Los LeBarón buscan respuestas en EEUU tras la masacre de su familia: "México no puede solo"
WASHINGTON, DC.- Ha pasado poco más de un mes desde que Adrián LeBarón y su esposa Shalom perdieron a su hija Rhonita y a cuatro de sus nietos en la exigiendo cambios a sus gobiernos.
Como de una comunidad mormona binacional de unas 5,000 personas que viven a ambos lados de la frontera entre EEUU y México, esta semana cuatro de la familia LeBarón estuvieron reuniéndose con congresistas estadounidenses. Dicen que no pararán hasta tener explicaciones sobre la masacre que los llevó a enterrar a tres mujeres y seis niños, entre su familia y los Langford.
"Cuando estuve levantando los huesos y las cenizas, no supe cuántos balazos le metieron a mi hija y mis nietos aunque la camioneta está acribillada, porque la quemaron y yo nomás agarré cenizas", lamenta Adrián LeBarón en entrevista con Univision Noticias. "Por eso, hice la promesa de que le voy a dar hasta el fin con esto. Aquí me van a ver importunándolos. Ese es mi lema: importunar".
En los últimos días, los LeBarón han recorrido los pasillos del Capitolio para reunirse con el congresista demócrata de Utah Ben McAdams y con los senadores republicanos Rick Scott, de Florida, y Mike Lee, también de Utah, y han hecho gira por distintos medios de la capital. En todas sus citas han insistido en la necesidad de que Estados Unidos designe a los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas, una opción que el presidente Donald Trump dijo considerar, aunque después revirtió.
"Para nosotros es muy importante. Se ha comprobado que México simplemente no puede solo y este es un problema internacional", sostuvo Bryan LeBaron, quien es sobrino de Adrián. " Se lo dijimos claramente a los senadores: EEUU tiene que tomar su responsabilidad en este problema de que aquí se consumen las drogas, de que de aquí vienen las armas. Tenemos que aliarnos y trabajar en conjunto para combatir el mayor problema para los dos países que es la falta de seguridad".
De investigar el crimen a luchar por un cambio
Shalom LeBarón nació hace 56 años en el norte de México y jamás pensó que en ese lugar entre las montañas de Chihuahua y Sonora donde han vivido cinco generaciones de su familia desde que se separaron de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días de Utah podían ser víctimas de tanto sufrimiento.
Pero el pasado 4 de noviembre le tocó ver a nueve mujeres y niños de su comunidad asesinados por un grupo de sicarios ligados al crimen organizado, entre ellos a su hija Rhonita María Miller, de 30 años, y sus cuatro nietos, los gemelos Titus y Tiana, de solo ocho meses, Krystal, de 10 años y Howard, de 12.
"No somos gente de mal, somos tranquilos, trabajadores y no nos metemos con nadie y yo pensé que esa inocencia nos iba a salvar de algún modo", dice la mujer emocionada. "Y para mí esto fue de lo peor, no tiene nombre. Que le quiten la vida a un niño de 12 años, a una niña de 10 años a una madre de siete niños, a otra madre de 13 niños...", enumera.
Shalom y su esposo Adrián estuvieron en el primer grupo que llegó al lugar del ataque. La pareja encontró los cuerpos de dos de las mujeres y dos niños acribillados y a 15 kilómetros el carro carbonizado de su hija Rhonita con los cadáveres de ella y sus cuatro hijos dentro.
"Mi mamá esperó 30 horas antes de que llegaron los equipos forenses", dice su hija Adriana Jones. "¿Te imaginas a una madre por 30 horas llorando? Sabiendo que ellos personalmente tenían que pedir ayuda de sus familias para ir a recoger los cuerpos en las montañas, quemados… Imagina el terror".
Según el relato de Adrián LeBarón, fue la propia familia la que, ante la falta de confianza de que las autoridades fueran a ayudarlos, tomó evidencias de la escena del crimen y recuperó los cuerpos.
"Levantamos a nuestros muertos, casi nos sentíamos cómplices. Pero así fue porque no teníamos confianza. No sabíamos que se iba a involucrar el FBI. Nosotros hacíamos fotos y con guantecitos levantábamos los casquillos (de las balas)", explica. Después, la pareja fue convocada por el FBI para dar su testimonio de lo que vieron al llegar.
Del dolor a la acción
Desde que se enteraron de la muerte de sus seres queridos, la familia LeBarón decidió convertir el dolor en lucha. Ellos mismos se pusieron en o con los medios de comunicación para denunciar lo que estaba pasando cuando las autoridades aún no habían llegado a la zona y después levantaron su voz para pedir el fin a la violencia y así se lo han exigido a los gobiernos de Ciudad de México y Washington.
Adriana Jones, una hermana de Rhonita que reside en Utah, ha acompañado a sus padres a sus encuentros tanto con López Obrador y el canciller Marcelo Ebrard como con los congresistas estadounidenses en los últimos días para pedir ayuda ante el "abandono" del gobierno que se siente en la zona donde viven sus padres.
"Mi hermana no se murió de accidente de carro y sus bebés no se murieron de una causa natural. Los mataron a balazos y quemaron a mis sobrinos y a mi hermana y cuando me da miedo y me pongo nerviosa de estar aquí y de hacer las cosas, pienso en ella, en lo que ella sufrió en esos momentos y me da fuerza de seguir adelante", dice Adriana entre lágrimas. "Ella se murió sabiendo lo que le iba a pasar a sus hijos".
Esta no es la primera vez que los LeBarón canalizan la indignación por la violencia en México. En 2009, después del asesinato de otro miembro de la familia, Benjamín, de 32 años y de un cuñado suyo en Chihuahua por parte de grupos criminales, Julian LeBarón, hermano de Adrián, se convirtió en una cara conocida contra la violencia a nivel nacional en México durante el gobierno de Felipe Calderón.
Esta vez, la familia está decidida a no parar hasta que vean resultados en la reducción de violencia, de los secuestros y del tráfico de drogas. "Ya lo intentamos hace 10 años dejándolo todo en las manos de México y no se pudo y no se va a poder. Ahora no vamos a parar hasta que no tengamos todo el apoyo internacional y tener resultados", afirma Bryan LeBarón.
Designar a los cárteles terroristas no es "mandar soldados a México"
Entre las demandas de los LeBarón está la petición a Estados Unidos de que declaren a los cárteles como organizaciones terroristas, algo que, al contrario de lo que se pueda pensar, para ellos es casi un acto de patriotismo. Dicen que México está sobrepasado y anestesiado por la violencia y creen que la única manera de atacar al narcotráfico es a través de la cooperación y golpeando las finazas de los grupos criminales.
"Designarlos como terroristas no tiene nada que ver con mandar a soldados a México. Todo se trata de tener el poder de congelar bancos, de seguir el dinero, de ver quién está involucrado y quién está haciendo negocios con los cárteles", opina Bryan, el portavoz de la familia en EEUU.
"Sí hay forma de designarlos como terroristas y estar seguros de que se va a proteger la soberanía de México", añade aludiendo al argumento bajo el que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se ha opuesto a esa posibilidad.
Pero para Adrián LeBarón, más importante que EEUU designe a los cárteles como organizaciones terroristas es que tanto el presidente López Obrador como los mexicanos los vean como tal.
"No es el gobierno mexicano es todo México. Yo siento que la gente está en un grado de indolencia. Según está la situación, es como una tocadera: No, les tocó a los LeBaron o les tocó a los otros", lamenta. "Somos sobrevivientes de un holocausto en un país que a nivel municipal está llenándose de sangre todos los días".
Además de con los tres congresistas, en su visita a Washington la familia también tenía previsto un encuentro en el Departamento de Justicia, pero aseguran que no pudieron atenderles y que tuvieron que postergar la reunión hasta después de las fiestas de fin de año.
Y aunque en esta ocasión no se han podido reunir con nadie de la istración Trump, los LeBarón confían en que EEUU está comprometido a ayudarles a buscar una solución.
Respecto a la reunión que tuvieron con López Obrador a principios de mes, la familia se muestra cautelosa. "Yo siento al presidente sincero pero en denial (en fase de negación)", afirma Adriana Jones. "Yo no siento que él no quiere arreglar el problema, sino que no puede y no está dispuesto a decirlo".
En su reunión con López Obrador y Marcelo Ebrard, los LeBaron le propusieron al gobierno mexicano el programa 'un municipio en paz', un proyecto piloto para pacificar una localidad que se pueda extender a otras zonas de México. Sería, dicen, como un sistema de autodefensas pero sin armas.
"Yo no quiero ser activista, quiero ser un abogado y el 911 de México", dice Adrián al explicar el proyecto con el que sueña con su hermano para pacificar los municipios. "Julián dice algo que me gusta mucho:' Yo quisiera que llegara el día en que pasa un secuestro y se para el pueblo'. ¿Y sabes qué? Hay que pararnos hasta que se encuentre a los secuestrados".