A un mes del paso del huracán Ida, decenas de ataúdes continúan a la intemperie en Louisiana
El hace cerca de un mes. Y, aun así, varios ataúdes siguen a la intemperie y muestran la difícil tarea de identificar los restos, devolverlos a su sitio original y remover las memorias de los familiares.
El huracán Ida, que dejó 95 muertos durante su paso por Estados Unidos a finales de agosto e inicios de septiembre, dejó 33 fallecimientos en Louisiana.
“Una vez que entierras a un pariente, esperas que ese sea su lugar de descanso permanente”, afirmó a la agencia AP el reverendo Haywood Johnson Jr., que vive en la pequeña comunidad de Ironton, al sur de Nueva Orleans y a lo largo del río Mississippi. Las marejadas causadas por Ida destruyó casi todas las casas en la comunidad y sacó a las calles ataúdes y bóvedas, entre ellas una que contenía los restos de la madre de Johnson, así como otros de sus parientes.
“Algunas de esas tumbas pesan un par de toneladas. El agua simplemente vino y las movió como si fueran cajas de cartón”, dijo Johnson.
Louisiana, al sureste del país, es una región propensa a los huracanes, hace que el problema no sea nuevo, pero difícilmente se ha encontrado una solución.
Ryan Seidemann preside el Grupo de Trabajo de Respuesta al Cementerio del estado, que se formó después de que las inundaciones de 2016 en Baton Rouge provocaron problemas generalizados en los cementerios de la región. Los del grupo de trabajo comienzan por inspeccionar los cementerios tan pronto como pueden después de una tormenta para evaluar los daños.
En algunos casos, la marejada ciclónica o las inundaciones causadas por las fuertes lluvias pueden mover las bóvedas tan lejos que lleva tiempo averiguar en qué sitio fueron enterradas.
Los ataúdes, a menudo construidos con hormigón y bloques de cemento, pueden guardar bolsas de aire en su interior y así ser mucho más flotantes de lo que podría intuirse, explicó Seidemann.
“Flotan. Suelen ir a donde vaya el agua. Los hemos recuperado de los patios, de los diques, de debajo de las escaleras”, dijo. “Es difícil descubrir después cuál es el sitio donde descansan”.
“Abrir viejas heridas”
Y la recuperación es solo el primer paso. El equipo rastreador tiene que identificar los restos y, a menudo, trabaja con las familias para obtener ayuda de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés) para los costos del entierro. Incluso mientras están trabajando en la recuperación posterior a Ida, Seidemann dijo que el grupo de trabajo todavía está lidiando con los daños causados por los huracanes del año pasado que enviaron restos incluso a la costa.
Después de un huracán, buscar los restos es como “abrir viejas heridas” para las familias, comentó Seidemann: “Tienen que pasar nuevamente por todo el proceso de duelo”.
Edward Perrin, residente del área, tiene también parientes enterrados en un cementerio de Goose Bayou, así como en otros panteones cercanos a la región. Perrin, quien tiene 87 años, cuenta que había considerado pedir que lo enterraran en el cementerio de Goose Bayou, pero la situación lo ha hecho reconsiderar. “Toda esta situación del agua está causando problemas”, comentó.
¿Cómo identificarlos?
Las familias a veces amarran las tumbas o usan sacos de arena para mantenerlas en su lugar antes de una tormenta, subrayó Arbie Goings, miembro del grupo de trabajo, y quien trabajó como director de funerarias.
Cuando se desplazan, identificar los restos puede ser un desafío, especialmente en los casos de personas muertas hace mucho tiempo con menos formas, si las hay, de hacer coincidir cosas como registros dentales o ADN.
Algunos ataúdes tienen un pequeño tubo de plástico, llamado tubo de memoria, atornillado en su extremo donde una funeraria puede colocar información de identificación, dijo Goings. En algunos casos, han encontrado el nombre al pie del ataúd o bordado en un trozo de tela que cubre la parte inferior de la persona, comentó.
A menudo, los de la familia pueden proporcionar detalles de identificación clave. Recordó un caso en el que identificaron los restos de una mujer por las canicas que sus nietos pusieron en su ataúd en honor.