Trump no es un mesías

En las últimas dos semanas hemos sido testigos de las imágenes aterradoras que dejó el paso del huracán María por Puerto Rico. Nuestra isla, con mayor población de ciudadanos estadounidenses que 21 estados de la nación, fue brutalizada por un huracán de categoría 4 que destruyó la infraestructura de la isla, causó inundaciones masivas y apagó el servicio de luz y los servicios de comunicación celular.
Tan devastador fue el huracán María que el general retirado Russell Honore dijo que “el huracán María en Puerto Rico fue peor que el huracán Katrina en New Orleans”. Honore fue el general que lideró las fuerzas armadas de Estados Unidos en Nueva Orleans, luego de una respuesta bochornosa y poco efectiva del expresidente George Bush a los estragos del huracán Katrina. Durante su misión, el general utilizó la fuerza completa del ejército estadounidense, hizo volar 250 helicópteros por los cielos de Nueva Orleans y movilizó 20 barcos. Dicho esto, uno esperaría el mismo tratamiento para Puerto Rico, ¿verdad?
Pues no. En la colonia, las cosas son diferentes.
Después del impacto de María en Puerto Rico la presencia del ejército estadounidense ha sido solo de medio pocillo, y nuestros alcaldes, a pesar de no contar con suficientes recursos, han tenido que tomar la batuta de la recuperación. Mientras esto ocurría, el gobierno prohibía la entrada a Puerto Rico de cualquier tipo de ayuda internacional amparándose en las Leyes coloniales de Cabotaje que solo permiten traer mercancía y suministros a la isla a barcos estadounidenses con tripulaciones estadounidenses.
A raíz de presión y molestia expresada en las redes sociales por parte de la comunidad puertorriqueña tanto en la isla como en la diáspora, el presidente Trump levantó las Leyes de Cabotaje, pero tan solo por 10 días. Y anunció una visita a la isla este martes.
Pronostico que lo que sucederá durante la visita: será una estrategia política de parte del presidente para mostrar la fuerza del ejército y exaltar su figura, no para ayudar realmente a los puertorriqueños. Las fotos que se sacará serán de gran provecho para su campaña de reelección, especialmente en Florida donde viven más de un millón de puertorriqueños. En fin, quedará claro que la prioridad del presidente no es Puerto Rico y que la reacción del gobierno federal a este desastre ha sido totalmente inaceptable.
El factor Mesías
La tardanza inexplicable en la llegada de suministros a la isla, en conjunto con la fecha de la visita de Trump, apuntan hacia una estrategia política clásica que he denominado “el Factor Mesias”. No es una coincidencia que los barcos del Navy estén llegando a Puerto Rico casi al mismo tiempo que el presidente. La llegada de suministros parece haber sido dilatada hasta que Trump llegue el martes, día en que pisará tierra borincana para proyectarse como un “Mesías” que busca “salvar a Puerto Rico”. Trump y el gobernador de Florida, Rick Scott (quien ya se encuentra en la isla), saben que hay un millón de boricuas en Florida y esa es la razón por la cual van Puerto Rico con sus abrigos de tormenta. Su único interés es político.
¿Pregúntense por qué el Senador Ted Cruz de Texas no ha viajado a Puerto Rico? No lo hará, porque en Texas la influencia puertorriqueña no es tan marcada como en Florida. ¿Se han dado cuenta que los gobernadores estadounidenses que ya han estado en la isla “ayudando” son gobernadores de estados con alta población boricua? Rick Scott de Florida, Chris Christie de Nueva Jersey y Andrew Cuomo de Nueva York. ¿Ayudando a la reconstrucción de nuestra isla o simplemente sacándose fotos para subir a sus cuentas políticas en las redes sociales?
Prepárese para ver un show político de gran magnitud en la isla esta semana. Los políticos estadounidenses jugarán el papel de “Mesías” con el único fin de atraer votos boricuas en sus respectivos estados y luego desaparecer dejando a Puerto Rico en el olvido.
Todos recordamos que el presidente Obama visitó la isla en 2011, poco antes de su reelección. Recordamos cómo se comió una medianoche, besó bebes, saludó gente, y visitó la Fortaleza para luego montarse en el avión presidencial y desaparecer después de solo cuatro horas, no sin antes prometer resolver el status político de Puerto Rico. ¿Qué pasó? Obama terminó dándole una puñalada en la espalda a Puerto Rico al ignorar los resultados del plebiscito del 2012, donde el pueblo rechazó el sistema colonial, y terminó firmando un proyecto de ley republicano conocido como PROMESA, que estableció una “junta fiscal” para perpetuar más aun el régimen colonial en Puerto Rico.
Los boricuas ya hemos visto esta película en el pasado y sabemos ya de la pata que cojea Estados Unidos.
El propósito de la visita de Trump este martes no es ayudar sino militarizar nuevamente la isla y solidificar el colonialismo en nuestra isla durante una época en el que la rebeldía del pueblo puertorriqueño ha aumentado a raíz de la ley PROMESA y el caso omiso que el gobierno estadounidense le prestó a los resultados del plebiscito del 2012 y al de este año, donde prevaleció controversialmente la estadidad con 97% del voto.
Al tardarse tanto en ordenar suministros y dejar sufrir a los boricuas por más de 10 días, el presidente Trump ha aumentado la desesperación de nuestro pueblo. Cuando llegue el martes, los suministros completos llegarán y milagrosamente aparecerán choferes para transportarlos para así el quedar como el gran “Mesías”. Apúntenlo.
Trump se aprovechará también de su visita a Puerto Rico para intentar mostrarle al pueblo estadounidense que no es racista (aunque sus acciones evidencian que lo es), luego de una semana intensa para la Casa Blanca por las protestas llevada a cabo en contra del racismo en los Estados Unidos por parte de jugadores de la liga de fútbol americano NFL.
Esta jugada política está costando vidas, ya que durante los pasados días Puerto Rico se ha quedado sin diésel para operar plantas eléctricas y se estima que el número de muertos supere el centenar, lo que contrasta con los números oficiales.
Sin embargo, nuestro pueblo es mucho más inteligente de lo que ellos creen. Como pueblo, hemos visto estas jugadas políticas en el pasado. Muchos de nosotros ya hemos visto suficientes episodios de la serie “House of Cards” para saber que las movidas políticas que se observan en dicha serie son muy reales
Donald Trump no es un Mesías.
La realidad es que Estados Unidos nos ha fallado nuevamente. Decenas de compatriotas han muerto como resultado y eso es algo que los puertorriqueños en la isla y en la diáspora jamás olvidaremos.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.