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Inmigración Infantil

“Algún día volveré por ustedes”: así se despidió de su familia en Guatemala Felipe, el niño fallecido en custodia de la Patrulla Fronteriza

Felipe Gómez Alonzo, de 8 años, estaba contento por migrar con su padre a Estados Unidos. Quería estudiar, que su papá le comprara una bicicleta y, cuando fuera mayor, ayudar a su familia. Pero el pequeño falleció una semana después de llegar al país bajo custodia del gobierno.
27 Dic 2018 – 09:43 PM EST
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Cuando Felipe Gomez Alonzo salió a principios de diciembre de su casa en la aldea de Yalambojoch, en el departamento guatemalteco de Huehuetenango, para poner rumbo a Estados Unidos junto con su padre estaba feliz: "Él muy contento se fue y él me dijo: ‘Hermana: me voy a ir pero si llego ahí, cuando yo sea grande voy a trabajar y a ganar dinero. Voy a estudiar ahí. Y, si Dios nos permite la vida, un día voy a volver por ustedes’", prometió el pequeño de 8 años al despedirse de su familia, según recuerda su hermana Catalina Gómez.

Pero Felipe se quedó a las puertas de cumplir su sueño en Estados Unidos de estudiar y comprarse una bicicleta, algo que siempre quiso, según su hermana. El pequeño falleció el 25 de diciembre en un hospital de Nuevo México casi una semana después de haber sido detenido junto con su padre Agustín Gómez en El Paso, Texas.

En su aldea natal, una pequeña comunidad de unos mil habitantes en las montañas del oeste de Guatemala, no se explican cómo eso pudo suceder: "No estaba enfermo en el camino y no estaba enfermo aquí", le dijo a la agencia Reuters la madre de Felipe, Catalina Alonzo Perez, quien dice que ella misma habló con el niño el día antes de que entrara a Estados Unidos.

Agustín, el papá de Felipe, de 47 años, tiene dos hermanos en Estados Unidos y creía que al migrar, él también podría saldar sus deudas pendientes en Guatemala, salir de la pobreza y darle un mejor futuro a su familia y educación a sus hijos.

Niños como 'visas' para evitar la deportación

El hombre quería hacer lo mismo que han hecho miles de guatemaltecos en el último año acompañados de sus hijos: cruzar México y llegar a Estados Unidos para entregarse a las autoridades migratorias. Según cuenta Catalina Gómez, una de las cinco hermanas de Felipe, habían oído por otros vecinos que migraron en los últimos meses que, al llegar con un menor, les facilitaría la entrada.


Según las leyes estadounidenses, las familias de países que no limitan con Estados Unidos no pueden ser deportadas de inmediato y existen restricciones sobre el tiempo que las autoridades estadounidenses pueden mantener detenidos a los niños migrantes. Por eso, las familias con niños a menudo son puestas en libertad para esperar una audiencia en la corte de inmigración, que puede ser programada en el futuro debido a la acumulación de procedimientos pendientes.

Marta Larra, una portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala, le dijo a la agencia Reuters que los traficantes de personas, conocidos como "coyotes", a menudo alientan a los migrantes a tomar niños como una forma de "visa".

Lucas Perez, el alcalde de Yalambojoch, reconoce que algunos coyotes solo están interesados en estafar a las personas, pero también que para muchos migrantes que quieren trabajar en Estados Unidos, llevar a un niño es la "única opción".

Según estima el alcalde, unas 200 personas de su aldea viven en Estados Unidos y la migración en la zona es "constante", ya que es vista como el único recurso para salir de la pobreza y ofrecer un futuro diferente a sus hijos.

"No tenemos nada con lo que vivir"

Esa exactamente era la idea de Agustín, el padre de Felipe, pero ahora está en un centro de detención a la espera de los resultados de la autopsia de su hijo.

“Mi padre está sufriendo por el niño. No sabemos que pasará. No tenemos nada con lo que vivir. No tenemos dinero", dice Catalina Gómez, al apuntar que para migrar a Estados Unidos su progenitor tuvo que endeudarse.

"La pérdida de un hijo es algo que golpea a cualquier persona y en el caso de don Agustín está muy lastimado", le dijo a Univision Noticias Óscar Adolfo Padilla, el cónsul de Guatemala en Phoenix.

Su oficina se está encontrando con dificultades para enviar el cuerpo del niño de regreso a Guatemala, pues las aerolíneas no realizan ese trámite en las fiestas de fin de año.

Pero el único deseo de la madre de Felipe es recuperar el cadáver de su hijo: "Estoy muy triste. Le pido a las autoridades de EEUU que ayuden a traer lo más pronto posible el cuerpo de mi hijo para verlo", afirmó en Chuj, una lengua maya. “Quiero que pronto traigan a mi hijo a casa, necesito verlo pronto y estoy muy triste porque ha fallecido”.

Felipe es el segundo niño guatemalteco que fallece este mes bajo custodia de la Patrulla Fronteriza. Tras su muerte y la de anunciaron que todos los niños pequeños recibirán un chequeo médico.

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