¿Es realmente la ciudad de Middletown, Ohio, como la pinta JD Vance en su libro ‘Hillbilly Elegy’?
Tras el nombramiento del senador de Ohio JD Vance como compañero de fórmula de Donald Trump, los comentaristas están desempolvando las memorias de Vance de 2016, ‘Hillbilly Elegy’, para explicar el momento político de Estados Unidos.
Hace ocho años, Vance era un 'anti-Trump' que comparaba el trumpismo con la "heroína cultural" en un artículo de opinión para The Atlantic.
El libro de Vance sobre su infancia en una ciudad en dificultades del suroeste de Ohio se convirtió en un manual de referencia para explicar el giro trumpiano de la política estadounidense.
Un crítico incluso comparó a Vance con Ta-Nehisi Coates, excorresponsal nacional de The Atlantic. Dijo que Vance revelaba a la población estadounidense blanca y obrera al resto del país, del mismo modo que los escritos de Coates explicaban la vida de los afroestadounidenses a los lectores blancos.
Hoy, con Vance en la candidatura presidencial republicana, la atención nacional vuelve a centrarse en Middletown, Ohio.
Su ciudad natal, al norte de Cincinnati, corre el riesgo de convertirse en un símbolo abstracto de la América del Rust Belt, una región geográfica de Estados Unidos que durante mucho tiempo fue el corazón manufacturero, siderúrgico y productor de carbón del país, pero que sufrió un dramático declive industrial que se tradujo en desempleo generalizado, aumento de la pobreza, decadencia y pérdida de población.
Irónicamente, es fácil perder de vista el rico y distintivo patrimonio de la ciudad, del que las memorias de Vance extrajeron su potencia.
Como estudioso de la religión y la inmigración nacido en Gran Bretaña me topé con el estudio de los Apalaches. Hace veinte años, no podría haber adivinado la diferencia entre un banjo y una mandolina, y me costaría nombrar una sola canción de ‘bluegrass’. Representaciones dudosas como la película de terror Deliverance formaron mi primera impresión del folclore de los Apalaches.
Antes de mudarme al suroeste de Ohio desde Escocia, no podía haber imaginado enseñar historia, literatura y geografía de los Apalaches en aulas con nietos de mineros del carbón del este de Kentucky.
Pero mis alumnos de los campus regionales de la Universidad de Miami me enseñaron tanto como yo a ellos, especialmente en Middletown, donde en 2018 leí ‘Hillbilly Elegy’ con mi clase de ‘Introducción a los Apalaches’.
La migración que cambió toda una región
En sentido estricto, el suroeste de Ohio no forma parte de los Apalaches. El sureste del estado, colindante con West Virginia, se considera parte de las colinas de esta región montañosa. En cambio, el suroeste, limítrofe con Kentucky, es netamente del Medio Oeste, pero está fuertemente impregnado de la herencia de los Apalaches.
Al igual que en los Apalaches, los paisajes variados y la migración masiva han dado forma a este rincón del estado. A mediados del siglo XX, la agitación económica, sobre todo la mecanización de la minería del carbón, empujó a los abuelos de Vance y a muchos miles de compatriotas de los Apalaches a buscar nuevas perspectivas en el Medio Oeste, especialmente en Ohio.
Esta emigración trajo consigo los sonidos de la música de montaña y ‘gospel’, la ferviente fe de las iglesias baptistas y pentecostales, y extensas redes familiares que se extendían por generaciones.
A pesar de los valores tradicionales de los emigrantes apalaches, Vance creció en un mundo en el que el peyorativo "hillbilly" (campesino en español) conservaba el aguijón de los prejuicios, y en el que la desindustrialización alimentaba ciclos de desempleo y desesperación, además de patrones familiares en muchas zonas de Estados Unidos que se sienten rezagadas por el cambio económico.
"Nuestros hogares son un caos", escribió Vance en ‘Hillbilly Elegy’. "Gritamos y nos gritamos como si fuéramos espectadores de un partido de fútbol". Sin embargo, los lazos familiares, especialmente con los Apalaches (en el caso de Vance, con la ciudad natal de sus abuelos, Jackson, Kentucky) fueron uno de los pocos hilos de estabilidad perdurables.
"Mis abuelos se desarraigaron del auténtico Kentucky y se trasladaron a Middletucky en busca de una vida mejor", escribió Vance, en referencia al sarcástico apodo de Middletown, "y en cierto modo la encontraron". Pero mantuvieron los lazos al otro lado del río Ohio y los recuerdos más entrañables de la infancia de Vance eran las visitas veraniegas a la familia en Kentucky.
Por el contrario, la violencia doméstica y la adicción a la heroína de su madre ensombrecieron su vida hogareña en Middletown. Como muchos niños de este entorno, Vance fue criado por sus abuelos, 'Mamaw' y 'Papaw', a quienes atribuye el amor duro que le encaminó hacia el éxito en el Cuerpo de Marines y en la Facultad de Derecho de Yale.
Esto es lo que piensan algunos lectores del libro de Vance
Muchos lectores de los Apalaches se opusieron a ‘Hillbilly Elegy’, alegando que Vance denigraba su cultura con sombrías descripciones del abuso de opiáceos, la disfunción familiar y la decadencia social.
Y lo que es igual de importante, muchos criticaron su análisis de los males de la región. Vance describió una cultura de "indefensión aprendida", en la que las personas de su entorno habían perdido la autosuficiencia gracias a la dependencia de la asistencia social y al declive moral.
Los retos de la región "no los crearon los gobiernos, ni las empresas, ni nadie", escribió. "Los creamos nosotros, y solo nosotros podemos solucionarlos".
Los críticos argumentaron que este mensaje desviaba la valiosa atención de la importancia de factores más amplios como la inversión económica y la educación, aunque Vance había escrito que el libro no trataba de políticas, sino de mostrar "lo que ocurre en la vida de la gente real cuando la economía va mal".
Muchos de mis alumnos se opusieron a su libro precisamente por estos motivos, pero su amplia gama de respuestas reveló la compleja naturaleza de la región.
Lamentablemente, la descripción de la adicción, las penurias y la lucha resonó en muchos estudiantes. Pero no todos se identificaban con el origen apalache de Vance, y entre los que sí lo hacían, no todos se habían enfrentado a esas luchas.
El puñado de estudiantes chinos de la clase comentó que China también tiene sus Apalaches: provincias montañosas formadas por la minería del carbón. Más cerca de casa, los estudiantes que se identificaban con orgullo como apalaches discrepaban sobre la representación de Vance. A algunos les pareció condescendiente, a otros inquebrantable.
Otros rechazaron la etiqueta de 'apalache', pero se identificaron con la herencia de Vance, señalando que ellos también viajaban "a casa" para asistir a reuniones familiares en Kentucky.
Una ciudad con posibilidades
Como muchas ciudades del Rust Belt, la ciudad natal de Vance sigue luchando. La desindustrialización ha pasado factura, sobre todo con el declive de la principal empresa de Middletown, Armco Steel.
El ingreso medio de los hogares está unos 25,000 dólares por debajo de la cifra nacional. El boletín de calificaciones estatal calcula que solo 1 de cada 5 graduados de secundaria en Middletown está preparado para el mundo laboral, la universidad o el ejército.
Sin embargo, los signos de progreso desmienten las sombrías descripciones de ‘Hillbilly Elegy’. El renacimiento empresarial choca con el estancamiento del Rust Belt en el colorido centro de la ciudad.
La industria pesada, inmortalizada en 1972 por el cantautor de Kentucky Tom T. Hall con su canción ‘The Rolling Mills of Middletown’, ya no impulsa la economía con la fuerza de antaño.
Sin embargo, hay indicios de crecimiento y cambio. Un estudio realizado en 2022 por la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos estimó que las industrias creativas de Ohio aportaron ese año casi 25,000 millones de dólares al estado, y los frutos son evidentes en Middletown.
La Ópera Sorg, fundada en 1891 por un millonario local, reabrió en 2017 como destino de prestigio de la ciudad para las artes escénicas. Y en la cercana Wilmington, el Industrial Strength Bluegrass Festival, fundado por el músico de bluegrass Joe Mullins, oriundo de Middletown, acoge actuaciones de fama nacional y audiencias de miles de personas, atraídas por el rico patrimonio artístico de la región.
Lejos de los focos de la política nacional, el suroeste de Ohio sigue construyendo su futuro, y tal vez reivindique con orgullo su injustamente denostada herencia apalache.
*Matthew Smith es profesor asistente de Historia en la Universidad de Miami.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Si usted desea leer la version en inglés puede hacerlo en el siguiente link.
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