La madre y el niño ahogados en el Río Grande habían sido devueltos a México a la espera de asilo
Desde que a finales de agosto fue devuelta por las autoridades estadounidenses a México con su hijo Iker Idalia Herrera llamaba todos los días a su esposo Elmer desesperada.
"Los tuvieron dos semanas en migración y después los regresaron a Matamoros. De ver que era muy peligroso, ella llamaba todos los días. Decía que dormían en la calle y se desesperaba", le cuenta a Univision Noticias su cuñado Wilfredo Córdova. Por eso, asegura, la madre decidió regresar a Ciudad de México con el niño para tratar de volver a la frontera y cruzar por otro lado. Su objetivo: encontrarse con su esposo Elmer y sus dos hijas mayores, de 7 y 5 años, que habían migrado hace tres meses a Estados Unidos.
Con ese plan, Herrera buscaba tener mejor suerte y quizás sortear a las autoridades migratorias. Pero el pasado 11 de septiembre se encontró con la muerte cuando no logró resistir a la fuerte corriente del Río Grande con su hijo de 1 año y 9 meses en brazos y ambos murieron ahogados. Los agentes de marina de la Patrulla Fronteriza recuperaron los cuerpos en un área cercana al arroyo San Felipe, cerca del sector de Del Río, en Texas.
"El miércoles a la noche tuvimos varias llamadas de la embajada de Honduras. Nos dimos cuenta de que habían fallecido", cuenta Wilfredo Córdova, quien vive desde hace 20 años en Charlotte (Carolina del Norte), a donde hace aproximadamente tres meses llegaron su hermano Elmer y sus dos sobrinas.
Las hijas mayores todavía no saben que su mamá y su hermano han muerto
Wilfredo Herrera esperó a confirmar la noticia a la mañana siguiente para comunicársela a su hermano. "Fue desesperante. Se descontroló", afirma."Él no halla qué hacer", añade.
En medio de la tragedia, la familia aún no ha encontrado la manera correcta de contarle a las dos hijas mayores de Idalia Herrera que su mamá y su hermano han muerto.
"Cuando estaba en Matamoros, (Idalia) se comunicaba con ellas y les decía que ya pronto iba a estar aquí con ellas", recuerda Córdova. "La más grande pregunta que dónde está (su mamá). Yo le dije que iba para un lugar más bonito que aquí, que tomó otro rumbo".
Precisamente, la idea de reencontrarse con su esposo y sus hijas fue la que movió a Idalia Herrera a salir de su comunidad de El Limón, en Nacaome (Valle), el 1 de agosto pasado con su hijo menor Iker.
"Cuando mi hermano llegó, ella decía que quería estar con su familia. Le decía que iba a salir porque quería estar con las niñas", afirma Wilfredo Córdova.
Como muchos de los migrantes que llegan a EEUU desde Centroamérica, la pareja soñaba con ofrecerles un mejor futuro a sus hijos. En Honduras, Elmer tenía una barbería, pero, según cuenta su hermano, entre las extorsiones que tenía que pagarle a la mara y las protestas en contra del gobierno que paralizaron el comercio "el negocio se vino abajo".
"Se fueron por la desesperación y el hambre", afirma Córdova. "En el país de uno no es fácil vivir. Hasta los policías te venden", lamenta.
Dos meses de diferencia, dos realidades opuestas
Aunque apenas habían pasado dos meses desde que había migrado el padre con las dos hijas mayores, cuando Idalia Herrera decidió emprender el mismo camino las circunstancias en la frontera eran bastante diferentes.
Lejos de procesarla y dejarla libre en EEUU, como le sucedió a su esposo, a Herrera la regresaron a México por el programa denominado Protocolo de Protección del Migrante (PPM), por el que Estados Unidos envía al país vecino a solicitantes de asilo mientras sus casos avanzan en las cortes estadounidenses, como confirmó la vicecanciller para Asuntos Consulares y Migratorios de Honduras, Nelly Jerez.
Univision Noticias consultó a la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) si efectivamente Herrera y su hijo eran parte del programa también conocido como 'Remain in Mexico' ('Permanezca en México'), pero no ha obtenido respuesta.
Según datos proporcionados por el gobierno hondureño, la mayoría de los más de 38,300 migrantes que han sido retornados a México por el PPM son de ese país (13,728), por delante de los guatemaltecos (12,175) y los salvadoreños (4,992).
El endurecimiento de las políticas migratorias de EEUU ha provocado una acumulación de migrantes en la frontera norte mexicana que han saturado ciudades como Matamoros, donde muchos de los que esperan la fecha de su corte migratoria no tienen cabida en los albergues y deben dormir a la interperie sin a servicios higiénicos y con dificultades para conseguir comida.
Y esa fue la situación que llevó a Idalia Herrera a tratar de cruzar el Río Grande por su cuenta y la que llevó a su muerte, en un caso que recuerda al de migrante salvadoreño ahogado a finales de junio junto a su hija cuando trataban de llegar a EEUU desesperados por la gran espera en Matamoros.
Por eso, las autoridades insisten en su mensaje a las familias para no poner en riesgo a los niños en el intento de los padres por buscarles una vida mejor: "Las disposiciones legales migratorias están cada vez más rigurosas en los Estados Unidos en la frontera sur", reconoció la vicecanciller hondureña Nelly Jérez en un comunicado enviado a Univision Noticias. "Asimismo, las autoridades estadounidenses han dejado claro que viajar con niños no garantiza el ingreso a esta nación".
Mientras gestionan la repatriación de los cadáveres con las autoridades hondureñas, la familia Herrera ha creado una página de GoFundMe para reunir fondos para el envío de los cuerpos de la madre y el hijo.