null: nullpx
Salud

¿Y si descansar también fuera un acto de salud mental?

Publicado 30 May 2025 – 05:49 PM EDT | Actualizado 30 May 2025 – 05:49 PM EDT
Comparte
Default image alt

Imagina que una mujer se queda en silencio. Apaga su computadora, deja el celular lejos, y simplemente respira. No está enferma. No está deprimida. Solo ha decidido detenerse.

Pero a su alrededor, todo el mundo empieza a inquietarse: "¿Estás bien?","¿No vas a hacer nada hoy?","¡Aprovecha el tiempo!"

Porque sí, vivimos en una cultura que glorifica el agotamiento y aunque mucha gente se queja de estar cansada, no sabe cómo parar sin sentirse culpable y sin perder el balance económico para poder vivir dignamente. Creemos que ser exitoso es estar muy ocupado. Si estamos un poco desocupados nos sentimos fracasados. Aprendimos que descansar es sinónimo de pereza, y no queremos ser tildados de perezosos. Somos una sociedad donde el ocio —esa pausa necesaria, fértil, sanadora— se ve como pérdida, flojera o fracaso. Una pérdida de tiempo, una pérdida de dinero.

El ocio no es pérdida de tiempo. Es una medicina olvidada.
El cuerpo humano no fue diseñado para estar en alerta constante. El estrés crónico enferma. Nos afecta por dentro y por fuera: en el cuerpo, en la mente, en las relaciones.
Y sin embargo, seguimos corriendo. Como hamsters dentro de la rueda. Corremos detrás de una felicidad que parece siempre más adelante. Corremos por miedo a no valer si no producimos. Corremos… hasta que nos enfermamos.
Pero el ocio no es huida. Es una forma de volver. Volver al cuerpo, al ahora, a lo que de verdad importa.
Es retornar a nuestros ritmos biológicos, naturales y humanos ritmos que nos hagan bien.El ocio nos permite el balance, el equilibrio entre el hacer y el no hacer. Es el balance que la naturaleza nos ha enseñado del día y la noche.

No todo ocio es igual: entre el ruido y la presencia
Cuando hablamos de ocio no hablamos de consumo vacío, de pasar horas frente a pantallas sin conexión real.
Hablamos del ocio que vincula, que sostiene, que nutre. El que se comparte con personas significativas. El que permite amar sin prisa, reír sin justificación, respirar sin culpa.
El que permite sacar tiempo para parternar o maternar en presencia El que nos permite sacar tiempo para hacer el amor con quienes amamos. El que nos permite disfrutar de un libro que hemos postergado. El que nos permite preparar nuestros alimentos y poder comer sin prisa.
Hay una gran diferencia entre divertimento anestésico y ocio reparador. Entre estar rodeados de presencias vacías y habitar vínculos que nos permiten descansar en el alma.
El ocio verdadero no nos distrae de la vida. Nos devuelve a ella.

¿Y qué pasa con la salud mental?
Descansar no solo previene el burnout. También reduce la ansiedad, mejora la calidad del sueño, fortalece el sistema inmune.
Pero sobre todo: nos permite volver a sentirnos humanos y no robots de producción. Nos devuelve el sentido de la vida, la conexión con nuestro Propósito de Vida.
En el ocio podemos llorar sin que nos apuren. Leer sin que nos pidan productividad. Caminar sin destino. Conversar sin cronómetro. Y eso, en un mundo tan acelerado, es un acto transformador

¿Qué podemos hacer como comunidad?
● Empezar por validarlo: descansar no es rendirse.
● Crear espacios para compartir tiempo sin apuro: arte, juego, conversación, siesta, caminata.
● Cuidar nuestra salud mental como cuidamos nuestra alimentación o nuestras finanzas.
● Y sobre todo: educar a nuestras hijas e hijos en la dignidad del tiempo libre.

Que no todo minuto se traduzca en resultado, que el goce también sea valorado.

Porque cuando el tiempo se vuelve humano…
La vida se vuelve habitable. Y en una comunidad más habitable, todos respiramos mejor.

Desarrollado por:
Alejandra Quintero Rendón, Psicoterapeuta y educadora sexual.
Instagram: @eldivanrojo
Página web: www.eldivanrojo.com

Comparte
RELACIONADOS:Salud