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El coronavirus va al colegio

"Ningún país en Europa, Asia o en ninguna otra parte ha reabierto las escuelas con los altísimos niveles de contagio que padece Estados Unidos, el epicentro mundial desde hace meses".
Opinión
Miembro de la unidad política de Univision Noticias.
2020-07-13T15:05:17-04:00
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Una maestra de segundo grado imparte clases on line. Crédito: Andy Lyons/Getty Images

Los mismos protagonistas que nos trajeron el thriller terrorífico de la reapertura prematura de los estados – con su consabida catástrofe de contagios y muertes prevenibles - nos quieren zumbar ahora la reapertura a destiempo y sin planificación de las escuelas. No se conforman con jugar a la ruleta rusa con nuestras vidas de adultos y viejos cancaneantes; quieren jugar también con las de nuestros hijos y nietos. No estoy seguro de que a estas alturas valgan las razones para disuadirles. Pero quedarse callado sigue siendo la peor opción.

No cabe duda de que los niños estadounidenses necesitan regresar a la escuela. Bastante mal anda ya nuestro sistema de educación cuando millones aplauden a los políticos caníbales que nos devoran, ignoran la historia de racismo y discriminación del país y niegan las recomendaciones de la ciencia incluso en lo concerniente a su propia salud.

Como sociedad, no somos lo que creíamos. Y llegar a serlo requiere, sobre todo, educación, especialmente del tipo que, evidentemente, muchos padres se muestran incapaces de enseñarles a sus hijos en sus casas. Educación urgente. Y en defensa propia, como hace tiempo propone el pensador español Fernando Savater.

Muchos padres también necesitan que sus hijos regresen a las escuelas para a su vez retornar a sus trabajos y reanudar otras tareas típicas de los adultos. Y los maestros necesitan ganarse la vida enseñando, que es lo suyo.

Pero lo que debería quedar claro como el cristal es que ningún país en Europa, Asia o en ninguna otra parte ha reabierto las escuelas con los altísimos niveles de contagio que padece Estados Unidos, el epicentro mundial desde hace meses. De manera que primero lo primero. La prioridad debería ser bajar drásticamente esos niveles y, al mismo tiempo, trazar planes razonables, inspirados por lo que saben los científicos sobre el virus, para reabrir las escuelas.

Por ejemplo, los científicos saben que los niños pequeños por regla general sufren menos cuando contraen el virus y no lo transmiten tanto como los adolescentes. Pocos han fallecido en Estados Unidos y a nivel mundial. Estos datos, susceptibles de revisión conforme muta el coronavirus y avanzan las investigaciones de la enfermedad, han permitido en algunos países reabrir las escuelas primarias a las clases asistenciales mientras se mantenía la enseñanza virtual para estudiantes de secundaria y enseñanza superior.

No hay, por supuesto, una forma perfectamente segura de reabrir las escuelas, un método probado que impida totalmente los contagios y las muertes. Pero sí sabemos que los sistemas escolares están reclamando fondos federales y estatales para adoptar medidas preventivas que no pueden costearse con sus presupuestos declinantes debido precisamente a la pandemia.

Esos fondos son indispensables para distribuir mascarillas entre estudiantes, maestros, empleados escolares; mejorar la higiene en los centros docentes; y ampliar los espacios que garanticen mayor distanciamiento social. La Asociación de Superintendentes Escolares estima que se necesitan miles de millones de dólares para establecer estas precauciones elementales en los 13,000 distritos escolares del país.

Expertos sanitarios de otras naciones y de nuestros Centros para el Control y Prevención de Enfermedades también recomiendan limitar la cantidad de estudiantes por clase, crear nuevos horarios escolares para prevenir el hacinamiento y diversificar las jornadas de recreación, desayuno y almuerzo con el mismo fin.

Pero, en lugar de prestarles atención a estas recomendaciones, nuestros políticos caníbales insultan e intimidan a quienes las hacen y amenazan con quitarles fondos a los sistemas escolares si las adoptan. Quieren que todos finjamos que la pandemia de coronavirus no se ha apoderado de nosotros por su incompetencia y su descomunal falta de empatía hacia quienes la sufren en carne propia o en su bolsillo.

Con más de 3,305,000 contagios y 135,000 fallecimientos, Estados Unidos ya paga el precio más alto que ha pagado un país por la pandemia. A ello ha contribuido la absoluta ineptitud de nuestro liderazgo político para mitigar el impacto de la enfermedad. Pero en principio todavía estamos a tiempo de impedir que la catástrofe se extienda a las escuelas por culpa de su ignorancia y su conducta demencial.

Los distritos escolares pueden evitarlo trazando planes sensatos, debidamente informados por lo que se sabe del coronavirus y lo que recomiendan expertos, y exigiendo los fondos que hagan falta para ejecutar esos planes con rigor. Padres y estudiantes pueden y deben secundarles en esta misión humanitaria.

El doble objetivo ha de ser controlar la propagación del virus en nuestras comunidades y propiciar un regreso a clases prudente y seguro, que combine la enseñanza en persona con una versión corregida y aumentada de la virtual. En ello estarán en juego el porvenir, la salud y la vida de millones de personas.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es). Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.


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