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América Latina

La historia detrás de Wilder, el niño migrante que fue hallado solo y semidesnudo en México

La imagen de un niño de dos años de edad, que fue encontrado sin camisa a la orilla de una carretera en México, estremeció a quienes la vieron. ¿Quién es este pequeño, con quién viajaba, de dónde venía y, sobre todo, por qué estaba solo?
5 Jul 2021 – 11:14 AM EDT
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Entre senderos inhóspitos que se han abierto en medio de elevadas montañas, recorrimos más de 400 kilómetros desde Tegucigalpa, para llegar a San José Miramar, un caserío del municipio de Santa Rita, departamento de Copán, Honduras.

Allí, en una casa de adobe que está a medio construirse nació, hace dos años, el pequeño Wilder Ladino García.

Este niño, quien acaparó las portadas de los medios locales e internacionales por la forma en cómo fue encontrado en México, salió de este pueblo el pasado 25 de junio, acompañado de su padre, Isidro Noé Ladino Garza, de 27 años.

“Porque no tenemos dinero para comprar la comida para irnos manteniendo", dice Lorena García Vásquez, de 23 años, la madre de Wilder, quien nos abrió las puertas de su casa para contarnos por qué, junto a su esposo, tomaron la decisión de que ambos “probaran suerte”.

La foto que casi le provoca un infarto

El lunes 28 de junio, el Instituto Nacional de Migración (INM), de Veracruz, en coordinación con la Guardia Nacional, informaron, a través de un comunicado, sobre el abandono de un niño de dos años, en un camión que "transportaba a más de 100 personas extranjeras hacinadas”.

El comunicado indicaba “que las personas de origen centroamericano" que fueron encontradas en una carretera que conecta a Chiapas con Veracruz, México, "presentaban síntomas de deshidratación y asfixia. Lamentablemente se localizó allí, el cuerpo de un joven sin vida, de alrededor de 25 años de edad”.

La fotografía que mostraba al niño con la descripción que hicieron las autoridades mexicanas rápidamente se hizo viral.

Ese mismo día, en horas de la tarde, una llamada telefónica desde México, sacudió a Lorena. “Que si yo era la mamá del niño y que lo habían encontrado solito, a la par de un tráiler”, afirma a Univision Noticias que le preguntaron.

La llamada puso de cabeza su mundo, pero ver la fotografía de su pequeño Wilder dice que ha sido el trago más amargo de su vida. “Sentí desesperación por mi niño, sentí como que la vida se me había ido de este mundo. Sentí gran dolor en mi corazón porque yo estaba segura que mi niño iba para allá y nunca creí que les iba a pasar eso por el camino”.

No sabe porque iban en tráiler

El domingo 27 de junio a las 11 de la mañana, fue el último día que Lorena tuvo comunicación con su esposo Isidro. Un agobio se apoderó de ella porque desde que salieron, él le iba indicando por dónde iba y las condiciones en las que se ambos encontraban.

Quizás eso explique el por qué Lorena agacha su cabeza y llora cuando dice: “Yo no sabía que en el tráiler iban con otros migrantes. Como el papá del niño me dijo que iban en bus, no, no, no sé nada yo, porque irían en ese tráiler”.

Desde entonces esta mujer permanece en zozobra, pues aunque sabe que las autoridades de Migración de México tienen a su niño, no sabe exactamente dónde y cómo está su esposo, quien se comunicó con ella para decirle que estaba detenido, pero no sabe exactamente dónde.

Por esta razón salieron de Honduras

Al llegar al caserío donde vive Lorena, basta elevar la mirada para observar que la pobreza se disputa terreno con la miseria. Esta mujer vive en una casa de tierra que lleva mucho tiempo sin poder concluirse. En su interior, unas sillas quebradas, unos botes de plástico apilados alrededor de un fogón, sobre el cual están un par de tortillas duras.

“Mi esposo gana 100 lempiras al día (unos 4 dólares), cuando encuentra, porque trabaja dos o tres días a la semana como jornalero de unas personas de aquí”, dice. Con ese dinero, Isidro mantiene a Lorena, a su otra hija Nancy Abigail, de seis años, y al pequeño Wilder.

“Como toda la gente está cruzando con menores de edad, por eso nosotros decidimos que él se fuera con el niño. La idea era que ya él al estar en migración iba a pasar con el niño para allá”, dice con un tono de voz en el que se escucha el miedo de no saber en qué va a parar esta historia.

A unos cuantos metros de la casa de Lorena, se erige la vetusta vivienda de Julia Garza, una mujer de 74 años de edad, madre de Isidro y abuela Wilder.

Entre el llanto y la tristeza que le provoca lo que vive en este momento, dice “mi hijo iba bien desesperado al ver la pobreza en que vivían. Él decidió irse con su niñito al saber que algunos pasaban con niños”.

Ejército de pobres

Esta pareja está convencida que en su pueblo no hay oportunidades para darles una vida mejor a sus hijos. Su bajo nivel educativo tampoco ayuda, pues él apenas cursó el segundo grado de educación primaria y ella llegó hasta el cuarto.

Isidro, Lorena y sus hijos son parte del ejército de pobres de este país centroamericano. De acuerdo con datos oficiales, la tasa de pobreza en este país, con más de 9 millones de habitantes, tuvo un incremento lamentable de 59.3% en el 2019, a 70% en el 2020.

“Aquí yo no tengo dónde trabajar”, dice Lorena, “y como ya le dije, con 100 pesitos que gana mi esposo cuando encuentra trabajo, apenas comemos un tiempo al día”, agrega.


En esta región, como en muchas otras zonas del país, la pandemia ha dejado a miles de familias sin empleo. El paso de los huracanes Eta y Iota también dejó secuelas importantes que afectan a miles que ven en el viaje hacia los Estados Unidos la única oportunidad para sacar adelante a sus familias.

Pero más grave que la pandemia y los huracanes, es la corrupción que salpica a la istración de Juan Orlando Hernández. No por gusto, Ricardo Zúñiga, enviado del presidente Joe Biden para el llamado triángulo norte de Centroamérica, señaló que “cada año la corrupción le cuesta al pueblo de Honduras aproximadamente el 12% de su Producto Interno Bruto (PIB), es decir, tres mil millones de dólares en el 2020, en el marco de la pandemia de la COVID-19”.

El funcionario estadounidense brindó ese dato en el marco del Encuentro Nacional de Empresarios, celebrado en la capital hondureña bajo la convocatoria del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), la semana anterior.

“Devuélvanme a mi hijo"

Sin darle una fecha específica, las autoridades de México y de Honduras le informaron a Lorena que en los próximos días le devolverán a su hijo. “Esto me tiene desesperada porque quiero tenerlo aquí conmigo”.
Pero más preocupación le causa no saber con precisión dónde y con quién está su esposo Isidro. Él se ha comunicado dos veces con ella, “me dijo que lo tenían detenido en Tuxtla, pero sólo eso”.

Lorena no tiene claro qué pasará con Isidro, por eso pide a las autoridades que le den una oportunidad para llegar a los Estados Unidos, porque al ser deportado a Honduras, regresará a vivir en las mismas condiciones que lo orillaron a intentar cruzar con su hijito, de forma indocumentada.

“Hay personas que critican, pero solo uno que sabe que a veces no hay ni qué comer y uno se desespera por los hijos. Por eso pido una oportunidad, que vean cómo vivo y que vean que en verdad necesito ayuda para sobrevivir con mi familia”, puntualizó.

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