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Espionaje

China, asesinatos y problemas no vistos desde la 'Guerra Fría': lo que hay detrás de la detención de un exagente de la CIA

Estados Unidos ha visto cómo en los últimos años se desmantelaba su red de espionaje en el país asiático sin saber quién era el culpable. Tanto el FBI como la CIA pensaban que se trataba de hackeo hasta que apareció Jerry Chun Shing Lee.
18 Ene 2018 – 05:06 PM EST
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Lee (derecha) aparece en esta imagen en una subasta en Hong Kong. Aún se desconoce la magnitud de sus lazos con el espionaje chino. Crédito: Getty Images

Con la detención esta semana de Jerry Chun Shing Lee en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York, un exagente de la CIA acusado de espiar para China, se profundiza aún más la trama que rodea la aparente obsesión de la Agencia Central de Inteligencia por saber cómo y por qué la red de espionaje que le había costado años crear en China ha estado siendo desmantelada por el gobierno del país comunista con medidas que incluyen la ejecución de espías.

Lee, naturalizado estadounidense, llevaba al ser arrestado dos libretas con nombres auténticos y números de teléfono de empleados de la agencia en la que trabajó 13 años. Esa información "podría haber causado daños excepcionalmente graves a la seguridad nacional de Estados Unidos", según advirtió el Departamento de Justicia tras saberse del arresto.

Según el diario The New York Times, entre 2010 y 2012 fueron asesinadas o encarceladas hasta 20 fuentes de la CIA en China. Lee se convirtió para muchos agentes de inteligencia estadounidense en el principal sospechoso de proporcionar a Pekín la información necesaria para lograrlo. A pesar de ello, nunca se ha llegado a aclarar su posible implicación en los hechos y algunos culpan de lo ocurrido al trabajo del sofisticado equipo de hackers de la oficina de espionaje de China.

En lo que las autoridades estadounidenses no tienen ningún tipo de duda es en la gravedad del asunto. El consenso parece absoluto, según las fuentes consultadas por el citado diario neoyorquino: la brecha de seguridad que se había abierto en el corazón de los servicios de espionaje estadounidenses era una de las más graves en décadas.

De hecho, habría que remontarse a la época de la 'Guerra Fría' para encontrarse con un asunto de la misma envergadura. El número de activos perdidos en China rivaliza con los que se desaparecieron en la Unión Soviética y Rusia durante el caso de traición de los agentes de la CIA Aldrich Ames y del FBI Robert Hanssen, que proporcionaron información a Moscú durante años.

Desde la última semana de 2010 y hasta finales de 2012, agentes chinos mataron al menos a 12 fuentes de la CIA, según oficiales estadounidenses consultados por el Times. Incluso, algunos asesinatos se produjeron en circunstancias especialmente llamativas, como cuando dispararon a uno de ellos delante de colegas en el patio de un edificio gubernamental, lo que para muchos fue considerado un mensaje para todos aquellos que podrían estar trabajando para la CIA.

Otros muchos colaboradores del gobierno estadounidense acabaron en prisión. En total, la cifra de afectados que se maneja se encuentra entre los 18 y los 20. Un número lo suficientemente alto como para desentramar la red de espionaje en China que la CIA había tardado años en crear.

Este episodio ha puesto encima de la mesa la eficacia del gobierno chino para frenar el espionaje estadounidense y robar información clasificada, incluso años antes de que saliera a la luz en 2015 que Pekín había tenido a miles de documentos con información personal de trabajadores de la CIA.

Prioridad china

La agencia de espionaje estadounidense considera una de sus máximas prioridades sus operaciones en China. Pero los últimos hechos han demostrado que lograr sus objetivos en suelo asiático es muy complicado.

Crear una red de espionaje y de os en la zona ha resultado ser especialmente duro, igual que desarrollar actividades de contraespionaje contra los servicios secretos cada vez más sofisticados, no solo del gigante asiático, sino también de Rusia.

Sin embargo, con el arresto de Lee esta semana, todo indica que el engranaje de espionaje chino sigue funcionando a punto, lo que agrega más preocupaciones a la comunidad de inteligencia estadounidense, afectada especialmente por el grado de sofisticación que ha llevado a hackers de otros países tener a información sensible.

El caso de la intervención rusa en los comicios presidenciales de 2016 que terminó en sanciones contra Rusia es el más cercano. La posibilidad de que incluso haya existido colusión entre el gobierno de Vladimir Putin y la campaña presidencial republicana que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca, agrega más ramificaciones a un problema creciente para los organismos de seguridad estadounidenses.

Además de las operaciones develadas, las libretas de Lee confiscadas en el aeropuerto de Nueva York también recogían información relativa a operaciones de espionaje estadounidense abiertas, con detalles sobre puntos de encuentro o casas seguras para los agentes de la CIA.

Según publicó el diario The New York Times, Lee habría usado esa información para ayudar a Pekín a desarticular la red de informantes de la CIA en China. Lee residía en Hong Kong y comenzó a trabajar en la CIA en 1994, lo que le dio a innumerables documentos clasificados.

En agosto de 2012, el acusado y su familia abandonaron Hong Kong para retornar a Estados Unidos. Sin embargo, antes de mudarse definitivamente, los Lee se alojaron en hoteles de Hawaii y Virginia, donde agentes del FBI aprovecharon para investigar al exfuncionario.

Según el Times, Lee se convirtió en sospechoso para la inteligencia estadounidense después de que la CIA perdiese a varios de sus informantes de forma sistemática en China.

Aunque en un principio la CIA creía que estas pérdidas tenían su explicación en un ataque informático, el FBI llegó a la conclusión de que el origen de la operación de desmantelamiento del espionaje de EEUU en Pekín se debía a un doble agente, en este caso, Lee.

Este jueves, medios de prensa en EEUU confirmaron que el arrestado además tenía lazos con espías chinos. La nueva información sugiere que Lee tuvo repetidos os oficiales y no oficiales con el Ministerio de Seguridad de China, su principal agencia de inteligencia, muchos años antes de que el FBI comenzara a sospechar de que era un doble agente.

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