La Iglesia católica se actualiza practicando exorcismo a través del celular
"Hay que decir la verdad: el mundo del exorcismo es un campo que no es fácil. La teología de algunos decenios lo había abandonado porque no lo consideraba a la altura del mundo racionalista de hoy". De esta manera justificaba Vatican News, el órgano oficial de comunicación del Vaticano, la celebración de un curso para la práctica de los trabajos que supuestamente permiten expulsar al demonio de personas presuntamente poseídas.
El seminario se está desarrollando esta semana, del 16 al 21, en Roma. Esta es ya la decimotercera edición, que es definida en dicho medio como "una experiencia única en el mundo", aunque avisa de que la participación está "extremadamente reservada". Y por si fueran pocas estas limitaciones, también especificaba que "los trabajos se realizarán a puerta cerrada".
En todo caso, se crea o no en la posesión demoniaca, desde el lunes unas 250 personas de 51 países diferentes están asistiendo al curso 'Exorcismo y la liberación de la oración' en el que se está tratando recuperar "con rapidez el tiempo perdido". Durante estos días, están abordando materias tan dispares como la brujería en África, la técnica paso a paso para expulsar demonios o cómo diferenciar a alguien con una enfermedad mental de otra que supuestamente se ha convertido en el rufugio de uno de esos demonios.
Uno de los principales istas de este encuentro es el cardenal Ernest Simoni, un veterano exorcista de 89 años, que con seguridad dejó a más de uno perplejo cuando durante su intervención del lunes reveló que los métodos para estas labores han cambiado de manera radical con el avance de la tecnología.
Simoni explicó que, a veces, tiene que realizar entre cuatro o cinco trabajos de exorcismo por teléfono celular en un solo día en su país natal, Albania, según indicó The Daily Beast.
"Me llaman y hablamos y es así como yo lo hago", afirmó a la agencia Reuters. El cardenal, a través de su teléfono, lee las oraciones necesarias en latín, tal como haría si el ritual lo realizara en presencia de la otra persona.
Este gran avance, sin embargo, levantó más de una ceja entre sus compañeros. Y es que sus palabras, según The Daily Beast, no cayeron de buena gana entre algunos de sus colegas, que lo criticaron porque, según arguyeron, no es bueno aplicar el rito de manera telemática ya que la persona afectada con frecuencia acaba retorciéndose y llega a levitar.
Sin cifras
No hay datos precisos sobre estas supuestas posesiones demoniacas. En la nota que anunciaba el seminario, se decía de manera vaga que el curso era necesario "sobre todo en este periodo histórico en el que recurrir al exorcista se ha triplicado". También se recogía -sin citar ninguna fuente- que "en Italia, según los datos más recientes (..) las personas involucradas serían al menos medio millón".
" El número de exorcismos ha aumentado sin duda en los últimos años", declaró a Reuters el profesor Giuseppe Ferrari, organizador del curso, aunque tampoco citó ninguna fuente.
En todo caso, la propia Iglesia es consciente de que este tipo de ritos no debe practicarse de manera indiscriminada. Solo sacerdotes pueden realizarlos y únicamente tras obtener el permiso del obispo o una licencia.
Además, la ciencia es otro de los factores que va en contra de este tipo de intervenciones. No es un secreto que en la historia muchos ataques epilépticos u otras enfermedades pudieron ser la excusa para la intervención de los exorcistas.
En este sentido, los organizadores han reconocido que estas prácticas solo se deben realizar cuando los doctores no tienen una razón para explicar el comportamiento de una persona que se supone está poseída. Pese a ello, Simoni no tuvo reparo en recordar en su intervención que "hay millones de personas que están poseídas por Satán. Pero cuando Satán oye la palabra de Dios, se queda aterrorizado".
Los participantes en el curso también van a tener la posibilidad de escuchar a criminólogos, sicólogos o doctores. Si usted está interesado, sepa que con casi total seguridad se volverá a repetir el próximo año. Pero vaya preparando el bolsillo: el precio del seminario es de 370 dólares, aunque tiene un costo extra de 308 si se necesita traducción del italiano, lengua en la que se ofrece. Además, deberá pagar el alojamiento, a menos que quiera pasar unos días de 'infierno' durmiendo por las calles de Roma.