Bajar el volumen o apagar la radio o la televisión en casa ayuda a los más pequeños a aprender mejor las palabras

Un nuevo estudio hecho por psicólogas de la Universidad de Wisconsin-Madison halló que la presencia de ruidos de fondo en el hogar o en la escuela -como la tele, la radio, o gente que habla- dificulta el aprendizaje de nuevas palabras en los niños pequeños de entre 22 a 30 meses de edad.
Diversos estudios han confirmado que la adquisición de vocabulario es crucial para el desarrollo cognitivo, social y emocional de los niños y que el número de palabras que un niño haya aprendido aprendido entre los tres y cuatro años de edad son un indicio sobre su futuro desempeño escolar.
Un vocabulario obre a esa edad significa menor comprensión de lectura posteriormente, como también dificultad para entender palabras nuevas y comunicarse con los demás.
Por eso a padres y a madres se les recomienda hablarles mucho a sus hijos e hijas desde que nacen, cantarles o leerles, sin importar si entienden o no lo que se les dice, o que no respondan a la conversación: Un niño no puede aprender a hablar si no escucha palabras.
Este nuevo estudio sugiere que no solo es importante hablarles, sino que el ambiente que más beneficia al aprendizaje es aquel con poco ruido y distracciones, aunque en el mundo real sea difícil de replicar.
"Los hogares modernos están llenos de distracciones ruidosas como la TV, la radio y gente hablando que podrían afectar la manera en como los niños aprenden palabras a temprana edad", dijo Brianna McMillan, estudiante de doctorado y principal autora del estudio publicado en la revista científica Child Development.
"Nuestro estudio sugiere que los adultos deben estar concientes de la cantidad de habla de fondo en el ambiente cuanto interactúan con niños chicos", agregó McMillan.
Para el estudio se hicieron varios experimentos con 106 niños de entre 22 meses y 30 meses de edad.
Los niños primero escucharon oraciones con dos palabras nuevas, luego les enseñaron qué objetos correspondían a esas palabras y finalmente probaron si recordaban las palabras. Todo esto se llevó a cabo con mucho ruido de fondo y con poco ruido.
Tanto los niños de 22 a 24 meses, como los de 28 a 30 meses aprendieron mejor las palabras cuando se las enseñaron con poco ruido de fondo.
En un tercer experimento, a 26 niños de los más grandes les enseñaron primero dos palabras en un ambiente callado y luego los significados de esas dos, y de otras dos nuevas palabras en un ambiente ruidoso.
Los pequeños solo pudieron relacionar con su significado las palabras que les enseñaron inicialmente en silencio, aunque su significado lo aprendieron con ruido, lo que indica que darles pistas cuando están aprendiendo en un ambiente lleno de distracciones los ayuda a superarlas.
"Cuando el ambiente es ruidoso, llamar la atención de los pequeños sobre el sonido de las nuevas palabras puede ayudar a compensar" las distracciones, agregó Jenny Saffran, profesora de Psicología del Colegio de Letras y Ciencias de la misma universidad.
Cuando estén interactuando con los niños y enseñándoles palabras en lugares con mucho ruido, padres y maestros deben, además de pronunciar las palabras, darles pistas adicionales a los chicos para que las aprendan, concluye el estudio.