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Legisladores demócratas y republicanos se resisten a dar por muerta a la reforma migratoria

A pesar de las amenazas lanzadas durante la campaña, de deportar a millones de inmigrantes indocumentados, algunos republicanos y demócratas creen en milagros en el gobierno de Trump.
11 Nov 2016 – 04:54 PM EST
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El congresista Mario Díaz-Balart (D-Florida) y el senador Bob Menéndez (D-Nueva Jersey) no pierden la esperanza de una reforma migratoria durante el gobierno de Donald Trump. Crédito: Getty Images

Un grupo de legisladores republicanos y demócratas en el Senado y la Cámara de Representantes se ha reunido a puerta cerrada por meses para discutir una futura reforma migratoria, según confirmaron este viernes a Univision Noticias dos de esos congresistas.

Las reuniones bipartidistas arrancaron desde al menos junio del año pasado, cuando el presidente electo Donald Trump lanzó su candidatura y fijó una agenda antiinmigrante. Así lo contaron en separadas entrevistas telefónicas el senador demócrata Bob Menéndez, de Nueva Jersey, y el representante republicano Mario Díaz Balart, de Florida.

La idea, reconocieron ambos congresistas, era mover una propuesta migratoria bajo un gobierno encabezado por Hillary Clinton, cuya derrota ante Donald Trump en la elección presidencial este martes contradijo casi todas las encuestas y proyecciones que la perfilaban como ganadora.

Ahora cualquier reforma migratoria deberá ser aprobada bajo el presidente electo Trump, cuyas promesas de campaña incluyeron crear una fuerza de deportaciones, expulsar del país a millones de personas sin papeles, construir un "gran muro" en la frontera con México y cancelar las acciones ejecutivas migratorias del presidente Obama.

"Trump va a querer arreglar y asegurar la frontera", aseguró el republicano Díaz Balart, quien fue reelecto el martes como congresista del sur de Florida. "Creo que esta es una avenida en la que el grupo bipartidista pueda poner ahí la solución permanente, que establezca la legalización de los que llevan aquí muchos años y carecen de antecedentes criminales".

Como mandatario, Trump podrá vetar cualquier ley aprobada en el Congreso, a menos que tenga al menos dos tercios de apoyo en el Senado y en la Cámara. Por esa razón, cualquier propuesta sobre inmigración deberá incluir el tema sobre cómo reforzar la seguridad en la frontera, un tema clave para el presidente electo, explicó Díaz Balart.

“Donde no hay controversia es en determinar quiénes entran y quiénes salen de Estados Unidos”, dice Díaz Balart. “La seguridad fronteriza no es una cuestión controversial. Ambos partidos lo reconocen y vamos a trabajar en eso. Se trata de una prioridad del presidente electo. Y creo que dentro de esto tenemos la posibilidad también de tratar el tema de los indocumentados”, sobre todo aquellos que no han cometido delitos.

Según el senador Menéndez, los demócratas creen que en el 2017 podrán recuperar el tema de la reforma migratoria, “empezando donde nos quedamos la última vez y revisando lo que se hizo”.

A pesar de sus diferencias con el presidente electo, el senador demócrata de Nueva Jersey dijo el jueves en su página de Facebook que sigue siendo importante que el país cuente con “un sistema migratorio que refleje nuestros valores como nación”. Y agrega: “He pasado toda mi vida trabajando con personas con las que no estaba de acuerdo, presentándoles una perspectiva nueva en su pensamiento, y basándome en hechos y cifras para respaldar el lado humano de cualquier discusión”.

Menéndez tiene fe de que Trump respaldará un plan bipartidista para lidiar con el sistema de inmigración si se le pone ante la mesa. “Aunque nunca olvidaré lo que ha dicho sobre los latinos, el presidente electo ahora tiene la oportunidad de demostrarle a nuestra comunidad que sus acciones son diferentes a sus palabras”, explicó el demócrata.

Los detalles

Un día antes de la elección, el congresista demócrata por Illinois, Luis Gutiérrez, dijo a Univision Noticias que tenía programada una reunión con Díaz Balart para hablar de la reforma migratoria. "También con la congresista Zoe Lofgren (demócrata por California), quien encabeza el subcomité de inmigración del Comité Judicial de la Cámara, y varios republicanos", dijo entonces Gutiérrez. "Llevamos meses reuniéndonos con distintos grupos que apoyan la reforma y estamos escribiendo un proyecto".

El congresista de Illinois explicó que después del estancamiento del debate de la reforma migratoria en junio de 2013, “nunca dejamos de hablar. Sabíamos que no iban a ser fructíferas las gestiones sino hasta después de la votación del martes”. Y agregó: “Vamos a continuar delineando, por escrito, todas las áreas que debemos buscar en un proyecto de ley”.

Díaz Balart confirmó esas reuniones y asegura que continúan desarrollándose después de la elección de Trump el martes. “Somos más de 20 republicanos”, reveló.

El republicano de Florida reitera que el plan actual incluye una vía de legalización de indocumentados que no han cometido crímenes. “Es una prioridad de un grupo bipartidista que hemos estado trabajando desde hace varios meses este tema para traerlo a la mesa”, dice el republicano de Florida. “Los que trabajamos por la reforma migratoria en el 2013 quedamos casi intactos (después de la elección) y vamos a seguir adelante para tratar de lograrlo. Estamos conscientes que será muy difícil pero de todas formas vamos a intentarlo”.

Díaz Balart asegura estar "cauteloso pero con fe" de que su partido apoyará una reforma en el Congreso. "Pensamos que podemos conseguir los 218 votos necesarios en la Cámara de Representantes para aprobar algo en el próximo Congreso", dijo.

En el Senado, el Grupo de los Ocho en el que participó Menéndez lo integraron además los demócratas Chuck Schumer (Nueva York), Richard Durbin (Illinois) y Michael Bennet (Colorado), y los republicanos John McCain y Jeff Flake (Arizona), Lindsey Graham (Carolina del Sur) y Marco Rubio (Florida).

Una fuente del Senado consultada por Univision Noticias dijo que la mayoría de los senadores del grupo, incluyendo a republicanos, no han abandonado la idea de someter una propuesta para debatir el futuro de inmigrantes indocumentados que no tienen antecedentes criminales.

Una sorpresa electoral

En julio, el senador republicano Graham expresó su temor de que su partido sufriría una debacle en las elecciones, e incluso advirtió que podría perder el control del Congreso por la falta de apoyo del voto latino. Los resultados, sin embargo, fueron otros.

En el inicio de su campaña Trump dijo de los inmigrantes mexicanos que eran violadores, asesinos y narcotraficantes. El pasado 31 de agosto prometió en Phoenix, Arizona, que deportaría a dos millones de indocumentados criminales junto a otros cuatro millones que se quedaron más allá del plazo permitido por sus visas. Otros cinco millones que no tienen antecedentes criminales deberán salir del país y pedir una visa para regresar legalmente a Estados Unidos, según planteó el entonces candidato sin detallar cómo lo harían, y sin dar garantías de que todos los que salgan podrán regresar.

Trump ha dicho que en los primeros 100 días de su gobierno echará a andar una maquinaria de deportaciones y cancelará las acciones ejecutivas migratorias del presidente Obama. Entre ellas, se cuenta la Acción Diferida del 2012 (DACA) que beneficia a unos 900,000 jóvenes indocumentados que entraron siendo niños al país y se les conoce como dreamers.

También ha dicho que construirá un muro a lo largo de la frontera sur que pagará México, y aumentará las penas de cárcel para los indocumentados deportados que regresen sin permiso.

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La fuerza de deportación con la que Trump dijo que sacaría del país a 11 millones de indocumentados

La vía dibujada por Trump

Cuando el presidente electo dio a conocer su plan migratorio de 10 puntos el 31 de agosto en Phoenix, dijo que unos cinco millones de indocumentados (sin antecedentes criminales) tendrán que salir y gestionar visas en sus países de origen.

El problema está en que si salen de Estados Unidos sin un permiso, les cae encima la Ley del Castigo, que penaliza con tres años fuera a los que llevan más de 180 días ilegalmente en el país, y 10 años a los que pasan de 365 días.

El 20 de noviembre de 2014 el presidente Barack Obama anunció una Acción Ejecutiva migratoria que incluyó un programa para que algunos cónyuges e hijos indocumentados de residentes permanentes o ciudadanos, por medio del Formulario 601-A, pidan un perdón provisional y queden exonerados de la Ley del Castigo. Pero Trump ha amenazado con cancelar estas órdenes en la primera hora de su gobierno.

De hacerlo, no se sabe si le pedirá al Congreso que apruebe una norma para modificar la Ley del Castigo o emitirá una orden ejecutiva otorgando algún tipo de perdón provisional que garantice el regreso de los cinco millones de indocumentados que él ha dicho que podrán volver legalmente a Estados Unidos.

Acuerdos previos

"Estoy convencido de lo difícil que será esto (aprobar una reforma migratoria en 2017)", confiesa Díaz Balart. "Pero pienso que si queremos lograrlo tenemos que hacerlo en el primer año. De lo contrario, será más difícil. Es un tema técnica y políticamente muy complicado para lograrlo. Tenemos ya distintas versiones (planes) y nos hace falta un momento, una oportunidad para lograrlo".

Advierte que las negociaciones entre ambos partidos deberán incluir una agenda, y en ella figuran economía, trabajos, la reforma de salud (Obamacare) y la guerra contra el Estado Islámico (ISIS). “El nuevo Congreso tendrá que hacer algunas cosas primeramente”, dice. “El desempleo sigue alto para las minorías. Y sabemos que, desafortunadamente, el sistema de salud que existe hoy en día está en bancarrota. Todo eso tenemos que ponerlo sobre la mesa antes de decidir la reforma migratoria”.

Deportaciones masivas

A la pregunta si apoya o no las deportaciones masivas de por lo menos seis millones de inmigrantes indocumentados como lo prometió Trump (dos millones con antecedentes criminales y cuatro millones que se quedaron más allá de la fecha permitidas por sus visas), Díaz-Balart dijo que “físicamente es imposible deportar a mas personas de lo que ha estado deportando el presidente Obama. Nadie ha deportado más que éste presidente en toda la historia”.

Señaló que el presidente electo Trump “ha dicho que él quiere, como prioridad, fortalecer frontera y determinar quién entre y quién sale”, y dentro de este esquema “debemos ver quién se puede incorporar legalmente”.

A la pregunta si el Partido Republicano está dispuesto a encarar a Trump en este tema, sobre todo en permitir la legalización de algunos indocumentados, señaló que “el Presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, ha estado claro en que él quiere arreglar esto. No está a favor de la retorica que ha dicho el presidente Trump” durante la campaña.

“Estamos buscando votos. Necesitamos 218 en la Cámara Baja y 60 en el Senado. Esto es extremadamente difícil. Hasta ahora en los últimos 10 años no se ha logrado. Hace falta esa una oportunidad y un vehículo, y es posible que esa oportunidad sea que hallemos la solución para asegurar las frontera. Pero cualquier cosa que acordemos deberá ser bipartidista. El presidente electo no tiene los 60 votos en el Senado”, advirtió Díaz.-Balart.

Al insistir en la pregunta sobre las deportaciones masivas, el legislador dijo “no veo cómo pueda hacerlo”, y añuntó que quizás se registre un aumento, “pero no será arriba del 1 o 2% de lo registrado con Obama, que en el último año deportó un promedio diario de 643 indocumentados.

“Si no han cometido delitos serios (los indocumentados) no creo que veamos un incremento por encima de lo que ha hecho Obama”, indicó. “Puede que Trump sea más eficiente, pero estimo que no hay mucho más que se pueda hacer en mi opinión. No aumentarían mucho (las deportaciones), pero eso no alivia la preocupación de las personas que están con temor. Van a seguir (las expulsiones) hasta que arreglemos el sistema. Pensamos que será posible en el nuevo congreso pero primero deberemos arreglar la seguridad en la frontera”, concluyó.

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