El sigiloso esfuerzo para sacar a los indocumentados de los negocios de Trump evadiendo toda responsabilidad
Doroteo Hernández dobló las 11 camisas marcadas con su nombre y los 11 pantalones kaki que usaba como uniforme en el campo de golf Jupiter y los entregó a finales de marzo junto con su gorra. Su supervisor le insistió que se quedara con la gorra que llevaba el logo del club, le dio un abrazo de despedida y lo dejó ir con pesar. Era su último día como empleado y no precisamente porque así lo haya decidido.
Este inmigrante mexicano de 42 años, de los cuales en los últimos 10 trabajó en un campo de golf del presidente Donald Trump en Mar-A-Lago, Florida, es uno de seis indocumentados que se suman a la lista de trabajadores que luego de décadas de haber sido empleados con papeles falsos han sido despedidos de propiedades del mandatario en meses recientes.
Primero fueron Victorina Morales, de Guatemala, y Sandra Díaz, de Costa Rica. Ellas revelaron en diciembre pasado haber trabajado por años en el club de golf de Bedminster de Trump en Nueva Jersey, donde las contrataron a sabiendas de que estaban de manera ilegal en el país e incluso a una de ellas sus jefes la ayudaron a conseguir documentos falsos.
Luego siguieron Gabriel Sedano, Margarita Cruz y otros 10 empleados del Club Nacional de Golf Trump, en el condado Westchester, Nueva York. El patrón era el mismo: fueron despedidos en enero por no tener documentos legales o permisos de trabajo, algo que –alegan– sus jefes supieron durante años, pero hasta ahora resultó ser un problema.
Pocos meses después fue el turno del mexicano Juan Quintero, quien también trabajó sin papeles (y sin problemas) casi dos décadas en un campo de golf de Trump y al menos tres años en un campo de caza privado de los hijos del mandatario, en el estado de Nueva York. A Quintero lo despidieron de la misma manera que a los demás y sin más argumentos que sus documentos ya no eran aceptables.
Suman más de una veintena, pero no son los únicos. Se trata solo de aquellos que se han atrevido a contar su testimonio a medios nacionales como The New York Times y The Washington Post para denunciar una práctica irregular en los negocios del presidente Trump y sentar su voz de protesta sobre algo que ellos no consideran justificable.
"Ellos se deshicieron de mí después de tantos años de duro trabajo porque no tengo papeles", lamentó Hernández en una entrevista con el Times. Su queja es la misma de todos los que han quedado desempleados por el mismo motivo: no es algo de lo que se hayan enterado ayer sus patrones.
Con sus historias pretenden probar que no porque ahora quieran purgar silenciosamente a los indocumentados que han trabajado por años en su organización, los Trump pueden negar que sus campos de golf, hoteles y demás instalaciones han dependido desde siempre de la mano de obra de trabajadores sin papeles como ellos, que llegaron al país en busca de una mejor vida para sus familias.
"Quiero que ellos reconozcan lo bueno que hacemos. Dieciocho años de trabajo deberían dar una luz de que no somos las personas que él dice: malos, violadores, narcotraficantes, lo peor que ellos dicen que somos", dijo Juan Quintero al Post a principios de marzo.
Cómo evaden la responsabilidad
A todas luces se trata de una contradicción con el discurso antiinmigrante del presidente, que por lo tanto no le conviene que sea visibilizada y que con varias estrategias ha intentado mitigar. Para empezar, Trump se ha mantenido en su posición de negar estar al tanto de la contratación de indocumentados en sus negocios.
Mientras de frente sigue alimentando su base de seguidores con el tema de la "emergencia nacional por la crisis migratoria en la frontera" pintando a los inmigrantes como "invasores" y "criminales", por detrás sus empresas –aunque ahora son istradas por sus hijos– han seguido aprovechando de la mano de obra trabajadora barata que estos le ofrecen.
¿Cómo? Tercerizando esos trabajos a través de compañías de personal que son las que se encargan de todo el proceso de contratación, desde pagos y beneficios hasta de comprobar el estatus migratorio de los empleados. Así sigue siendo responsabilidad de estas empresas, no de la organización Trump, cualquier falla en esos contratos.
"El concepto completo es tener alguien más que asuma la responsabilidad", dijo a The New York Times el abogado Greg Schell, de Florida.
Los convenios con este tipo de empresas iniciaron justo cuando la mirada fue puesta en los negocios de Trump al convertirse en presidente o incluso desde que estaba en campaña, según recuerdan varios exempleados sobre los cambios en sus contrataciones.
En años recientes la organización Trump transfirió todo su personal de mantenimiento de Mar-A-Lago y campos de golf cercanos, que antes contrataba directamente, a Barnett Management, una compañía con sus oficinas centrales en West Palm Beach que se especializa en mantenimiento, jardinería y personal para eventos y banquetes.
"De ahora en adelante, no recibiremos indocumentados"
El Times reporta que esta práctica ha venido en aumento, coincidencialmente, desde que empezaron a revelarse casos de contrataciones irregulares en sus campos de golf y hoteles, por lo que la nueva estrategia ha sido cambiar de compañías para ir 'limpiando' esas irregularidades (haber contratado por años personas con green card y seguro social falsos).
Es el caso de Hernández, quien antes estaba contratado a través de la empresa Ryvor Golf, pero a principios de marzo le informaron a él y a seis de sus compañeros que había una "reorganización" de personal en el club de golf por la que pasarían a la nómina de Barnett Management y que por lo tanto tenían hasta el 22 del mes para proveer una prueba de su elegibilidad para trabajar en el país.
Solo uno de ellos pudo probar que tenía permiso de trabajo. Los demás aseguran que habían sido empleados por años con documentos y hasta identificaciones falsas. La ley de Florida no requiere que los empleadores usen E-, el sistema electrónico de verificación del estatus migratorio de empleados, pero algunas empresas lo usan voluntariamente como Barnett, que ahora maneja la mayoría de los empleados de mantenimiento del campo de golf Jupiter.
Otro de los afectados fue Roberto Carlos Méndez, de 29 años y originario de Guatemala, a quien en repetidas ocasiones le habían dicho que confiaban en él y en su trabajo y que por eso lo seguían contratando. Pero el día que llegó un representante de Barnett al club le advirtió que solo los inmigrantes legales podrían ser transferidos a la nueva nómina.
"Yo hablé personalmente con el hombre de Barnett. Me dijo que, desafortunadamente, no calificaba para permanecer en el club", dijo Méndez, quien trabajaba en Jupiter desde que cruzó la frontera sin papeles hace cuatro años.
Él no se quedó callado y cuestionó la situación durante varios minutos, preguntando a la nueva compañía de contratación por qué ahora sí era un problema su estatus legal. "Le dije 'no entiendo' y me respondió: 'de ahora en adelante, no recibiremos indocumentados'".
"Ellos sabían que los inmigrantes que trabajan ahí están aquí ilegalmente", reclamó por su parte Giovanni Velásquez, de 23 años y proveniente de Guatemala, quien dice que sabe que lo dejaron seguir trabajando tanto tiempo aunque no tuviera papeles porque lo necesitaban. "El conocimiento que yo tengo, el trabajo que yo hago, no puede ser fácilmente reemplazado. Ningún estadounidense quiere hacerlo".
Mientras Hernández y muchos otros inmigrantes buscan un nuevo empleo, algunos teniendo que empezar de cero en otros trabajos que nunca han realizado, todavía hay indocumentados que siguen yendo a trabajar a las propiedades del mandatario –mientras puedan– según los testimonios recogidos por el Times. Algunos de ellos que solo dieron sus primeros nombres para evitar ser identificados por temor a perder sus empleos, aseguran que desde hace años pintan casas o son contratados por días para hacer labores de mantenimiento en los campos de golf de Trump.
"Estoy batallando", dice Hernández, quien envía dinero para sostener a sus padres y hermanos en México. "Lo único que queremos todos es solo cuidar de nuestras familias".