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Armas

Rifles hechos en casa: el armamento que compra el narco para borrar la huella de sus crímenes

En años recientes, los carteles de Jalisco y Sinaloa han mostrado interés en tener ‘armas fantasma’ que son fabricadas en talleres clandestinos y carecen de registro. En 2020, las autoridades decomisaron más de 3,000 piezas de rifles y pistolas que fueron llevadas ilegalmente hacia México.
27 Jun 2021 – 02:51 PM EDT
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A sus 73 años, el texano William Scott Simms era un experto en la fabricación de armas de fuego. Con la ayuda de maquinaria especializada elaboró al menos 11 rifles automáticos sin número de serie para venderlos a 10,000 dólares cada uno. También pudo crear silenciadores ilegales. Tenía listo su taller clandestino y ya había identificado a quienes serían sus mejores compradores: narcotraficantes mexicanos.

“Los presuntos destinatarios eran de un cartel que buscaba comprar armas para exportarlas ilegalmente a México”, afirma un comunicado del Departamento de Justicia (DOJ), que la semana pasada anunció que Simms estaba preso enfrentando tres cargos criminales.

No se ha revelado qué cartel mexicano quería las armas fabricadas por Simms, pues el caso está sellado. Pero no es la primera vez que una organización dedicada al tráfico de drogas muestra interés en comprar las llamadas ‘armas fantasma’, que se ensamblan manualmente usando piezas adquiridas en armerías. Al no tener números de serie es imposible rastrear al comprador.

Hace siete años, las autoridades mexicanas detectaron por primera vez que un grupo del narco estaba elaborando Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que a la postre se volvería “el mejor armado de México”, según advirtió hace unos días el gobierno estadounidense.


Los almacenes estaban en la calle Isla Trapani, en una colonia de clase trabajadora de Guadalajara. Por fuera parecía un negocio vandalizado con grafiti, pero ocultaba una sofisticada planta que recibía componentes adquiridos en Estados Unidos, a los cuales les agregaban otras piezas hasta formar los potentes AR-15, los favoritos de los narcotraficantes mexicanos.

Se cree que enviaban los rifles a Michoacán, uno de los territorios donde operan los matones del CJNG y donde es posible se esconda su jefe Nemesio Oseguera Cervantes, alias ‘El Mencho’.


“Dicen que habían hecho como 100 armas. Encontraron 32, pero dijeron que había hecho más para el Cartel Jalisco Nueva Generación”, dice Ioan Grillo, un periodista experto en el narco y autor del libro Blood gun money: How America arms gangs and cartels (Dinero de armas con sangre: cómo Estados Unidos arma a las pandillas y carteles), en una entrevista con Univision Noticias.

Para escribir ese libro, Grillo habló con presuntos contrabandistas de ‘armas fantasma’ que trabajaban para los carteles de Juárez y de Sinaloa. Uno de ellos, originario de California, le dijo que su trabajo consistía en cruzar la frontera con cajas repletas de piezas y entregarlas a un o.

“Le pagaban para mover las partes sin tener tanto conocimiento de las operaciones a escala más grande. Le daban las cajas y las llevaba al otro lado de la frontera. Las entregó y no tenía más conocimiento”, afirma Grillo, un periodista inglés radicado en la Ciudad de México.

23,000 ‘armas fantasma’ usadas para crímenes

Hay pocas cifras oficiales que muestren el interés de los carteles por ametralladoras y pistolas sin rastro, además de las anécdotas de Grillo y un puñado de casos sometidos en cortes estadounidenses.

El dato más reciente sobre este problema se revela en un informe sobre tráfico de armas que la Oficina de Transparencia Gubernamental (GAO) publicó en febrero. Este menciona que en el año fiscal 2020 las acciones conjuntas que realizaron la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP), y agencias de seguridad de México, llevaron al decomiso de 3,053 piezas y rios de armas de fuego.

También incautaron 321 armas de fuego que trataban de cruzar ilegalmente hacia México. Para la CBP significó duplicar sus resultados, pues de 2014 a 2019 confiscó un promedio de 115 armas cada año. Ese esfuerzo, sin embargo, se quedó corto comparado con los 200,000 rifles, escopetas y pistolas que anualmente llegan de contrabando al vecino país, la mayoría ocultos en autos, cita el reporte de la GAO.

Por su parte, el Buró federal de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) informó que las autoridades mexicanas le solicitaron rastrear 121 “receptores” o armazones de armas que incautaron allá entre 2014 y 2018. Es otra estadística mencionada en el informe de la GAO.

Pero esa oficina advierte en su análisis que la ATF desconoce la cantidad exacta de armas de Estados Unidos que se confiscan en México, porque hay corporaciones policiales y militares que no envían sus reportes a la agencia enlace, la Fiscalía General de la República (FGR). Y ni siquiera lleva un conteo del armamento detectado antes de que cruce la frontera sur. “ATF no ha analizado información sobre armas de fuego destinadas a México que incautó en Estados Unidos”, subraya el reporte de la GAO.

Si el problema más grave no tiene una cifra exacta, mucho menos la hay para las ‘armas fantasma’.

Andre Miller, subjefe de asuntos públicos de la ATF, dijo en un comunicado enviado a Noticias Univision que la dependencia no podía proporcionar el número de decomisos de armas de fabricación casera, incluyendo las que estarían ligadas a los carteles mexicanos, porque en ocasiones son otras las agencias del orden que lideran una investigación y no les entregan un informe. Otras veces, señaló Miller, los departamentos de Policía ni siquiera les notifican sobre sus propios decomisos.

“ATF brinda la capacidad de rastrear armas de fuego para nuestros socios en agencias de seguridad, pero muchos no envían las armas de fuego de fabricación privada”, explicó Miller.

El Departamento de Justicia sí da una cifra que permite ver que se trata de un problema creciente: señala que de 2016 a 2020 las fuerzas de seguridad de este país recuperaron más de 23,000 armas de fuego sin número de serie en posibles escenas de crimen, incluyendo 325 homicidios.

Piezas de lanzagranadas del Cartel de Sinaloa

Poco antes de que se decretara una cuarentena por la pandemia del nuevo coronavirus, del Cartel de Sinaloa coordinaron desde California la compra de piezas que son consideradas el esqueleto de los rifles AR-15, que en inglés se conocen como ‘lower receiver’ (receptor inferior). Es el armazón básico en el cual se coloca el gatillo, el cargador, la empuñadura, el cañón y otras piezas esenciales. Decenas de receptores inferiores fueron encontrados en la bodega del CJNG en 2014.

David Campoy, quien es considerado el líder de una célula del cartel que distribuía droga a granel en el norte de California, se encargó de comprar en Texas diez componentes para fabricar pistolas y rifles M-4. Usó el alias de ‘José Fernando Rivas’, desembolsó 7,505 dólares y pidió que enviaran las piezas al apartamento de uno de sus socios en Arizona, de acuerdo con una declaración jurada.

Más tarde, Campoy envió a un distribuidor para que llevara 5,000 dólares y recogiera en Arizona partes de lanzagranadas que el cartel le agregaría a rifles AR-15. Una camioneta pick-up ligada a este grupo criminal cruzó hacia el estado mexicano de Sonora el 7 de marzo de 2020 y volvió al siguiente día, aparentemente para entregar las armas, de acuerdo con registros del CBP citados en la acusación.

La evidencia colectada para este caso incluye una fotografía que recibió Campoy por WhatsApp el 26 de abril de 2020, en la cual se observa un metal negro envuelto en un periódico de Sonora. Era un potente lanzagranadas tipo M203 calibre 40 milímetros, según el Departamento de Justicia.


“Mire primo, ya se terminaron de fabricar las piezas. Nada más falta que lleguen los tubos para terminar de maquinarlos y pintarlos. Pero todo lo demás ya está listo”, le avisaron por la misma aplicación.

El 19 de junio de 2020, Campoy recibió otra imagen de siete tubos con los cuales estaba elaborando más lanzagranadas. Le dijeron que estaban a punto de unir las piezas, para luego “agregarlas a rifles AR-15 construidos usando componentes comprados” por Campoy y un familiar, señalan documentos judiciales.


Al día siguiente, Campoy le preguntó a su cómplice si le ayudaba a conseguir fusiles de francotirador calibre 50, que se han vuelto muy cotizados por los carteles porque sus balas pueden atravesar el blindaje más fuerte y hasta derribar un helicóptero.

Otro caso relacionado ocurrió en Florida en junio de 2019. Le llamaron ‘Operación Patagonia Express’, porque detectó un masivo esquema de tráfico de armas de fuego y componentes que llegaban hasta Sudamérica. Las autoridades de Estados Unidos, Argentina y Brasil decomisaron 5,300 piezas y armas que iban destinadas para el crimen organizado, según un comunicado del Servicio de Inmigración y Protección Fronteriza (ICE).

Las ametralladoras que no existen

Por sí solos, los receptores inferiores de los rifles y pistolas son catalogados como armas de fuego. Por lo tanto, deben tener un número de registro y sus compradores necesitan pasar por una verificación de permisos de portación y otra de antecedentes criminales.

Sin embargo, hay huecos legales que los contrabandistas están usando. Grillo explica que hay fabricantes que venden un armazón de AR-15 que contiene hasta el 80% de los receptores inferiores, el límite máximo para no ser considerado un arma. Este se puede completar con otras piezas que se venden en el mercado. El resultado es una ametralladora que no existe para el gobierno.

“Pueden comprar cientos de esas partes sin hacer la verificación de antecedentes penales… Así se evita a la ley”, advierte el periodista.

Para un cartel, la ventaja de tener un armamento sin un registro facilita ocultar a sus contrabandistas en EEUU, menciona Grillo. “Si ahora encuentras a un delincuente en México que tiene un AR-15 y este tiene un número de serie, las autoridades pueden rastrear quién lo compró -por ejemplo- en Phoenix. Sacan el perfil y puede ser un ‘comprador de paja’ del cartel que tiene un historial limpio. Pero si el rifle no tiene número de serie no tienen nada qué rastrear”, detalló el experto.

Una preocupación es que pandilleros en Estados Unidos que venden droga de los carteles, les paguen con ‘armas fantasma’. Desde hace unos años, la oficina de alguaciles del condado de Los Ángeles ha advertido que el uso de este armamento “es una tendencia entre las pandillas del sur de California”, lo cual significaba que los criminales están haciendo rifles y pistolas porque no los pueden comprar legalmente.

Agentes encubiertos de la ATF que investigaban a dos pandilleros de Denver detectaron que fabricaron y vendieron 45 rifles automáticos sin importarles que terminarían en manos de sicarios del Cartel de Sinaloa, como les hicieron creer. Andrés Luna, miembro de la pandilla ‘Sureños’, purga ahora una condena a más de 15 años de prisión por posesión de una ametralladora y distribución de droga. Su cómplice José Eduardo Trujillo fue condenado a 7 años de cárcel por los mismos delitos.

La istración Biden emitió en mayo una propuesta para tratar de detener este problema. La medida requeriría que los minoristas realicen verificaciones de antecedentes antes de vender material que permitan que alguien ensamble un arma en su casa y obligaría a los fabricantes incluir un número de serie en receptor o armazón.

“Los delincuentes y otras personas a quienes se les prohíbe poseer un arma no deberían poder aprovechar un hueco legal para evadir las verificaciones de antecedentes penales y escapar a la detección por parte de la Policía”, dijo el fiscal general Merrick B. Garland en un comunicado.

A decir de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), la propuesta no haría nada para abordar los delitos violentos y solo le impondría regulaciones “excesivas” a los dueños de armas que respectan la ley.

La NRA también se ha pronunciado en contra proyectos legislativos estatales, como la S-13 y S-14 de Nueva York, que pide imponer cargos criminales a quienes vendan, transfieran o intercambien receptores o armazones incompletos.

“‘Arma fantasma’ es un término inventado para asustar. Los fantasmas son imaginarios, como lo es el problema que este proyecto de ley está tratando de abordar. Existe poca evidencia de que este tipo de armas de fuego se utilicen en delitos en Nueva York”, criticó la NRA en febrero.

“Los delincuentes no están interesados en equipos costosos y el proceso laborioso y lento de fabricar sus propias armas de fuego, como los aficionados; cuando simplemente pueden eliminar los números de serie desfigurando las armas”, agregó dicha asociación.

El periodista Ioan Grillo cree que el contrabando de las armas caseras podría incrementarse si Estados Unidos decide finalmente imponer controles más estrictos a la venta de armas a civiles. “Si no es que, al mismo tiempo, atacan todas las maneras como los traficantes mueven las armas”, dijo.

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