El asentamiento emergió de aguas de la represa de Mosul por la extrema sequía que padece la región. Irak es uno de los países más afectados por el cambio climático. El sur de la nación, particularmente, está viéndose afectado por una persistente sequía. Para evitar que se pierdan las cosechas, se ha recurrido al agua de la presa de Mosul. Crédito: Universidad de Freiburg
La ciudadela, de la Edad de Bronce y sobre la que no había estudios arqueológicos previos, incluye numerosos edificios, entre los que hay un palacio. Los investigadores creen que pudo haber sido un importante centro urbano del Reino Mittani (1550 al 1350 a. C.). Crédito: Universidad de Freiburg
Los arqueólogos se apresuraron a excavar y documentar el hallazgo, al menos en lo posible, antes de que volviera desaparecer bajo las aguas, algo que no se sabía cuándo sucedería. A toda prisa, consiguieron financiación de la Fundación Fritz Thyssen, a través de la Universidad de Freiburg. Crédito: Universidad de Freiburg
El equipo de investigación quedó sorprendido por el buen estado de conservación de las murallas, a pesar de que estaban hechas de ladrillos de barro secados al sol y estuvieron bajo el agua durante más de 40 años. Para evitar que la subida de las aguas dañara el lugar, lo cubrieron con plásticos. Crédito: Universidad de Freiburg
De particular interés resultó el descubrimiento de cinco vasijas de cerámica que contenían un archivo de más de 100 tablillas cuneiformes que datan del período asirio medio, poco después del terremoto que golpeó la ciudad. Algunas tablillas de arcilla, que pueden ser cartas, aún se encuentran en sus sobres. Crédito: Universidad de Freiburg
Los investigadores esperan que este descubrimiento proporcione información importante sobre el final del período Mittani y el comienzo del dominio asirio en la región. "Es casi un milagro que las tablillas cuneiformes hechas de arcilla sin cocer sobrevivieran tantas décadas bajo el agua", dice Peter Pfälzner, profesor de la Universidad de Tübingen que se sumó espontáneamente a las excavaciones. Crédito: Universidad de Freiburg