La peregrinación a la virgen a la que se encomiendan los ecuatorianos que buscan migrar a EEUU
En fotos: La peregrinación de devotos al santuario de la virgen de los migrantes en Ecuador
Azoguez, Ecuador.- En el sur de Ecuador, en la ciudad de Azoguez, hay un santuario mariano donde entre las velas rojas que atraen el amor y las amarillas que llaman al trabajo, se encuentran velas rosadas y moradas que se encienden por los viajes y la buena suerte.
La peregrinación al sitio, que ocurre cada primero de enero, es parte del rito de muchos migrantes ecuatorianos que emprenden el viaje hacia Estados Unidos. Una de las plegarias más populares es la oración de despedida, que está escrita en un muro del templo: “Contigo se queda mi corazón hasta que regrese a tu casa”.
La receptora de los pedidos es conocida como la Virgen de la Nube y aunque muchos feligreses creen en su poder para la sanación, por aquello que se cree que se le apareció y curó a un obispo en tiempo de la colonia española, también existe la convicción de que obra para que los migrantes crucen la frontera entre México y EEUU.
Hay varias placas de agradecimiento que le atribuyen ese 'milagro'. En una de ellas, que reposa en las columnas del convento, con fecha 8 de enero de 2008, se lee: “Agradecimiento a la Virgen de la Nube por haber llegado con bien a los EEUU. Tu fiel devoto N-T”.
Azoguez, origen de buena parte de la migración ecuatoriana que ha llegado a EEUU, este año empezó a recibir a los devotos de la virgen desde el 28 de diciembre. La demanda de milagros y los agradecimientos varios hace que se programen misas cada hora, para alcanzar a mencionar a todos los urgidos y a los agradecidos.
No es fácil que alguien reconozca sus ganas de viajar de forma ilegal hacia EEUU. “Los pasadores te meten miedo, te dicen que no hables del viaje ni con tu misma familia”, dijo Homero Cantuña que cruzó la frontera dos veces en los años 90 y vivió un total de 12 años en Nueva Jersey. Su camiseta con un águila calva pintada con los colores de la bandera estadounidense delatan a este ecuatoriano retornado, de casi 60 años, que habla sin tapujos de su migración y atribuye a la virgen haber salido vivo de su segunda travesía.
“La primera vez fue llegar a Tijuana y atravesar un túnel, pero la segunda vez me negaron la visa mexicana y tuve que ir por Guatemala. Nos metieron en un camión sin ventilación una noche para atravesar México y pasaron dos días antes que nos sacaran. Vimos la muerte tan cerca que los padres que viajaban con hijos empezaron a darles la bendición”, dijo Cantuña.
Muchos de los visitantes asiduos al santuario son personas mayores que tienen a sus hijos en el exterior. Algunos traen las limosnas que estos envían y a cambio reciben alguna imagen de la virgen, un rosario, un calendario o agua bendecida en un bote con forma de la virgen que más tarde enviarán a sus seres queridos. Para ellos se abre una hospedería del santuario, que cada año luce más vacía y se aventura la posibilidad de que muchos se han cambiado de religión o que han emigrado también.
Una de las huéspedes de este año es Ana María Campoverde, de 70 años pasados, que viene a agradecer por la recuperación de su hijo mayor, que vive en Nueva York hace 20 años.
“No sé qué le pasaba, tenía ansias de morir, se acostaba en su cama y se quedaba dormido, para él era nada la vida”, cuenta y añade que la sanación vino después de que ella hablara con la virgen “de madre a madre” y rezara una novena en su casa. Así son los 'milagros' que se cuentan estos días en estas latitudes.
A las velas de colores se suman otros ritos que hacen las familias de los migrantes como llevar fotos de los ausentes, como si ellos mismos hicieran la romería. Muchas de estas se quedan luego en una urna de cristal donde está una talla de la Virgen de la Nube. La mayoría son fotos tamaño carnet, pero también hay retratos de los nuevos primos que nacen en tierras lejanas y otras imágenes de antaño que esconden mensajes como “vuelve pronto”. Pero en verdad son pocos los que vuelven y muchos los que se van.
Uno de los estandartes que acompañó a la virgen durante la romería de este 2019 llevaba la leyenda de “la madre de los migrantes” y representa a un grupo de oración que se mantiene activo todo el año. Benjamin Oñate, de 62 años, quien portó la bandera este año, contó que “un joven Torres fundó el grupo, pero emigró hace poco”. Mientras se abría paso en el tumulto confesó que ahora él es el líder del coro de oración y se animó a contar que él mismo tiene un hijo de 28 años “recién ido, que fue encomendado a la virgen”.
Azoguez y sus alrededores siguen expulsando a personas, sobre todo jóvenes, cuyas familias siguen comprometiendo el pago de 12,000 o 14,000 dólares por el viaje. Entre los últimos casos mediáticos están los dos jóvenes que en febrero pasado cayeron del tren de aterrizaje de un vuelo de la aerolínea Latam que tenía como destino Nueva York.
Mientras exista ese deseo de marcharse seguirá vigente la oración de despedida que está en el santuario de la Virgen de la Nube: “Te suplico no dejes de bendecir mi trabajo, mis proyectos y de guiar todas mis acciones”.