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Trump y el tormento de Stormy Daniels

“Puede que Trump se haya habituado a maltratar y sobornar a las personas en el mundo de los negocios turbios en el que se fogueó. Pero eso no lo autoriza a llevar métodos tan bajunos a la Casa Blanca”.
Opinión
Miembro de la unidad política de Univision Noticias.
2018-03-13T12:29:25-04:00
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Donald Trump y Stormy Daniels. Crédito: AP

Tanto y tan rápido nos hemos acostumbrado a que Donald Trump haya degradado la presidencia de Estados Unidos, que el feo asunto de Stormy Daniels pudiera convertirse en una anécdota más. La verdad es que en términos de bandidaje y truculencia no se compara con el contubernio entre de su campaña y el régimen del autócrata ruso Vladimir Putin ni con los conflictos de intereses o el nepotismo que ha llevado a la Casa Blanca. Pero que un presidente estadounidense intente impedir que una actriz pornográfica hable en público sobre las relaciones sexuales que ambos presuntamente sostuvieron no es cosa de todos los días. Y que trate de acallarla con los típicos recursos de un matón de esquina bordea lo patético.

Puede que Trump se haya habituado a maltratar y sobornar a las personas en el mundo de los negocios turbios en el que se fogueó. Pero eso no lo autoriza a llevar métodos tan bajunos a la Casa Blanca. Por el contrario, corresponde a las autoridades policiales, judiciales y legislativas el cerciorarse de que no los incorpore al diario quehacer de la presidencia. Por eso es importante que Stormy Daniels, cuyo verdadero nombre es Stephanie Clifford, cuente sin cortapisas lo que sabe de las relaciones entre ambos. Por eso y porque los estadounidenses merecen conocer esos detalles de manera que puedan juzgar mejor la personalidad y el carácter del hombre al que más de 65 millones eligieron con sus votos, con un poco de ayuda de sus amigos del Kremlin, desde luego.

Dicen los que saben de estas cosas que Daniels baila como una Ana Pavlova sin ropas ni pudor. Pavlova fue una de las más grandes ballerinas rusas de fines del siglo XIX y principios del XX. Otros especialistas describen a Daniels como una Isadora Duncan del baile con barra a mitad de la pista. Sea como fuere, la mujer quiere contar, personalmente, que en 2006 fue una de varias actrices pornográficas invitadas a amenizar un torneo de golf en Lake Tahoe, que allí conoció e inició una íntima relación con Trump, quien a la sazón acababa de tener a su tercer hijo varón, Barron, con su tercera esposa Melania; que la relación duró hasta 2007; que 11 días antes de las elecciones presidenciales de 2016, el consigliere legal de Trump, Michael Cohen, le pagó 130,000 dólares como parte de un contrato para que cerrara el pico; y que tiene documentos y evidencias gráficas para demostrarlo. Tal es el súbito celo de Daniels por desembuchar que ahora ofrece devolver el soborno a cambio de que Trump la libere del acuerdo.

Habrá quien cuestione la credibilidad de Daniels debido a su oficio concupiscente y el timing de su afán por confesar. Habrá quien advierta que solo busca hacer más plata de la que propone devolver. Pero lo cierto es que la misma Casa Blanca le dio verosimilitud a su historia al revelar la semana pasada que Trump “le había ganado un arbitraje” en corte recientemente. Sarah Sanders, vocera principal del presidente, se refería a que el consigliere Cohen logró que un juez le otorgara una orden prohibiéndole a Daniels hablar de sus relaciones con Trump. En respuesta, la actriz demandó este lunes a Trump y lo acusó de tratar de acallarla mediante un “acuerdo mordaza” que carece de validez.

Otros elementos dan credibilidad a la versión de Daniels. Cuenta ella que su relación con Trump se desarrolló en un hotel de Beverly Hills, California, adonde la Cadena NBC había trasladado el programa The Apprentice que entonces protagonizaba el magnate. NBC intentaba mejorar los pobres niveles de audiencia del show que previamente se filmaba en la Trump Tower de Nueva York. Otras mujeres han revelado que Trump las cortejó agresivamente en el mismo lugar y en la misma época. La exmodelo de Playboy, Karen McDougall, fue una de ellas. Asegura haber sostenido un amorío con Trump, amorío que ambos combinaban con abundantes cenas de “bistec y patatas”. Otra mujer, Summer Zervos, alega en una demanda judicial que por esos mismos días Trump la besó y manoseó, sin su consentimiento, en un bungalow del mismo hotel angelino. Y una segunda actriz porno, Jessica Drake, cuenta que, por aquel entonces, Trump las recibió a ella y a otras dos mujeres en pijamas en su suite y las trató de besar sin su permiso.

Además de la verdad sobre las relaciones entre Trump y Daniels, los estadounidenses merecen saber por qué el consigliere del empresario, Cohen, le pagó 130,000 dólares a la actriz de cine para adultos. Después de todo, la Casa Blanca niega que Trump haya sostenido relaciones amorosas o sexuales con Daniels. El público merece saber también de dónde exactamente provino el dinero que se le dio a la actriz y si Trump y Cohen acordaron pagos similares a otras mujeres, como alega el escritor Michael Wolff en su libro Fire and Fury.

En 2016 Trump le ganó a Hillary Clinton el voto evangélico, uno de los sectores cristianos más numerosos e influyentes del país. Conocer a fondo las debilidades de carácter y las transgresiones personales de Trump por lo menos servirá para entender que no se ganó ese voto por motivos religiosos ni morales.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es). Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.

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