Los desafíos legales a los que se enfrentan estudiantes transexuales en escuelas públicas de algunos lugares de EEUU
Al Stone-Gebhardt trabajó duro en la escuela para poder graduarse en mayo. Gastó cientos de dólares en recuerdos para conmemorar su graduación, pero ha asumido que no participará en la ceremonia.
El joven de 17 años, que es transgénero, dijo que temía que su escuela secundaria, Tulsa Union, pudiera usar el nombre que le fue asignado al nacer, pero que ya no usa, en su diploma y durante la ceremonia, en lugar del nombre que ya cambió legalmente.
Ha tenido maestros que lo llaman por su nombre de nacimiento, a veces sin darse cuenta, y explica que la experiencia es traumática.
“Tener un nombre asignado al nacer inmediatamente te hace sentir menospreciado, débil e insignificante”, cuenta Stone-Gebhardt. “No quería estar en el salón de clases. No confiaba en el maestro”.
La agencia AP consultó con la escuela los temores de Stone-Gebhardt, así como las preocupaciones de su madre, quien sintió que la estaban engañando cuando trató de discutir el tema con los funcionarios de la institución educativa.
Un portavoz comentó que la escuela trabajará con sus padres para asegurarse de que se use su nombre correcto.
A medida de que cientos de proyectos de ley en todo el país atacan a casi todas las facetas de la existencia transgénero, desde la atención médica hasta el atletismo y el al baño, los menores trans y sus familias dicen que ciertas propuestas podrían eliminar uno de los últimos refugios seguros restantes para explorar sus identidades: las escuelas públicas K-12.
¿Qué dicen las propuestas de “derecho a saber de los padres” sobre las personas trans?
Varias propuestas de “derecho a saber de los padres”, que tienen como objetivo dar a las familias un mayor control sobre la educación de sus hijos, permitirían o exigirían formalmente que las escuelas nombrasen a los estudiantes trans o se los revelaran a sus padres sin su consentimiento.
Mientras que algunos padres y maestros argumentan que tienen derecho a saber, otros advierten que podría poner en peligro la salud mental y la seguridad física de los menores que no se ajustan al género y colocar a los educadores en la mira.
Más de 25 propuestas presentadas en 14 estados incluyen disposiciones que permiten a los maestros o compañeros de estudios no honrar el nombre y los pronombres que se alinean con la identidad de género de un estudiante.
Algunas de esas propuestas y otras medidas independientes, incluidas al menos dos a nivel federal, requerirían el permiso de los padres para usar diferentes nombres que los que les fueron asignados al nacer.
Al menos una decena también requeriría que las escuelas alerten a los padres sobre los cambios de identidad de género en la mayoría de las circunstancias, lo que, según los estudiantes trans como Stone-Gebhardt, les despojaría de su privacidad y autonomía.
El Departamento de Educación del Estado de Oklahoma propuso nuevas reglas este año, que requerirían notificar a los padres si un estudiante comienza a expresar preguntas sobre identidad de género.
En la legislatura de Carolina del Norte, donde los republicanos están a solo un escaño de la gran mayoría que necesitan para anular cualquier veto del gobernador demócrata, una propuesta similar fue aprobada por el Senado el mes pasado y ahora está en la Cámara.
Estas legislaciones reflejan las leyes promulgadas el año pasado en Florida y Alabama, y las recomendaciones legales en Virginia, que prohíben que las escuelas retengan información de identidad de género.
Los republicanos de Florida presentaron una legislación esta semana que ampliaría la ley que los críticos denominan “No digas gay” ( Don’t say gay) para prohibir que las escuelas se dirijan a los estudiantes con pronombres que no se alineen con el sexo que se les asignó al nacer.
Dakota del Norte aprobó y envió al gobernador un proyecto de ley similar el miércoles que prohíbe que las escuelas públicas y las agencias estatales se refieran a los estudiantes y empleados con pronombres que no reflejen el sexo que se les asignó al nacer. El gobernador republicano Doug Burgum no ha dicho si apoya la medida.
¿Qué dicen educadores de estas legislaciones contra la juventud trans?
Algunos funcionarios de educación apoyan la idea de notificar a los padres sobre los cambios de identidad. Las pautas educativas sobre la transición social, incluido cuándo involucrar a los padres, varían ampliamente entre estados y distritos escolares.
Tales propuestas darían la uniformidad que, según algunos educadores, falta actualmente.
“Como madre, absolutamente quisiera saber eso, y creo que la mayoría de los padres lo saben”, argumentó Ginger Tinney, directora ejecutiva de Professional Oklahoma Educators, una asociación no partidista que representa a educadores de todo el estado.
“Cuando se trata de cosas serias como esta, esto me dice que el niño está luchando con algunos problemas importantes y necesita que su mamá y su papá lo sepan”.
Pero otros, como Emilly Osterling, maestra de educación especial de secundaria en el condado de Wake, Carolina del Norte, dicen que los requisitos de presentación de informes obligan a los maestros a traicionar la confianza de sus alumnos o arriesgarse a perder su trabajo.
Si bien la colaboración con los padres es esencial para su trabajo como educadora especial, no puede ser a expensas de la seguridad de ningún estudiante ni de advertir a los maestros para que no establezcan vínculos con sus estudiantes.
“Los estudiantes ya no confiarían en los maestros”, subraya Osterling. “Estás poniendo a los educadores en una posición muy, muy mala. Es como llevar partes de nuestro trabajo a un nivel diferente. Un trabajo es tu fuente de ingresos, quiero decir, es tu sustento”.
Cuando el adolescente no binarie de la maestra Renee Sekel solicitó por primera vez un nombre diferente en su calcetín de Navidad, ella respondió “absolutamente no” en lo que ahora considera “una reacción equivocada”.
La experiencia de una madre de un estudiante
Seskel es madre de tres hijos y es activista local en Cary, Carolina del Norte y dice que le tomó unos seis meses aceptar el nuevo nombre de su descendiente.
Después de escuchar a la maestra llamarle por ese nombre [el que había elegido] en una reunión de padres y maestros, se dio cuenta de que ya estaba feliz en la escuela.
Con el tiempo, se sintió agradecida de que la escuela pública hubiera sido un lugar seguro y afirmativo para que su descendiente expresara su identidad antes de que fuera completamente tolerada en el hogar, y que pudiera contarle a la familia lo que le ocurría en sus propios términos.
“ Fracasé como madre al no darle la libertad y la seguridad que necesitaban en casa”, dijo Sekel. “Pero lo pudo encontrar en la escuela”.
Ahora, dice Sekel, vale la pena compartir sus propios errores para preservar ese espacio seguro para otros niños. Las propuestas con disposiciones de salida forzada podrían crear situaciones potencialmente mortales para aquellos con familias que no los apoyan, afirma.
“ No soy LGBTQ ni nada por el estilo, pero fui abusada cuando era niña, y la escuela era el lugar donde la gente no me insultaba ni me golpeaba. La escuela era un lugar seguro para mí”, añade.
“Obligar a los maestros a llamar a la casa de estudiantes y decirles a los padres lo que los menores les han dicho en confianza los va a lastimar a los niños”, explica.
El debate sobre el “Derecho a saber” de los padres
Los partidarios del proyecto de ley de Carolina del Norte han usado como justificación una excepción que permite que los padres accedan a los registros escolares si hay razones para creer que conduciría a abuso o negligencia.
Pero Osterling sostiene que los maestros no siempre pueden detectar signos de abuso y no pueden predecir cómo reaccionarán todos los padres. Sus preocupaciones son compartidas por varios psicólogos que han testificado en contra del proyecto de ley.
Sarah Warbelow, directora legal de Human Rights Campaign, asegura que los proyectos de ley que mencionan explícitamente el género no son los únicos que podrían revelar la identidad de un estudiante LGBTQ contra su voluntad.
El lenguaje amplio en las propuestas de derechos de los padres en estados como Idaho, que requeriría que los padres estén informados de cualquier cambio en la salud emocional o el bienestar de sus hijos, podría interpretarse para aplicarse a la orientación sexual o la identidad de género, recalcó.
Kris Huntting, padre de familia, consoló a su hijo adolescente, quien es trans, después de que la mayoría de sus maestros lo insultaron el primer día de clases, de acuerdo con una nueva política.
Huntting dijo que su hijo había pasado el día aterrorizado por otros amigos trans, que no han dicho su identidad a sus padres pues la desaprueban, por su reacción después de saber que la escuela deberá llamarles para pedirles su aprobación para llamarles por un nombre distinto al que se les asignó al nacer.
La escuela secundaria de Nampa revocó la política después de que Huntting expresó su preocupación. Pero a Huntting todavía le preocupa que el proyecto de ley, que fue aprobado por ambas cámaras y enviado la semana pasada al gobernador republicano, pueda interpretarse hasta convertirse en un estándar estatal.
“Su hijo es un ser humano completo”, dijo Huntting. “Si [el menor] quiere que [sus padres] sepan esto, se lo dirán. Pero usar el ‘Derecho a saber’ [...] se basa en la suposición de que ser trans es dañino y algo que debe corregirse”.