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Desafiando la política de 'tolerancia cero' nueva caravana de migrantes sale de Honduras

Decenas de migrantes centroamericanos y de terceros países iniciaron el martes una nueva marcha hacia el norte de México con el propósito de pedir asilo en medio de amenazas que serán detenidos y regresados a sus países de origen.
10 Abr 2019 – 02:36 PM EDT
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En abierto desafío a la política migratoria de 'tolerancia cero' del gobierno de Donald Trump, un nuevo grupo de decenas de migrantes salió el lunes desde San Pedro Sula, Honduras, con destino a Estados Unidos en busca de asilo.

El grupo, integrado principalmente por mujeres y niños, argumenta que huyen de su país a causa de la violencia y la pobreza extrema, motivos que el gobierno de Washington desestima como causas válidas para lograr la protección por parte de las autoridades estadounidenses.

A finales de marzo la secretaria del Interior de México, Olga Sánchez Cordero, dijo que la nueva oleada sería la “madre de todas las caravanas” y que estaría integrada por al menos 20,000 personas.

La prensa local dijo que el grupo está integrado por “centenares” de hondureños que se congregaron durante el día para iniciar el largo viaje hacia el norte y que la principal causa para abandonar el país era la “falta de empleo” y el clima de “inseguridad”.

Fuentes diplomáticas, sin embargo, aseguraron a Univision Noticias que el grupo lo integran no más de 150 personas y que, además de hondureños, viajan inmigrantes de terceros países, entre ellos cubanos.

Hasta ahora las denominadas caravanas solo la integraban migrantes originarios del Triángulo Norte (El Salvador, Guatemala y Honduras) Y mexicanos que huyen por las mismas causas que los centroamericanos.

Las causas

Si bien las causas de la migración hacia el norte han sido identificadas, entre ellas la violencia, corrupción de los gobiernos, falta de trabajo y oportunidades, pandillas y el cambio climático y la sequía, entre otros, los gobiernos del área poco han avanzado en encontrar soluciones a corto plazo para detener las caravanas.

“Hasta ahora esta crisis se ha combatido desde sus efectos, tratando de contenerla con medidas represivas, muros y prisión, pero eso no resuelve el problema”, dice a Univision Noticias Félix Ulloa, vicepresidente electo de El Salvador vía telefónica. “Mientras sigan existiendo las condiciones de pobreza, con el agravante de la inseguridad y el crimen organizado, las comunidades no van a permitir que los jóvenes se queden en sus hogares de origen, sino que busquen condiciones de seguridad y luego de un trabajo estable”, agrega.

Ulloa, quien junto al presidente electo Nayib Bukele toman posesión el 1 de junio, dijo además que el problema de las oleadas de migrantes hacia Estados Unidos “no es exclusivo de nuestro país, afecta a toda la región”.

“En el Triángulo Norte hemos buscado la integración de políticas regionales con el nuevo gobierno de México del presidente López Obrador. Ya hicimos uno en diciembre, en la toma de posesión, para abordar de manera integral las causas que genera la migración al norte”.

“Desplazamiento interno”

Uno de los mayores problemas que enfrenta El Salvador es el “desplazamiento interno”, considerado una de las principales causas que genera la búsqueda de asilo en Estados Unidos.

“El problema de la migración forzada en nuestro país tiene el componente del desplazamiento interno”, indica Ulloa, un fenómeno que se ha agravado en la última década. Se trata de individuos que viven en zonas remotas que, debido a la pobreza y la violencia que se ha generalizado en sus países, emigra hacia ciudades intermedias y luego, al no conseguir respuestas, viaja a las capitales donde tampoco son recibidos y deciden huir hacia Estados unidos.

La visión de Ulloa es compartida por Cristosal, una organización que trabaja por el respeto a los derechos humanos y que asesora a víctimas de desplazamiento forzado por la violencia en El Salvador. “Los gobiernos en la región no están realizando esfuerzos suficientes para garantizar la seguridad de miles de personas que viven bajo el control de estructuras de crimen organizado en sus propias comunidades”, dice Celia Medrano, encargada de programas.

“Estas personas, en su mayoría jóvenes, se ven obligadas a huir de sus hogares para salvar su vida y su integridad, convirtiéndose en desplazados internos”, añade. “Al no recibir ayuda y protección de las autoridades, los desplazados internos por la violencia se convierten en migrantes forzados. Primero tuvieron que huir de sus propias casas y después se ven obligados a huir de sus países”.

Medrano indica además que “los países receptores de estas personas están en la obligación de respetar normas internacionales de protección humanitaria” y advierte que negar protección quienes huyen para salvar sus vidas, como en el caso de Estados Unidos bajo el gobierno de Trump, “es atentar contra la vida y la dignidad humana”.

Sin soluciones a la vista

Las preocupaciones de Cristosal van más allá de los enfoques respecto a la crisis. “Además de negar, hacer invisible o peor aún, abordar superficialmente el problema, los gobiernos de la región aseguran que no cuentan con fondos para apoyar a desplazados internos por violencia generalizada”, señala Medrano.

Y agrega que “fondos destinados para proteger integralmente a victimas de violencia que sean malversados para otros fines o afectados por practicas corruptas e impunidad de operadores públicos corruptos a todo nivel, es una grave violación a los derechos humanos que cuesta la vida de miles de personas”.

Cabe también destacar que a finales de marzo Trump ordenó al Departamento de Estado cortar la ayudaa El Salvador, Honduras y Guatemala, estimada en unos $500 millones.

El mandatario culpa a los gobiernos del Triángulo Norte -y también a México- por no hacer lo suficiente para frenar el éxodo de migrantes que vienen a Estados Unidos en busca de asilo.

Críticos de la decisión aseguran que podría poner en peligro los esfuerzos para aumentar la cooperación entre Washington y esos países para controlar los flujos migratorios hacia el norte.

Trump alega que la existencia de “estúpidas lagunas” en la frontera con la causa de la oleada migratoria que ha puesto en jaque la capacidad de respuesta de su gobierno para contenerla y culpa a los demócratas de favorecer una política de “fronteras abiertas”.

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