Polémica cápsula para suicidios asistidos pasa revisión legal en Suiza
Ha sido bautizada como Sarco y es una “cápsula suicida”, portátil, que fue desarrollada en Suiza. Recientemente el aparato ha pasado por una revisión legal, lo que allana el camino para que sea utilizada en ese país europeo.
El creador de la cápsula es el doctor Philip Nitschke, quien también es activista sobre el derecho a la eutanasia y miembro de la organización Exit International, quienes han dicho que está desarrollada no solo para ser utilizada sino para ser construida por una impresora 3D.
Nitschke aseguró a la cadena EuroNews que el objetivo del aparato es que en el futuro cualquiera pueda descargar el diseño y lo imprima para así "desmedicalizar" el proceso de muerte eliminando la necesidad de que los profesionales médicos se involucren.
Escepticismo por la cápsula
Una junta de revisión médica suiza recién autorizó el uso de Sarco Suicide Pod, que tiene forma de ataúd con ventanas y puede ser transportada a un lugar tranquilo, ya sea en una instalación de asistencia de suicidio asistido o en el exterior, para los últimos momentos de la vida de una persona que está en una situación de enfermedad terminal y ha solicitado a las autoridades de salud la aplicación de las leyes de eutanasia.
"Queremos eliminar cualquier tipo de revisión psiquiátrica del proceso y permitir que el individuo controle el método por sí mismo", dijo Nitschke al portal SwissInfo.ch. “Nuestro objetivo es desarrollar un sistema de detección de inteligencia artificial para establecer la capacidad mental de la persona. Naturalmente, hay mucho escepticismo, especialmente por parte de los psiquiatras”.
La cápsula se puede activar desde el interior y puede dar a la persona que tiene la intención de morir varias opciones para sus momentos finales.
Así funciona la cápsula
Para hacer uso de la cápsula, Nitschke explicó que la persona deberá responder una encuesta en línea que está destinada a demostrar si está tomando la decisión en libertad, es decir sin presión y por su propia cuenta. Si es aprobada, se enviará la ubicación de la cápsula y se les dará un código de .
Para hacer uso de ella se deberán responder preguntas pregrabadas y presionar un botón que iniciará el proceso de inundar el interior con nitrógeno.
"La persona entrará en la cápsula y se acostará", dijo Nitschke. "Es muy cómodo", agregó.
El proceso, según el médico, tarda unos 30 segundos. “La muerte se produce por hipoxia e hipocapnia, privación de oxígeno y dióxido de carbono, respectivamente. No hay pánico, no hay asfixia", sostuvo.
En Suiza, solo en 2020, alrededor de 1,300 personas murieron por suicidio asistido. Casi todas lo hicieron ingiriendo pentobarbital sódico líquido, una sustancia que pone al paciente en un coma profundo antes de morir.
Los creadores de Sarco Suicide Pod esperan que esté operando en 2022. La organización ha hecho tres prototipos, pero uno no era "estéticamente agradable". Hasta ahora, no se ha anunciado cuánto costará utilizar el servicio.
El suicidio es legal en varios países
Actualmente, el suicidio asistido es legal en los Países Bajos, Bélgica, Alemania, Luxemburgo y Canadá.
En Suiza, la cooperación al suicidio no es delito mientras no existan motivos egoístas. El suicidio asistido se lleva a cabo a través de asociaciones pro derecho a morir, como Exit International; algunas también atienden a extranjeros.
Las cortes constitucionales de Alemania, Austria e Italia han dictado sentencias en las que permiten la cooperación al suicidio en algunas circunstancias e impulsan a sus parlamentos a legislar adecuadamente este derecho.
La eutanasia es considerada cuando la persona que está en una situación irreversible médicamente es desconectada de los medios que la mantienen con vida. Pero -en este caso- no es el paciente, sino sus familiares o autoridades médicas, las que deciden poner fin a los medios artificiales que mantienen los signos vitales de la persona que ha sido declarada clínicamente muerta.
En el caso del suicidio asistido, la persona está en plenas facultades mentales y decide poner fin a su vida porque el deterioro de su salud es irreversible o ya está en fase terminal de su padecimiento y ese proceso de deterioro hacia la muerte, en muchos casos, implica un sufrimiento físico.
Los creadores de esta cápsula, ya aprobada por las autoridades suizas, intentan dejar todo el proceso en manos de la persona que ha decidido poner fin a su vida, acabando con cualquier responzabilidad de un tercero que puede asistir en ese proceso.
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