Cómo fue posible que la Iglesia católica eligiera a un hombre como el papa Francisco y cómo puede marcar el próximo cónclave
Basílica de Santa María la Mayor de Roma, el lugar en el que pidió ser enterrado. Y es que el deseo del argentino Jorge Bergoglio fue que la sencillez que quiso para su vida marque también su recuerdo.
a favor de los inmigrantes y los pobres.
Ahora la atención pasará a los 135 cardenales de menos de 80 años que se reunirán en cónclave para elegir al próximo pontífice en un proceso marcado por la pompa y la tradición, y que tendrá su punto culminante con la ‘fumata blanca’ que anuncie que hay nuevo papa.
Los partidarios de Francisco esperan que el elegido sea uno que continúe con la labor del argentino, que buscó ser el "papa de los pobres", combatir la corrupción en el Vaticano y los abusos sexuales, así como acercar a la Iglesia a colectivos a los que le había dado la espalda. Los más conservadores, seguro buscan retomar la senda de Benedicto XVI.
Eso sí, para hacerse una idea de cuál será el devenir de ese cónclave, conviene repasar lo que hizo posible que el 13 de marzo de 2013 fuera Bergoglio el que asomara al balcón de la Basílica de San Pedro convertido en lo que él mismo llamó el primer papa llegado del fin del mundo.
Cómo fue posible la elección del papa argentino
El dicho de que "quien entra al cónclave papa sale cardenal" se hizo particularmente evidente en el caso de Bergoglio, el primer americano, de hecho el primer no europeo, en ascender a lo más alto de una iglesia que se pretende universal.
Se dice que el cardenal Bergoglio convenció a la jerarquía católica para que lo eligieran papa con un discurso que luego se conocería como ‘La dulce y confortadora alegría de evangelizar’.
La elección del argentino, por delante de los entonces favoritos, fue posible, probablemente, gracias a que no vino tras el fallecimiento de un papa enfermo y los habituales meses de intrigas y cabildeos. Se dio después de la abrupta renuncia de Benedicto XVI, que aunque se produjo en medio de escándalos como los VatiLeaks, en realidad tomó a todos desprevenidos en la Iglesia.
Los cardenales apenas tuvieron un mes para encontrar su candidato. Y fue en la penúltima de 'las congregaciones generales', los foros en que se preparan para el cónclave, que hizo su convincente discurso. Le bastaron tres minutos hablando de una Iglesia que debía salir de sí misma, tanto en lo geográfico como en lo existencial, para evitar ser una organización enferma.
Fue cuando dijo que el nuevo papa tendría que ser alguien que “ayudara a la Iglesia a ser la madre fecunda que vive ‘la dulce y confortadora alegría de evangelizar’”.
Así, sin hacer campaña y gracias a que todos los que lo conocían hablaban bien de él, convenció a los cardenales de que era el “hombre verdaderamente santo” que la Iglesia necesitaba para emprender un cambio radical y dejar atrás los escándalos.
El pontificado de Francisco: obispo de Roma y papa de los pobres
Bergoglio ha explicado que eligió su nombre de papa por Francisco de Asís, fundador de la orden de los franciscanos que pasó a la historia como ejemplo de vida de pobreza y austeridad como valores cristianos. Eso era el anuncio de unas intenciones que quedaron claras en su primer día de pontificado, cuando renunció a la limusina y fue a la pensión en la que se había alojado los días previos a recoger sus pertenencias y pagar la factura.
El personal de la pensión quedó doblemente en shock. El cura que se había alojado allí (no vestía de cardenal para evitar llamar la atención) no solo había sido elegido papa, además se había presentado allí, al día siguiente, para pagar la factura.
Francisco también renunció a vivir en el lujoso Palacio Apostólico e insistió en usar el título de obispo de Roma más que papa. Dejó atrás la pompa de la que disfrutaba Benedicto, particularmente en la vestimenta, ya que se pasó a tejidos más austeros y no empleó las prendas cargas de simbolismo histórico que tanto gustaban a su antecesor.
El combate a la pederastia en el seno de la organización, en la que ha tenido más o menos éxito, lo llevó a crear la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores. En abril de 2018, tras su viaje a Chile, hizo dimitir a todos los 34 obispos del país sudamericano.
Y aunque siguiera diciendo que la homosexualidad es pecado, al menos condenó las leyes que la castigan como un delito y llamó a abrir las puertas de la Iglesia a la comunidad LGBTI, algo que contrasta con la histórica actitud imperante entre la jerarquía católica.
Francisco también supervisó reformas del Banco del Vaticano plagado de escándalos y tomó medidas para alinear financieramente a los burócratas, limitando su compensación y capacidad para recibir regalos o adjudicar contratos públicos.
Autorizó a la policía del Vaticano a allanar su propia Secretaría de Estado después de que surgieron sospechas sobre una multimillonaria inversión en proyecto inmobiliario en Londres. Después de un juicio de dos años y medio, el tribunal condenó al cardenal Angelo Becciu por malversación y emitió veredictos mixtos a otros nueve, absolviendo a uno.
Francisco despojó a Becciu de sus prerrogativas como cardenal, incluido su derecho a entrar y votar en el cónclave, algo que ahora él disputa.
Cómo puede marcar el papa Francisco el cónclave de su sucesor
Todos los cambios que impulsó, aunque algunos no pasaran de ser un nuevo tono, encontraron resistencias entre los más conservadores de la Iglesia en numerosas ocasiones, que seguro buscarán marcar el destino del cónclave.
Dos de los ejemplos que más ruido hicieron fueron escrito por el cardenal australiano George Pell.
Del otro lado, estarán los que hablan de que el nuevo pontífice siga adelante con el trabajo iniciado por Francisco. El cardenal venezolano Baltazar Porras le dijo a la agencia AFP: "Creo que cualquiera de los que el Espíritu Santo ponga para seguir adelante —como el mismo papa Francisco decía: esto es un proceso irreversible— que continúe todo aquello que él ha comenzado, que es no solo ni tanto para el bien de la Iglesia, sino de toda la humanidad".
"Como latinoamericano significaba una bocanada de aire fresco, de sencillez, de cercanía y que es expresión de lo que es la fe cristiana y lo que ha sido la fe cristiana y la fe católica en nuestro continente", agregó.
Porras es uno de los 135 cardenales llamados a encerrarse en la Capilla Sixtina para elegir al papa, y que debe comenzar entre el 5 y 10 de mayo, y terminar con la 'fumata blanca' y un 'Habemus Papam' cuyas intenciones no dejarían lugar a dudas si eligiera llamarse Francisco II o Benedicto XVII.
Con información de AFP.
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