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Protestas

Los ciudadanos que destronaron a Otto Pérez Molina desde las calles

El movimiento ciudadano se atribuye la renuncia del presidente: “Lo deseábamos con todo el corazón, pero no nos lo esperábamos”, dice una joven de 24 años
3 Sep 2015 – 11:30 AM EDT
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Por Maye Primera @mayepri, enviada especial a Ciudad de Guatemala

“¡Hay que ir a buscar las ratas!”. El día esperado al fin llegó: Otto Pérez Molina renunció a la Presidencia de Guatemala y será imputado este jueves por corrupción. Paola Flores y María Aguilar se percatan de que entre el apuro y la emoción olvidaron al par de ratas hechas de alambre y papel de colores que han llevado consigo a las marchas convocadas en la capital para exigir la renuncia del presidente Pérez Molina y su antigua vicepresidenta, Roxana Baldetti, y el fin de la corrupción que carcome al país.

“No en todas, pero en la mayoría de las protestas llevábamos unas ratas con las caras de Baldetti y Pérez Molina y ahora toca quemarlas”, dice María que, junto a Paula, ha sido de las primeras en llegar a la Plaza Constitución, a las 3:30 de la madrugada de este jueves, para celebrar la meta cumplida.

Dos horas antes -a la 1:18- el vocero de la Presidencia anunció a los medios la renuncia de Otto Pérez Molina -exmilitar, de 64 años, electo en 2011. La noche del miércoles un juez había emitido una orden de arresto en su contra por su supuesta responsabilidad en la red de fraude aduanero conocida en Guatemala como La Línea. 

Por este caso ya han ido a parar a la cárcel 26 funcionarios públicos; entre ellos, la exvicepresidenta, Roxana Baldetti, quien se vio forzada a dejar su cargo el 8 de mayo pasado.  

“En todas las conferencias Pérez Molina había actuado de una manera tan prepotente, tan cínica, que nos imaginábamos que iba a estar preso y diciendo que no renunciaba”, dice María -historiadora, 28 años.

“Lo deseábamos con todo el corazón, pero no nos lo esperábamos”, añade Paola -socióloga, 24 años-, que estalla en una risa sonora cuando los periodistas que van llegando a la plaza le preguntan qué opina, qué se siente.

Ellas, que han participado en cada una de las manifestaciones ciudadanas convocadas por redes sociales desde el 25 de abril, creen que fue la presión popular y no la independencia de los poderes públicos lo que hizo posible la caída de Pérez Molina. 

Lo mismo piensa Manfredo Marroquín, presidente de la organización Acción Ciudadana, que desde 2006 trabaja como capítulo local de Transparencia Internacional: “El Congreso no tenía otra opción. Hay diputados investigados, estaba el palacio rodeado de gente. No fue un acto voluntario de justicia política, fue una cosa forzada por la presión ciudadana”. 

Las protestas contra Otto Pérez Molina y su círculo de poder comenzaron como un movimiento  espontáneo, con plantones frente a la casa presidencial ubicada en la capital, convocados por redes sociales. Con el paso de los días -ya van 19 semanas- las manifestaciones se fueron extendiendo por otras ciudades del país.

Marroquín compara esta movilización ciudadana con aquella que en julio de 1944 hizo posible la caída del dictador Jorge Ubico Castañeda y la instalación del gobierno revolucionario, que promovió la reforma agraria, el seguro social, el código de trabajo antes de su derrocamiento diez años más tarde. 

La Guatemala de entonces tenía unos 3 millones de habitantes. La de ahora tiene poco más de 16 millones, de los cuales un 70.3% vive en la pobreza -13.3% en la miseria- y el furor de la protesta aún no llega a ellos.

“Las clases populares están tan excluidas, tan desorganizadas, que no cuentan. Esa es la triste realidad. A la hora de votar sí, pero nada más. Ellos no determinan la agenda pública del país sino esta clase media que se moviliza, que critica”, explica Marroquín. 

Para el domingo está convocada una primera vuelta electoral en la que los guatemaltecos elegirán al presidente y vicepresidente para el periodo 2016-2020; a los 158 diputados que conformarán el nuevo Congreso y a otros 20 que irán al Parlamento Centroamericano; y a las autoridades de 338 corporaciones municipales. Votarán por 3,900 funcionarios en total. 

Las encuestas ya dan a la abstención como virtual ganadora de estos comicios, viciados por los escándalos de corrupción del último lustro y por una ley electoral que avala la participación de partidos y candidatos acusados formalmente de irregularidades.

Ni María ni Paola irán a votar el domingo. “Ir a votar sería participar de un fraude electoral”, dicen a coro. En cambio, seguirán en la calle. En cambio, quemarán la ratas con rostro de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti frente al Palacio Nacional, en la Plaza Constitución.

En la sección América Latina, todas las crónicas de los corresponsales y enviados especiales de Univision Noticias en la región

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