80,000 personas fallecieron en la temporada de la gripe 2017-2018: la peor en cuatro décadas

la mayor cantidad de muertes en al menos cuatro décadas-.
Así lo reveló el director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), Robert Redfield, en una entrevista con Associated Press donde explicó que la cepa predominante en la temporada 2017/2018, la h3n2, está asociada a mayores hospitalizaciones y muertes, especialmente entre ancianos y niños.
En años recientes, la tasa de mortalidad ha variado de 12,000 a 56,000 -mucho más baja que la reportada durante la temporada 2017/2018-. Desde el invierno de 1976 no se venían tantos decesos por esta causa.
Las autoridades sanitarias no tienen una forma infalible de medir la cantidad de muertes por gripe por año. Como es tan común, no todos los casos son reportados, ni tampoco se incluye la influenza en los certificados de muertes originadas a consecuencia de complicaciones de la gripe como lo pueden ser la neumonía y la sepsis. Por eso se usan modelos estadísticos que son revisados periódicamente. La cifra de 80,000 muertes es preliminar, pero Redfield aclaró que no esperan que disminuya.
La vacuna: el mejor escudo
Desde hace 14 años, las hubo 180 por la gripe, lo que no se veía desde la gripe porcina de 2009 cuando 358 niños perdieron la vida. Según los CDC, 80% de los niños fallecidos en el invierno pasado no habían sido vacunados.
Los CDC recomiendan que todas las personas mayores a 6 meses de edad reciban la vacuna contra la gripe antes de que termine el mes de octubre ya que esta tarda unas dos semanas en surtir su efecto completo.
Aunque no proteja 100% contra la gripe y su efectividad varíe cada año, la vacuna es la mejor forma de prevenir el contagio y aminora el riesgo de que haya complicaciones si se llega a contraer la influenza.
Los ancianos, embarazadas, personas con condiciones respiratorias y niños menores de 5 años tienen mayor riesgo de padecer complicaciones si llegan a contraer el virus.
Durante la temporada de la gripe pasada, 900,000 personas fueron hospitalizadas por la influenza, lo que también marca un récord histórico: representa el doble de la tasa de hospitalización en una temporada normal.
El año pasado no solo hubo una cepa particularmente agresiva, sino que también la temporada de la gripe fue más larga y apenas la mitad de la población estadounidense se puso la vacuna.
Muchas personas confunden la influenza con el resfriado común y eso las lleva a bajar la guardia, pero la historia demuestra lo peligroso que este virus puede llegar a ser.
Durante la gran pandemia de 1918, la influenza cobró 675,000 vidas en EEUU y aunque 80,000 ciertamente es una cifra menor, sigue siendo sumamente alta si se toma en cuenta que en el peor año de la epidemia del SIDA (1995) fallecieron aproximadamente 50,000 individuos.