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Guerra Rusia y Ucrania

Ucrania niega que vaya a usar una 'bomba sucia' contra fuerzas rusas: te explicamos qué es

El posible empleo de bombas sucias, que hasta la fecha no ha sido acreditado en ningún conflicto, genera una gran alarma entre la población porque su composición incluye elementos radiactivos.
Publicado 25 Oct 2022 – 06:16 AM EDT | Actualizado 25 Oct 2022 – 10:12 AM EDT
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Ucrania rechazó este lunes las acusaciones de Rusia sobre que esté preparando la utilización de una 'bomba sucia' en su propio territorio. De hecho, culpó a Moscú de utilizar armas de destrucción masiva y llamó a una dura respuesta de Occidente.

El gobierno ucraniano aseguró que las acusaciones rusas son un intento de distraer la atención de sus propios planes de detonar una 'bomba sucia'.

La ministra de Defensa alemana, Christine Lambrecht, dijo el lunes que la afirmación rusa de que Ucrania podría utilizar una bomba sucia era “indignante”. La Casa Blanca subrayó nuevamente que las alegaciones rusas eran falsas.

“Simplemente no es verdad. Sabemos que no es cierto”, dijo John Kirby, portavoz del Pentágono. “En ocasiones anteriores, los rusos han culpado a otros de cosas que ellos planeaban hacer”.

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, acusó al propio gobierno ruso de estar preparando el terreno para el uso de un dispositivo radiactivo en suelo ucraniano.

El posible empleo de bombas sucias, que hasta la fecha no ha sido acreditado en ningún conflicto, genera una gran alarma entre la población porque su composición incluye elementos radiactivos, pero, según los expertos, su capacidad destructiva no es muy superior a la del armamento convencional.

¿Qué es una 'bomba sucia'?

También conocida como arma radiológica, la bomba sucia es un explosivo convencional, como por ejemplo la dinamita, enriquecido con material radiactivo que se disemina al estallar el explosivo, siguiendo una doctrina de uso similar a la de las armas químicas.

Pese a contener elementos radiactivos, las bombas sucias no son armas atómicas, que requieren una compleja reacción nuclear de fusión, y su alcance y el daño que pueden generar es solo una fracción ínfima del que es capaz el armamento nuclear.

En el caso de las bombas sucias, el elemento radiactivo apenas eleva directamente la letalidad del explosivo, pero en teoría sí podría generar una contaminación en el área afectada que amplifica los efectos de un ataque con armamento convencional.

Sin embargo, la dispersión provocada por el explosivo genera un efecto de "dilución" del contaminante en el ambiente, reduciendo drásticamente la dosis radiactiva que sufrirían las potenciales víctimas.

Por ello, por encima de sus posibles efectos destructivos, los expertos señalan la capacidad que este armamento tiene de generar alarma entre la población.

Nunca utilizadas en combate

Actualmente ningún ejército del mundo incluye entre su armamento las bombas sucias, según un estudio publicado en 2021 por el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) del Ministerio de Defensa de España, que precisa que solo algunos grupos terroristas, principalmente islamistas radicales y supremacistas de EEUU, barajan su posible utilización.

En la guerra de Corea (1950-1953), EEUU se planteó y descartó su uso, señala el informe del IEEE, pero fue Sadam Husein, en la década de 1980, quien estudió su incorporación a un ejército regular con el objetivo de eludir las prohibiciones internacionales sobre armas nucleares. Finalmente, también abandonó el proyecto.

Según científicos de la ONU, Irak llevó a cabo en 1987 ensayos de la explosión de una bomba radiológica, desestimada por la baja letalidad.

Cuando llegó la década siguiente ningún ejército del mundo se planteaba ya el uso de las bombas sucias en combate por su escasa efectividad y su compleja manipulación, además de por las prohibiciones internacionales, con lo que su posible utilización quedaba restringida al ámbito de los grupos terroristas.

En noviembre de 1995, el líder checheno Shamil Basáyev anunció que un contenedor radiactivo se encontraba en el parque moscovita de Izmáilovo. En el contenedor había Cesio-137 y su nivel de radiación superaba cien veces la norma, aunque las autoridades rusas descartaron que pudiera poner en serio peligro la salud de la gente.

Expertos militares señalaron sin embargo que su explosión en un lugar determinado y en condiciones meteorológicas que hicieran posible la dispersión de los materiales fisibles sí podría convertirse en "fuente de sustancial contaminación radiactiva".

Desde entonces han sido frustrados varios intentos de grupos terroristas de desarrollar bombas sucias y no hay constancia de que haya llegado a materializarse ningún ataque de este tipo.

Ya en 2004, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) denunció que "en casi todos los países" hay material para crear una "bomba sucia" y aseguró que más de un centenar de países tenían programas “inadecuados” de control y gestión para evitar y detectar el robo de materiales radiactivos.

El OIEA, dependiente de la ONU, instaba a considerar este control “una prioridad”.


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