Habitantes de Nueva York están preocupados de la calidad del agua que consumen a raíz de Flint

El agua que sale por las llaves de los hogares en los cinco condados de Nueva York y en todo el estado es de excelente calidad lo comprueban los estudios oficiales y académicos. Sin embargo, algunos neoyorquinos tienen dudas y se aferran a costumbres traídas como hervir el agua u otras más modernas como usar jarras filtradoras. La reciente crisis en Flint, Michigan, por el hallazgo de plomo en el agua por la que entre 6,000 y 12,000 menores resultaron afectados, ha elevado las preocupaciones sobre el tema en la nación.
A raíz de los problemas con el agua en Flint, Michigan, la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard resaltó su propio estudio de 2014 que encontró que los niños expuestos a niveles elevados de plomo pueden experimentar una reducción del funcionamiento intelectual, del desempeño académico, de la capacidad de resolver problemas, desorden de atención, agresión e hiperactividad. Además los niños con elevados niveles de plomo en la sangre tienen más posibilidades de cometer crímenes, ser encarcelados, desempleados o dependientes de servicios del gobierno.
Y aunque ni en la ciudad ni en el estado de NY se ha detectado niveles preocupantes de plomo en el agua, la discusión es válida en tanto que se analiza la antigüedad de las tuberías principales que llevan el agua a las viviendas y las de las mismas edificaciones privadas y públicas.
El reporte de 2015, Suministro y calidad del agua en NYC, expedido por la Oficina de Protección Ambiental de la alcaldía (DEP), reconoce que “el agua es libre de plomo cuando sale de las reservas del norte del estado, pero puede absorber plomo de las soldaduras, rios y tuberías en algunos edificios y casas”.
Agrega que el programa anti corrosivo destinado a reducir la absorción de plomo dio como resultado que los niveles de plomo encontrados no excedían los niveles permitidos. “DEP no puede controlar la variedad de materiales usados en las tuberías”, pero recomienda “dejar correr el agua más de treinta segundos antes de usarla”.
El DEP ofrece un programa gratuito que permite a los residentes examinar sin costo la calidad del agua. Ha distribuido 100,000 estuches de análisis desde 1992. Se pueden solicitar en el 311 o en www.nyc.gov/apps/311.
La dominicana Zoila Rodríguez (45) dice conocer y confía en los reportes oficiales sobre la calidad del agua. “Yo a veces la hiervo porque vine con esa costumbre de Santo Domingo hace treinta años, pero si me olvida, la bebo sin problema”, dice la madre de cuatro. “Mis hijos son americanizados, ellos no hierven el agua, pero mi marido irlandés la compra en la bodega para él si yo olvidé hervir”.
Elena González, empleada istrativa del Hospital Woodhull en Brooklyn, dice que siempre ha confiado en la calidad del agua y sus padres puertorriqueños la beben directo del grifo. “Pero cuando vamos a otros estado como Florida no la tomamos porque nos sabe raro. Toca comprar”.
Según el reporte de la Oficina de Protección Ambiental, sus científicos recogen más de 47,000 muestras cada año de 19 reservas y tres lagos que ocupan 2,000 millas cuadradas. También las pruebas son tomadas de más de mil puntos en los cinco condados y analizadas más de 570,000 veces cada año.
Hablan los expertos
La investigadora mexicana Paulina Concha Larrauri, del Columbia Water Center, de la universidad del mismo nombre, explica que la comunidad latina con la que ha trabajado reconoce que en ocasiones compra agua embotellada porque le preocupa la antigüedad de las tuberías, pero sin pruebas de que haya algo malo con el líquido. “No existen sondeos escritos, solo comentarios que han hecho. Yo sí tomo agua directo de la llave, pero conozco a mucha gente que prefiere usar recipientes con filtros”.
Concha Larrauri complementa que ninguno de sus compañeros en el centro de investigaciones compra regularmente agua embotellada. “No puedo hablar por mis compañeros en cuanto a lo del plomo, pero a mí no me preocupa su existencia en el agua que tomo en NY”, concluye.
Danny Galeotafiore istra una pizzería en East Williamsburg, Brooklyn, ubicada en el primer piso de un edificio propiedad de su familia donde también reside. “Yo confío en un 90% en el agua de NY. Estos edificios tienen más de cien años. Tú no sabes la calidad de las tuberías, por eso es mejor usar la jarra filtradora. Además a veces me preocupa que le agregan mucho cloro y químicos”, dice el joven que en la universidad tomó cursos en ciencia ambiental.
Hay un mundo por descubrir debajo de la tierra y detrás de las paredes en Nueva York.
En datos
En las plantas de desinfección en el condado de Westchester se desinfectan 2.400 millones de galones de agua por día.
El agua del estado es desinfectada con clorina para matar los gérmenes y evitar que las bacterias se reproduzcan en las tuberías. Luego el agua es expuesta a la luz ultravioleta que también la protege de microorganismos.
El DEP ha trabajado en mejorar y reemplazar muchos de los conductos de agua. En 2015 construyó más de 30 millas a un costo de $116 millones. Estos proyectos incluyeron 1.2 millas en Manhattan y 2.6 en Queens.
Línea telefónica informativa: Safe Drinking Water Hotline (1-800-426-4791) o www.epa.gov/safewater/lead