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    Por qué cada vez hay más tiroteos masivos en Estados Unidos

    En los últimos 10 años el número registrado de tiroteos masivos en Estados Unidos se ha duplicado ampliamente. ¿Por qué ocurre esto? La pregunta es más fácil que la respuesta, pero hay algunos elementos claros que los expertos aseguran que influyen de forma directa en el incremento de este tipo de incidentes en el país.
    Publicado 29 Ene 2023 – 01:06 PM EST | Actualizado 29 Ene 2023 – 03:49 PM EST
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    En apenas tres días en California ha habido al menos 19 muertos y decenas de heridos por varios tiroteos masivos que han causado un gran impacto en ese estado y en todo el país.

    La noche del pasado sábado un hombre disparó contra personas que bailaban en un estudio de danza de Monterey Park, cerca de Los Ángeles, una comunidad mayoritariamente asiática que se encontraba en plenas celebraciones por el Año Nuevo Lunar. 11 personas murieron y nueve resultaron heridas.

    Solo dos días después, el pasado lunes, otro hombre disparó contra los trabajadores de dos granjas agrícolas de Half Moon Bay, matando a siete personas.

    Y apenas pocas horas después y no muy lejos de allí, en una gasolinera de Oakland, otro atacante abrió fuego y mató a una persona e hirió a siete. No acaba ahí: este fin de semana volvió a haber uno nuevo, en este caso en un lujoso barrio de Los Ángeles que dejó al menos 3 muertos.

    Este tipo de incidentes de violencia armada son cada vez más frecuentes en Estados Unidos y en los últimos tres años las cifras registradas y verificadas muestran que se han duplicado ampliamente con respecto a hace menos de una década.

    La plataforma Gun Violence Archive recoge que en 2014 hubo 273 tiroteos masivos en EEUU. En 2020, en cambio, la cifra fue de 610, mucho más del doble. En 2021 se registraron 690, cifra récord hasta la fecha, y en 2022 fue similar, con 647.

    El actual año ha empezado dejando un récord infame: este enero ha sido el de más tiroteos masivos desde que se tienen registros, según Gun Violence Archive. El mes aún no acaba y ya han ocurrido unos 40 incidentes de este tipo. La cifra anterior hasta ahora se había registrado justo el año pasado, con 34. EEUU ha vivido más tiroteos masivos que días trasncurridos en enero.

    Qué es un tiroteo masivo

    Sin embargo, es importante esclarecer que la cifra de tiroteos masivos cambia según la definición que se haga de este tipo de incidentes de violencia armada.

    La plataforma Gun Violence Archive, cuyo monitoreo cita este artículo, entiende como tal a los incidentes que dejan un mínimo de cuatro víctimas baleadas, ya sea muertas o heridas, sin incluir al o los posibles atacantes. Otras definiciones más restrictivas definen como tiroteo masivo al evento en el que mueren cuatro o más personas.

    No hay una definición oficial al respecto, pero lamentablemente las cifras son altas en todos los casos.

    ¿A qué se debe este incremento? ¿Por qué se siguen repitiendo, -y aumentando- los tiroteos masivos en Estados Unidos? La pregunta es más fácil que la respuesta, pero expertos definen algunos aspectos clave en ese incremento, lo cual se evidencia, por ejemplo, en la comparación con otras naciones desarrolladas con sociedades más o menos similares.

    La primera y más clara razón para los tiroteos: las armas

    El número abrumador de armas que existen en el país, la tendencia al alza de comprarlas o el prácticamente libre que tiene a ellas cualquier persona es sin dudas la principal y más clara razón de que los tiroteos masivos se hayan convertido en un fenómeno prácticamente autóctono y distintivo de Estados Unidos.

    En EEUU hay más armas que habitantes. Contra una población de alrededor de 334 millones existen más de 393 millones de armas en el país, la gran mayoría sin registrar, según el monitoreo de Small Arms Survey, un proyecto de investigación independiente ubicado en Ginebra.

    Como no todo el mundo en Estados Unidos tiene un arma, se deduce entonces que muchas personas en el país poseen múltiples armas de fuego.

    Estados Unidos es, por amplio margen, el país con la población civil más armada del mundo. Los siguientes países de esa lista son naciones devastadas por largas guerras y conflictos internos, como Serbia o Yemen.

    De acuerdo con una encuesta del Pew Research Center de 2021 sobre los propietarios de armas, las pistolas son el tipo más común entre los estadounidenses. Alrededor del 39% de los hombres encuestados y el 22% de las mujeres dijo poseer un arma de fuego, un fenómeno ampliamente más usual en las zonas rurales que en las grandes ciudades. Las personas mayores de 50 años tenían la tasa más alta de posesión de armas que otros grupos etarios, con un 33% y un republicano tenía más del doble de probabilidades de poseer un arma que un demócrata.

    En 2020 las estadísticas de mortalidad de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC) revelaron que las armas de fuego fueron la principal causa de muerte entre niños y adolescentes en el país.

    La gran diferencia de Estados Unidos con respecto al resto del mundo, y específicamente a naciones desarrolladas con cánones sociales occidentales y un modo de vida similar es, entre otros factores, el prácticamente libre de todas las personas a las armas de fuego.

    Ejemplos de países como Alemania o Australia han demostrado que el control de armas ha influido directamente en la caída del núimero de homicidios por arma de fuego, incluidos los tiroteos masivos.

    ¿Hay restricciones para acceder a las armas en Estados Unidos?

    En EEUU se puede ir a una tienda y comprar todos los rifles de asalto que quieras mientras seas mayor de 18 y tengas dinero para pagarlos, además de algunos otros criterios menores.

    Aunque en unos más que en otros, en la mayoría de los países adquirir un arma no es fácil. En España, por ejemplo, no se puede poseer un arma de fuego sin una autorización o llicencia expedida por las autoridades. Hay que ser mayor de 18, aprobar un examen teórico y uno práctico, así como un test de aptitud psicotécnica.

    Tras otorgar las licencias pertinentes en muchos países se hacen luego pruebas de seguimiento para mantenerlas y/o renovarlas.

    En Estados Unidos, sin embargo, si bien hay estados, como California o Nueva York, que han tomado iniciativas propias para el control de armas, hay otros como Texas que hacen aún más fácil la posibilidad de tener y portar públicamente un arma de fuego.

    En EEUU, por ejemplo, no se rastrea quién compra armas de asalto. Si bien se realiza una verificación de antecedentes penales, no se lleva a cabo un seguimiento de la compra ni qué hace la persona luego con esas armas. Vender un arma a un delincuente convicto o sacarla del estado para venderla es un delito, pero las sanciones son laxas. Muchas personas compran armas de forma legal y luego las venden de manera ilegal, sobre todo en ciudades y estados con mayores restricciones.

    Tampoco funcionan a nivel nacional las llamadas leyes de bandera roja, que solo rigen en 19 estados más el distrito de Columbia, y cuya implementación no suele ser eficiente.


    Estas leyes, que varían según los estados, pueden impedir que una persona que ha realizado amenazas violentas o que se cree que podría estar pasando por algún tpo de crisis pueda comprar un arma por un período de tiempo determinado o le da potestad a un tribunal para retirárselas. Personas específicas, incluidos los agentes del orden público, pueden solicitar que se aplique esta restricción sobre la persona, algo que abalará el tribunal.

    Estas facilidades para acceder a las armas de fuego, y peor aún, a armas de asalto, ha hecho que no solo los tiroteos masivos estén en alza, sino en general todos los episodios de violencia armada, empezando por el suicidio, que se lleva el primero lugar en mortalidad, seguido de los homicidios.

    Tras la matanza en una escuela primaria de Uvalde, Texas, en mayo de 2022, que acabó con la vida de 19 niños y dos maestras, se firmó en julio la Ley Bipartidista de Comunidades más Seguras, la primera legislación federal significativa de control de armas aprobada por el Congreso desde 1994. Sin embargo, activistas y expertos aseguran que no es suficiente para remediar la epidemia de violencia armada que sufre el país.

    Datos federales muestran que las ventas de armas han aumentado en los últimos años, sobre todo durante la pandemia de coronavirus, según el Pew Research Center. En 2020 las ventas de armas alcanzaron un récord de 23 millones, un aumento del 65% con respecto al año anterior.

    Y es que en momentos de crisis, incertidumbre y crispación en EEUU suele predominar la idea de que tener un arma otorga seguridad.

    ¿Una cultura de las armas, un tema político?

    Las armas están profundamente arraigadas en la cultura estadounidense y en la vida social y política de la nación.

    La Segunda Enmienda de la Constitución de EEU otorga a sus ciudadanos el derecho a portar armas, uno de los más defendidos y esgrimidos, y aproximadamente un tercio de sus habitantes adultos aseguran que poseen alguna.

    A pesar de todos sus escándalos y problemas financieros, la Asociación Nacional del Rifle (NRA) sigue siendo el lobby de armas más poderoso e influyente de EEUU, que invierte un poderoso presupuesto en campañas contra el control de armas y en influenciar a los del Congreso.

    Tener un arma en EEUU se asocia más a ejercer una libertad individual, o en segundo lugar a una noción de seguridad, que a la violencia, como en otras partes del mundo.

    Son las diferentes masacres que ha sufrido el país las que reavivan el debate sobre el control de armas cada cierto tiempo, pero la defensa de la Segunda Enmienda suele limitar su alcance en el Congreso.

    La tenencia y el control de armas tiene un marcado carácter político y partidista que dificulta poder alcanzar acuerdos para establecer legislaciones. Pocos aspectos sobre este tema alcanzan un consenso entre ambos espectros, uno de ellos es la verificación de antecedentes y la restricción de venta a personas con enfermedades mentales. Sin embargo, incluso esto ha costado varias matanzas en el país hasta que fue includo en la reciente ley del pasado año.

    Según la encuesta de Pew Research Center de 2021, casi la mitad de los estadounidenses (el 49%) dijo que habría menos tiroteos masivos si fuera más difícil para las personas obtener armas legalmente; en cambio, el resto dijo que esto no cambiaría nada (el 42%) o que incluso provocaría más tiroteos (el 9%). Una mayoría rasa, el 53% cree que las leyes de armas deberían ser más estrictas de lo que son. Así lo entiende el 81% de los demócratas o independientes con tendencia a demócratas y solo el 20% de quienes se identificaron como republicanos o de tendencia republicana.

    Efecto contagio e imitadores de tiroteos

    Actualmente, el alcance de los medios de prensa y las redes sociales amplifican mucho más los detalles y efectos de los tiroteos masivos. Los perpetradores de las masacres ganan fama y se convierten en personajes conocidos, incluso a nivel internacional, lo cual alimenta ciertas patologías o problemas de personalidad en personas vulnerables y/o predispuestas a la violencia. Sus fotos aparecen en todos los medios.

    Según Mark DeAntonio, profesor de psiquiatría clínica especializado en adolescentes y niños en la universidad de UCLA, "si nadie hablara de ellos sería menos probable para una persona cometer este tipo de tiroteos por atención porque no tendrían ninguna".

    Un patrón que se repite entre los atacantes es que suelen ser hombres jóvenes, aislados, con problemas de autoestima, misóginos, expuestos a violencia doméstica o inmersos en teorías racistas y/o conspiranoicas con las que buscan reafirmar su identidad.

    "Son personas enfadadas que se sienten excluidas, aunque muchas personas se sienten así y no lo hacen. Hay algo muy perturbado en ellos, algo que todavía no sabemos qué es", dijo DeAntonio.

    Investigadores de violencia armada dijeron a ABC News que los estudios demuestran que la probabilidad de que tras un tiroteo masivo ocurra otro es alta, dado el efecto contagio. James Alan Fox, profesor de criminología de la Northeastern University, dijo a la cadena que un estudio de 2015 realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Arizona concluyó que cada tiroteo masivo tiende a aumentar la probabilidad de otro tiroteo masivo durante unos 13 días.

    Por otra parte, el exceso de atención que reciben los agresores también genera iración y ganas de imitar el patrón entre algunas personas con situaciones similares.

    Mientras el llamado 'efecto contagio' se produce en un tiempo corto y es una reacción más visceral e impulsiva; la imitación, o el 'copycat', es un proceso de meses o años, mucho más detallado, analizado, planificado.

    Masacres como la de Columbine o la de las mezquitas en Nueva Zelanda han despertado ambas tendencias. Expertos aseguran que los imitadores buscan insertar un elemento propio y que, si bien no todos los tiroteos masivos buscan imitar a otro agresor, muchos de los atacantes han estado obsesionados con los perpetradores de otras masacres.

    Una sociedad más estresada y que arrastra a la violencia

    Al asombroso número de armas en EEUU y la facilidad para acceder a ellas se suma el hecho de estar viviendo en una sociedad cada vez más volátil, polarizada y a la vez con mayores dificultades económicas o crisis profundas como la generada por la pandemia.

    Las redes sociales y la total globalización de la información a través de internet también han alterado las formas de relacionarse a la vez que impuesto falsos estándares de felicidad y éxito.

    La inestabilidad, la crisis climática, la amenaza nuclear, la radicalización y polarización, influyen también en dar a la sociedad en general un carácter más inestable y violento.

    Un análisis realizado por el Servicio Secreto de EEUU de más de un centener de tiroteos masivos demostró que la mayoría de los atacantes habían lidiado con problemas personales de este tipo, desde un divorcio, hasta problemas económicos, de salud, de empleo. El 10% se quitó la vida tras la masacre.

    El vínculo con la violencia doméstica

    Más de dos tercios de los tiroteos masivos son incidentes de violencia doméstica o son perpetrados por personas con un historial de violencia doméstica. En una muy amplia mayoría, los atacantes suelen ser hombres.

    Uno de los primeros trabajos de investigación revisados por pares que explora los vínculos entre la violencia doméstica y los tiroteos masivos revela también que cuando este tipo de incidentes está vinculado a la violencia doméstica las tasas de mortalidad suelen ser más altas.

    El estudio, publicado en Injury Epidemiology, asegura que solo una de cada seis personas sobrevive a un tiroteo masivo relacionado con violencia doméstica, en comparación con una de cada tres personas que sobreviven en tiroteos masivos no relacionados con la violencia doméstica.

    "Si bien esto podría deberse a varias razones, es posible que la intención detrás del perpetrador de un tiroteo masivo relacionado con violencia doméstica sea diferente a la de un atacante que aparentemente ataca a las víctimas indiscriminadamente en lugares públicos”, declaró Lisa Geller, autora principal del estudio.

    “La violencia armada tiene muchas formas, pero está claro que un historial de violencia interpersonal debe ser un factor decisivo para decidir si una persona debe o no continuar teniendo a un arma”, agregó Geller.

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