”, cuenta Roxana López, una madre con dos hijos con asma que vive en San Pedro, junto al puerto de Los Ángeles. “Se sienten como un pescado cuando se le saca del agua”, describe con angustia, recordando esas noches en las que le da un ataque a alguno de los dos. “Es muy difícil en la noche”

Esta hispana vive en una casa pegada a una transitada calle de San Pedro, rodeada de tráfico de autos, el puerto y las refinerías del cercano vecindario de Wilmington. Y a su puerta fue a llamar hace dos años Jessica Figueroa, una promotora para ayudar a familias con asma que trabaja para la Alianza de Long Beach para Niños con Asma (LBACA, por sus siglas en ingles). “La primera cosa que yo hago cuando entro en una casa es usar mi nariz”, relata esta asesora, sentada al lado de Roxana en el mismo salón en el que se puso a investigar entonces.


Como a otras familias hispanas de estas comunidades angelinas a las que ha ayudado, la recomendación número 1 de Jessica fue que se cambiara de vecindario a otro con un aire más limpio. Pero como tantas otras veces que plantea esta cuestión, la respuesta fue negativa. Demasiado dinero.

Jessica: “Sólo le podemos decir que vivir aquí muy cerca del tráfico le va a afectar mucho a los niños. Yo se lo dije a la señora”.

Roxana:“Sí me lo dijo a mí”.

Jessica: “Sí, varias veces”.

Roxana: “Es difícil cambiarnos”.

Ahora bien, como cuenta orgullosa Roxana, aunque ella no puede parar el tráfico de los autos que pasan por delante de su puerta, sí que ha aprendido lo mucho que puede hacer dentro de su casa. Gracias a la nariz de Jessica.

11 posibles desencadenantes del asma dentro de la casa
Diariamente convivimos con diversas amenazas irritantes o productos que pueden causar problemas respiratorios.

SALA

Cortinas

La suciedad en las cortinas es una amenaza constante de la calidad de aire pues dispersan polvo por todo el hogar.

SALA

Alfombra

Atrapan partículas finas que causan irritación y alergias. Si hay mascotas, almacenan pelos e insectos como garrapatas.

SALA

Polvo

Los ácaros son insectos diminutos que viven en el polvo. Aunque estos no pican, algunas personas son alérgicas a ellos.

HABITACIÓN

Peluches

Acumulan partículas y ácaros que causan irritación y alergias. Estornudos y ronquidos son síntomas de que hay un riesgo.

HABITACIÓN

Sábanas y almohadas

Acumulan polvo, suciedad del hogar y sudor de las personas. No basta con lavarlas periódicamente para evitar alergias.

HABITACIÓN

Colchones

Los ácaros son insectos que se alimentan de escamas de piel humana y este es el lugar propicio para su proliferación.

COCINA

Productos de limpieza

Causan alergia y asma porque contienen químicos como amoníaco, cloro y ​formaldehído ​( presente en desinfectantes​).

BAÑO

Perfumes

Muchos contienen químicos no mencionados en su etiqueta y pueden generar alergias y trastornos hormonales.

BAÑO

Moho

Puede causar irritación de la nariz, garganta, ojos y piel e infecciones en personas con males crónicos en los pulmones.

BAÑO

Cucarachas

Son portadoras de múltiples enfermedades y su excremento es uno de los mayores desencadenantes de asma.

FUENTES: OMS, Clínica Mayo, JAMA, FDA | UNIVISION

“Cuando entré hice la evaluación de la casa. Encontré provocantes, como el polvo, la señora no limpiaba las cortinas, no sabía que tenía hacerlo. También ví que la niña tenía demasiados peluches”, detalla la asesora de LBACA, que explica que son habituales en las casas otros causantes como las moquetas, el moho, cucarachas, químicos fuertes de productos de limpieza…

“Me dijo: ‘Sáqueme todo lo que usted usa para limpiar’. Yo se lo saqué y me daba risa porque me decía: ‘Esto no, esto no, esto no…’. Todo lo que yo usaba me lo quitó”, recuerda Roxana, que recuerda divertida las palabras de la promotora: “‘Todo esto va la basura, señora’”.

Fue un poco ‘shock’ para ella que alguien se pusiera a mirarlo todo en su casa y decirle qué tenía que hacer. Pero funcionó.

“Yo me siento muy agradecida por haberme ayudado”, reconoce ahora Roxana, una de las muchas hispanas de estas comunidades a las que las promotoras de LBACA van enseñando lo grave que puede ser el asma para sus hijos y cómo la enfermedad puede ser bastante bien controlada manteniendo limpio y cuidado el interior de las casas. Al menos, el interior de las casas.

Unas palabras que llenan de orgullo a Jessica, aunque no puede evitar las lágrimas cuando empieza a recitar la gente de su alrededor que tiene asma.

“Mi mamá… mi hermana… mis primas tienen asma. Siento que mi niño ya va a tener asma. Yo misma, viviendo en San Pedro y trabajando en Wilmington siento un silbido en el pecho y que me está afectando mucho”, va contando la promotora, que escogió este trabajo para poder ayudar a otras familias.

En 2014 las autoridades sanitarias estadounidenses contabilizaron un total de 2.1 millones de hispanos en Estados Unidos con la afección.

“Debido al lugar donde viven y trabajan, corren un riesgo mayor: los niños tienen más probabilidades de ser asmáticos y, en general, tienen probabilidades 40% mayores que los blancos no hispanos de morir a causa de la enfermedad”, asegura Lucia Oliva Hennely, jefa de campaña del Environmental Defense Fund, quien se enfoca en trabajar con comunidades hispanas.

Además, tienden a realizar trabajos de baja remuneración como agricultura, construcción y otros empleos de servicio que pocas veces proveen beneficios de salud y que, al contrario, suelen exponerlos a serios peligros respiratorios.

Los especialistas coinciden en que los latinos enfrentan desigualdades de salud que los vuelven más vulnerables a los impactos de la contaminación del aire, que a su vez exacerban problemas respiratorios como el asma. Obstáculos económicos, culturales y lingüísticos provocan que para los latinos sea más difícil acceder a los servicios que los ayudarían a aliviar los problemas de salud causados por la contaminación. Muchos carecen de seguro médico y tienen limitaciones lingüísticas y educativas que les impiden recibir servicios médicos de calidad.

Los hispanos con asma son menos propensos a recibir los cuidados regulares de un doctor o una clínica, destaca Brian Christman, portavoz de la American Lung Association. Según él, los pacientes de origen latino tienen un chance mucho menor de ser prescritos con las medicinas adecuadas y un mucho más limitado a los cuidados especializados. Con él coincide Elena Ríos, presidenta de la National Hispanic Medical Association, quien también destaca que muchas veces los hispanos tienen problemas para seguir los tratamientos, no saben cómo usar los inhaladores y tienden a recibir menos cuidados para su enfermedad en el largo plazo porque carecen de un médico primario.

Por esa razón, requieren cuidados de emergencia de forma más regular, reportan bajos niveles de calidad de vida y un bajo nivel de control, comparados con quienes dominan el idioma. La incertidumbre y el miedo relacionado al estatus migratorio también aumenta los niveles de estrés y limita la disposición de los inmigrantes para solicitar los servicios que tanto requieren.

Tanto la pobreza (21% de los hispanos viven por debajo del nivel de pobreza, comparado con 12.5%, el promedio estadounidense), como los altos niveles de estrés han demostrado afectar la respuesta inmune del cuerpo, produciendo inflamación y empeorando el asma.

Según Joshua Galanter, del programa de medicina pulmonar y de alergias de la Universidad de California, en San Francisco, al momento de evaluar el asma es necesario considerar la discapacidad que generan los síntomas diarios. “Esto impide que las personas lleven a cabo sus actividades cotidianas, relacionadas con el deporte, la escuela o el trabajo”. Según cifras de las autoridades sanitarias estadounidenses, la enfermedad es responsable de unos 10.5 millones de días perdidos de colegio al año, 1.8 millones de visitas a la emergencia y 439,000 hospitalizaciones que duran un promedio de 3.6 días.

El asma no tiene cura, pero sí se puede controlar. Si no se trata de manera correcta, los ataques pueden empeorar con el tiempo y desencadenar enfermedades respiratorias más serias. La educación es clave, especialmente en la cultura latina donde son muy comunes los remedios caseros, que podrían tener efectos secundarios. Descuidar el asma a largo plazo puede debilitar la función pulmonar y ocasionar muerte prematura.

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