Petro Poroshenko fue investido presidente de Ucrania
Comenzó el diálogo con Moscú
El magnate Petro Poroshenko fue investido presidente de Ucrania en un acto oficial en la Rada Suprema (Parlamento) a la que asisten más de medio centenar de delegaciones oficiales.
Poroshenko, el quinto presidente en la historia de este país, reemplaza en el cargo a Víktor Yanukóvich, que se exilió en Rusia tras ser depuesto durante los violentos disturbios de febrero pasado en Kiev, informa la agencia Efe.
La investidura del nuevo jefe de Estado ucraniano se produce después del primer o el viernes entre Poroshenko y el presidente ruso, Vladímir Putin, en el que ambos mandatarios abogaron por el fin de los combates en las regiones prorrusas del este del país.
Ambos jefes de Estado "detalla por su parte la Agencia Press-- convinieron entablar negociaciones a partir del domingo en Kiev, algo que parece casi insólito tras las escalada de los últimos meses, cuyo objetivo es según una fuente sa lograr un alto al fuego, mientras que la insurrección separatista se hace cada vez más fuerte en el este industrial ucraniano.
"El diálogo comenzó, es una buena cosa", declaró el viernes de noche Poroshenko, quien prometió que tras su elección la ex república soviética no se convertirá en otra Somalia, que vive una guerra civil desde hace 20 años. Putin, por su parte, aprobó un acercamiento "justo en su conjunto".
La dura tarea de Poroshenko
Poroshenko, un multimillonario prooccidental, de 48 años, elegido desde la primera ronda de las elecciones del 25 de mayo, con 54.7% de los votos, juró su cargo ante el parlamento de su país.
Petro Poroshenko, hombre de negocios enriquecido en el sector del chocolate, sucede en el cargo a Viktor Yanukovich, destituido a fines de febrero tras un baño de sangre en la plaza del Maidán en Kiev, y desde entonces exiliado en Rusia. La contestación proeuropea, en medio de un frío glacial, duró tres meses.
El presidente señaló que quiere mantener en el puesto de primer ministro a Arseni Yatseniuk, miembro del partido de la exprimera ministra Yulia Timoshenko, segunda en las presidenciales con apenas 12,8% de los sufragios, así como al presidente del parlamento, Olexandre Turchinov, quien ocupó la presidencia del país provisionalmente.
Su dura tarea será concretar las aspiraciones europeas, para lo que tendrá que sacar al país de una recesión casi ininterrumpida desde hace dos años y agravada por la crisis actual. Pero, lo más urgente será lograr la unión del país, al borde de la guerra civil.
La pérdida de Ucrania
Desde la caída de su predecesor, Ucrania perdió la península de Crimea, de hecho retomada por Rusia (que la había cedido en 1954, en tiempos de la URSS) en tres semanas tras un referendo considerado ilegal por la comunidad internacional, al tiempo que enfrenta una insurrección armada, orquestada por Moscú según Kiev, que ha provocado más de 200 muertos en el este del país.
El nuevo presidente de Ucrania aseguró que la península de Crimea, anexionada por Rusia el pasado marzo, "fue, es y será ucraniana".
"Rusia ocupó Crimea, que fue, es y será ucraniana. Y esto se lo dije ayer a los dirigentes rusos en Normandía en los festejos por el 70 aniversario: Crimea es y será ucraniana. Punto y final", aseguró Poroshenko durante su discurso de investidura, indicó por su parte Efe.
Una profunda recesión
"La situación es difícil, aunque no es tan mala como en 2008-2009", constata Olena Bilan, economista de Dragon Capital en Kiev. "La gente ve como bajan sus ingresos. Por el momento la población está dispuesta a soportar el dolor pero con el tiempo esta tolerancia decaerá", asegura, cita la AFP.
Tres meses y medio después de la caída de Viktor Yanukovich, el incendio financiero que abrasaba al país ha sido sofocado en parte. Se ha anunciado un plan de rescate occidental de 27,000 millones de dólares y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha entregado ya 3,200 millones.
La UE se declara además dispuesta a celebrar en julio una "reunión de coordinación" antes de una "conferencia internacional" de donantes a finales de año.
Como consecuencia, la moneda nacional, la grivna, se ha estabilizado, tras haber perdido el tercio de su valor entre diciembre y abril, y las reservas de divisas suben.
Pero los efectos de la crisis financiera apenas empiezan a sentirse.
"La situación es catastrófica, el nivel de vida de la población es muy bajo, los capitales salen del país. El poder que ha sustituido a Yanukovich no ha cambiado nada en el plano económico", matiza Guenadi Balachov, promotor inmobiliario y exdiputado, actualmente al frente de un movimiento empresarial.
La caída de la moneda provocó un aumento de los precios de los productos importados, sobre todo de los carburantes, que repercute progresivamente en la población. La inflación superará probablemente el 10% en los próximos meses, cercenando el poder adquisitivo.
Y todo apunta a que la población no se resignará fácilmente, sobre todo ante las medidas impopulares adoptadas para obtener la ayuda del FMI, como la congelación de las jubilaciones y la subida del precio del gas.
La actividad económica sigue cayendo. El FMI prevé una caída del 5% del PIB este año y muchos expertos todavía son más pesimistas.
"El deterioro continúa", constata el economista Olexandre Jolud, que no prevé mejoras este año.